Diario Atenea dialogó con Leticia Lattini, abogada de la familia de Johana Galdeano, quien manifiesta unas conductas y actitudes gravísimas por parte de Solalinde y del entorno de éste, que evidencian la violencia sistemática, el trato despectivo, discriminatorio y de opresión en el que vivió sometida Johana. Los testimonios surgieron de la ronda de indagatoria, mientras Solalinde fue trasladado a prisión preventivamente.

Latini, sostuvo que presentará una nota al jefe de Policía, comisario general Darío Neira, para que se investigue el hecho, donde un policía del Drim estacionó su auto sobre la escena del crimen, -policía que estuvo pasado a disponibilidad y luego terminó siendo jefe de una división- y que es quien declaró que Johana era violenta.

También advirtió que analiza la posibilidad de recusar a la jueza de la causa Mirtha Ucelay, quien “fuera de toda perspectiva de Género, manifestó que Johana era violenta”, además de otros actos entre los que advierte ‘amiguismo’ entre el abogado Estrada, -representante legal del femicida- y la jueza.

Escuchar el relato de Latini, causa estupor al momento de dimensionar la magnitud de la violencia sistemática que enfrentó Johana y que evidencia la imposibilidad que pudo haber analizado en el acto de efectivizar la denuncia.

El secretario general de la UOCRA y parte de su entorno tenían cercada a Johana, con amenazas explícitas e implícitas sobre su vida y en todas sus acciones. Quienes la controlaban eran amigos de Solalinde. Ella sabía que Solalinde poseía armas y le constaba de la peor manera, ya que había sido amenazada con esas armas y gatillada en su cabeza.

Johana era fotografiada y filmada hasta cuando iba al gimnasio. Era seguida por drones utilizados para fotografiarla y ése material le era enviado a su propio celular, para que no le quedara duda sobre el control sistemático ejercido desde la vigilancia, la amenaza constante, el sometimiento, la violencia deliberada y organizada.

La joven mujer, sufrió todos los tipos de violencia: física, psicológica, sexual, económica y simbólica.

Dentro de las conocidas como modalidades de violencia, padeció violencia doméstica.

Todas las violencias afectan de manera psicológica, lo que es grave. La forma más grave de violencia es el femicidio, la manifestación más extrema de violencia, la que también sufrió Johana, pero no concluyó acá, aun habiendo terminado con su vida, no fue suficiente toda la violencia ejecutada sobre ella, habían nuevas manifestaciones de violencia pensadas para después de su muerte; la que iba a ‘corroer la sororidad, la justicia y la indignación social’.

Y volvió a ser víctima, esta vez de violencia simbólica y mediática en el intento de mostrarla como una mujer violenta, cuestión también arbitrada por su victimario Solalinde, ideólogo y protagonista de las filmaciones que intentaban exponerla o convertirla en una persona violenta.

Este fallido intento de mostrar al asesino como víctima de la víctima para victimizarse es otra crónica anunciada de quien no tiene más argumento y posibilidad que asumir, que el hecho de ser un femicida.

Cabe advertir, que si Johana, hubiese recurrido a la violencia para reducir a Solalinde, -cuestión muy difícil por las grandes diferencias de altura, peso, fuerzas, entre otras- aún en esa situación hipotética, Johana hubiese actuado en su propia defensa, tras la afectación de la historia de vida que se está conociendo.

Asistimos a filmaciones que sí demuestran situaciones premeditadas pero que no pudieron lograr mostrar a una Johana violenta.

Y sí en cambio, queda en evidencia, la necesidad de la urgencia de poseer material probatorio que muestre a la víctima como victimaria y peligrosa.

Es clara la premeditación, la manipulación de situaciones que ahondaban en la búsqueda de reacciones, por el contrario se visualiza la existencia de una persona violentada y filmada en un acto especulativo que buscaba justificar lo que Solalinde, sabía que iba a suceder.

Latini, sostiene que: “estamos ante un suceso y una persona que ya venía generando violencia a nivel social porque era de público conocimiento que Solalinde, era una persona que siempre generaba disturbios en la sociedad, no era como pedir permiso, era si te gusta lo que digo bien y si no también.

Ya vemos en el informe de la ANMaC que tenía 5 armas registradas sólo para tenencia, no para portación”.

El día de los hechos: la palabra de la abogada Leticia Latini

“Esta persona se va de la casa de Johana hace aproximadamente tres meses y vuelve a ingresar a la casa con Covid positivo, es tan siniestro que ni siquiera pensó en el hijo. Se le metió a la casa de prepo, con fiebre, con todos los síntomas, nunca se hizo el hisopado, puso en riesgo a toda su familia.

Los primeros días de abril, ya se habían separado con Johana, se había retirado de la vivienda, habían muchos conflictos con ella porque ya no la podía dominar”.

Cuenta Latini, que a raíz del nacimiento del nene, ella notó un cambio en él, lo que hizo que empezara a proteger a su hijo. No le gustaba que sucedieran determinadas cosas en su casa, Johana quería que se terminaran las violencias y empezó a rechazar a Solalinde, desde todo punto de vista.

Johana fue víctima de violencia sistemática. Los testigos pudieron acreditar que fue violada a los ocho meses y medio de embarazo, primero fue víctima de golpes y luego de abuso sexual por parte de Juan Carlos Solalinde.

Johana padeció que en su embarazo a los ocho meses y medio, este sujeto le pusiera el arma en la cabeza, más de una vez.

