Solo falta la confirmación en el Boletín Oficial para que Federico Sturzenegger sea parte del Ejecutivo: ya lo confirmaron tanto Javier Milei como el flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Para el economista será su tercer intento por la administración nacional y espera que sea la vencida: las frustradas gestiones del 2001 (con Megacanje incluido) y su paso por el BCRA en tiempos de Macri.
El presidente Javier Milei no esperó al desenlace de la Ley Bases en el Congreso para remover de su cargo al jefe de Gabinete Nicolás Posse y otro rumor ya está confirmado: «Federico Sturzenegger va a integrar el Gabinete nacional como ministro», sostuvo el flamante jefe de ministros, Guillermo Francos. ¿En qué rol? Francos dijo que aún no está definido el nombre, pero que será «en un área que tenga que ver con la desregulación económica». En ese aspecto, se espera que el economista se quede con la Secretaría de Empresas y Sociedades del Estado, actualmente en manos de Mauricio González Botto, hombre del renunciado Posse.
El 20 de diciembre, cuando Milei anunció por cadena nacional del DNU 70/2023 de desregulación de la economía Sturzenegger estaba a su lado, dejando en claro de quién era la autoría del decreto cuestionado por inconstitucional, paralizado judicialmente y con rechazo de la Cámara alta, a la espera de que lo trate Diputados. Sin embargo, Sturzenegger sigue alto en la calificación de la Casa Rosada para «la segunda etapa del gobierno», mientras que otros dos hombres que estaban en esa foto ya están fuera de juego: Posse y, mucho antes, el ex ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro.
Primero Ferraro y, tras la disolución de ese ministerio, Posse fueron los encargados de llevar adelante el «saneamiento» para preparar el camino de la privatización que habilitó el DNU y que selló la Ley Ómnibus (o Bases para el oficialismo), escritas por Sturzenegger. Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino, Aysa, Corredores Viales, Administración General de Puertos (ADP), Télam y Arsat; son empresas estatales que quedaron bajo la órbita de Posse y que designó al mando de Botto, un ex gerente de Banco Itaú que renunció para saltar a la administración pública.
Desde la publicación del DNU y tras el primer tratamiento de la Ley Ómnibus, la lista de empresas estatales a privatizar se redujeron fuertemente. La primera lista contenía el afán de barrer con 41 empresas estatales, que incluía a todas las que quedarían en los próximos días bajo el mando de Sturzenegger.
El rechazo en la Cámara baja de aquella primera versión de la norma, con más de 600 artículos, abrió una renegociación con la oposición amigable (PRO, UCR, Hacemos Coalición Federal) y una media sanción en Diputados con una lista de 9 empresas. Cuatro con la categoría de «privatización total»: Aerolíneas Argentinas, Enarsa, Radio y Televisión Argentina e Intercargo. Y otras cinco como posibles a ser concesionadas: Aysa, Correo Argentino, Belgrano Cargas, Corredores Viales y Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse).
Aún resta ver si la norma saldrá así del Senado, donde se habla de que Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino podrían salir de la lista en la que están. Otras empresas como Télam, la Administración General de Puertos (AGP) y Arsat fueron quitadas de la lista, pero sin precisar cuál será su destino. En el caso de AGP, a fin de año, deberá publicarse la nueva licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay.
En tanto, Sturzenegger no podrá desarrollar sus planes de desregulación en Enarsa, Belgrano Cargos o Sofse –que tiene bajo control la líneas ferroviarias metropolitanas como el San Martín–, que están bajo el mando del Ministerio de Economía, de Luis Caputo; un ex compañero de Gabinete en los años de gestión de Mauricio Macri con el que no mantiene buenas relaciones.
«No tengo el nombre lo vamos a conversar con el presidente, la función va a ser la desregulación. Es importante que alguien que mire la desregulación de manera global», celebró Francos por la inminente llegada de Sturzenegger, cuya tarea detrás de escena en el gobierno de La Libertad Avanza calificó de «titánica» y valoró sus propuestas para el DNU y la Ley Bases; que ya venía trabajando en el equipo de campaña de Patricia Bullrich.
Plan achique
Por el momento, sin saber cómo finalizará «el primer hito» del capítulo Ley Bases en el Congreso, Milei ya decidió sumar a Sturzenegger para una segunda etapa de su gobierno, que arranca con otros tropiezos como la fracasada firma del Pacto de Mayo. De fracasar el tratamiento de la norma o su capítulo privatizador, Sturzenegger tendría al mando la continuidad de los planes achique que se están aplicando en las empresas del estado a través de los interventores nombrados por el gobierno.
Entres esas tareas, Aysa redujo su personal en 800 empleados, 600 por retiro voluntario y 200 con cesantías, sobre un total de 7.400; Aerolíneas Argentinas comenzó a restructuras su plan de negocios y eliminar rutas aéreas, además de busca reducir el personal en tierra a través de retiros voluntarios. Hasta el momento, 200 personas sobre 8000 optaron por irse de la aerolínea de bandera.
En el Correo Argentino se redujo el personal en un 20 por ciento, con a través 2.000 retiros voluntarios y 1.100 contratos no renovados. Con casos como el de Javier Alejandro Villoldo, el único trabajador del Correo en Corcovado, Chubut, una localidad que quedó desconectada. Situaciones similares se viven en empresas como Télam, donde sus 700 trabajadores permanecen bajo dispensa desde el anuncio del cierre a inicios de marzo, con un plan de retiro voluntarios abierto.
El desembarco de Sturzenegger será junto a su equipo que integra otro ex funcionario de la gestión Macri. El economista Lucas Llach, quien fue su número dos en el Banco Central; inmortalizados por sus famosas metas de inflación con tipo de cambio flotante, que proyectaron para el año 2018 con un «10% (+ – 2%)». Hacia diciembre de 2017, la meta inflacionaria se había corregido a 15% y 2018 finalizó con una suba de precios del 47,6%, para entonces la cifra más alta en 27 años.