“Después del nacimiento de su hijo, la cabeza de Johana cambió porque no quería que su hijo, fuese como el progenitor o presenciara determinadas situaciones. Las peleas entre ellos eran ásperas.

Solalinde, se dió cuenta que no la podia dominar y comenzó a poner GPS y micrófonos en el auto, a controlarla con un dron, con lo que le saca fotos en todas partes y se las envía a su celular. Advertencia de que la está vigilando.

La empezó a filmar, como vimos el video del cuchillo, donde ella desesperadamente le pide que se vaya, y él la filma pero nunca se va del lugar. Una persona cuando tiene miedo agarra cualquier cosa para defenderse. Cualquier especialista puede decir que ese chuchillo lo agarró ante una situación de miedo extremo.

Está todo muy armado en base a los videos y en ninguno se ve que Johana haya ejercido violencia hacia él.

Los testigos fueron muy claros al decir que ella sufrió violencia sistemática.

Él tenía permiso de tenencia de armas, no de portación, por eso cuando le dispara en la puerta del galpón, traslada el cuerpo hacia adentro; porque justamente estaba todo premeditado.

Al propiciarle los cinco disparos con esa arma que sí estaba registrada, en la puerta del galpón, incurría en otro delito que de hecho está calificado por el uso ilegal de esa arma de fuego, ya que esa arma estaba registrada para tenencia de uso civil y no para portarción, como hizo cuando gatilló los cincos disparos.

Él la hace ir al galpón; primero tienen una discusión telefónica, y habiendo ido anteriormente a verla a su casa, se retira. Sigue la discusión por teléfono.

Johana, le dice a su madre que la espere, que ya viene, que va a hablar con él, que él quiere hablar con ella pero no alcanzó a ingresar al galpón y él le disparó 5 veces, con un arma calibre 345 Mágnum, (considerada arma de guerra); el hecho ocurrió en la vereda.

Johana, lamentablemente muere por un shock hipovolémico, que le ocasiona la bala que ingresó por el pecho y otra que estaba cerca que entró por la caja torácica. El último disparo se lo ocasiona en la cara y fue a treinta centímetros de distancia.

La autopsia es clara. Lo que dice criminalística respecto de la prueba recabada es clara. La pericia de la médica forense es clara. Todas las balas impactaron en el cuerpo de Johana. No hay ninguna bala perdida. No hay una bala que la haya querido asustar. Hay signos de defensas por parte de ella en el cuerpo.

Lo análisis toxicológicos, que pidió el abogado de la defensa del imputado dieron negativos.

Solalinde, no se quiso someter a una pericia psiquiátrica y la carátula es la que corresponde. Es homicidio doblemente calificado por el vínculo y por femicidio, por ende se van a seguir ofreciendo pruebas porque el maltrato era público, no lo hacía a puertas cerradas.

Ella iba al gimnasio y tenía a un amigo de Solalinde vigilándola. La mayoría de los amigos de este sujeto eran policías. Un policía declaró y dijo ser muy amigo de Solalinde que tiene una llamada al momento del hecho que justamente la llamada no se encuentra guardada en el teléfono, es una llamada perdida porque él tenía el teléfono apagado, teóricamente.

“Un policía, amigo de Solalinde, de la División Rápida de Intervención Motorizada, (Drim), ensució la escena del crimen porque estacionó su auto justo en el lugar donde Solalinde le disparó a Johana”. Se pregunta la abogada: “¿qué siendo policía no sabía cómo debía actuar? y este mismo policía es quien declaró que Johana era la violenta, que lo tenía cansado, que trataba mal a todo el mundo”.

Sin embargo, todos los testigos, incluidos ex parejas y demás, dijeron que Johana era muy tranquila; no maltrataba a nadie, que era por demás tranquila, que siempre trataba de apaciguar las aguas. Obviamente, que le contaba algunas cuestiones a sus íntimos porque habían cosas que no se podían esconder, como por ejemplo: los moretones.

Ellos quisieron armar la teoría de que Johana fue al galpón con un cuchillo; sin embargo, ese cuchillo pertenecía a la ex mujer de Solalinde, porque de los 6 que tenía, le faltaba uno; es el que le habían puesto en la mano a Johana.

También, quisieron hacer creer que porque Johana hizo un año de voluntariado en el servicio militar, tenía conocimiento y extrema habilidad en el uso de armas. Y estamos hablando de una persona que en su momento fue empleado de la construcción, ellos tienen una fuerza física 4 0 5 veces superior a la que puede llegar a tener hasta un hombre normal, porque sacan mucha fuerza con el uso de la masa o haciendo fuerza, que si hubiese sido por eso, -es decir defenderse del cuchillo- le agarraba la mano a Johana y le quitaba el supuesto cuchillo”.

La abogada también señaló que: “el hecho de haber mostrado esos videos, muestra que la estrategia de ellos que era probar que él reaccionó en defensa propia y que Johana era una persona violenta, por eso aseguró que la quiso asustar. Pero todo quedó desvirtuado con la prueba producida en la causa, donde el violento es él y se premeditó todo con lujo de detalle.

Todo quedó extremadamente probado y prueba sobra y va a seguir sobrando.

También afirmó que está satisfecha con la carátula porque el femicidio es la figura máxima a la que quería llegar, debido a que la pena es de cadena perpetua. Es la pena máxima y es a lo que apuntaba”.

El femicida buscó justificar su asesinato, pero los videos difundidos no hacen sino mostrar la crónica de un femicidio anunciado, que buscó en la premeditación, justificarlo antes del hecho.

Diario Atenea