En su reunión anual, la cámara estadounidense pidió reforma laboral, impositiva y hasta reclamó acelerar la alianza conservadora en la provincia de Buenos Aires.
En la convención anual de AMCHAM, la cámara que nuclea a las empresas estadounidenses que trabajan en Argentina, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, fueron los encargados de dar los discursos de cierre. En el tiempo que transcurrió desde el inicio del evento, primera hora de la mañana, hasta el momento de la clausura del mismo, ocurrió todo lo relevante: el sector de las trasnacionalizadas estadounidenses, que históricamente responde a la línea política que se digita desde la Casa Blanca, le bajó línea política y económica al gobierno argentino. Una especie de menú de pasos de lo que debe hacer. A saber: reforma laboral, impositiva y, sobre todo, un pacto político de la Libertad Avanza con la derecha cuasi fenecida, el PRO, para evitar que el peronismo gane las elecciones bonaerenses de medio término. El resto de lo acontecido allí, cotillón, color y buen catering.
Facundo Gómez Minujin, banquero del JP Morgan y presidente de AMCHAM, un viejo conocido de Caputo de los años de la banca especulativa en Nueva York, dio el discurso de apertura, el manual de instrucciones para la política local. «La competitividad no es un concepto abstracto, (…) empieza con la estabilidad macroeconómica», pero «también requiere de una profunda reforma del sistema tributario. Hoy las empresas siguen operando en un entorno asfixiante, donde la presión impositiva, la superposición de tributos y la incertidumbre regulatoria, desalienta la formalidad y la inversión», disparó, sin eufemismos, el hijo de la reconocida artista plástica.
Y siguió diciendo que «es imprescindible un sistema tributario que reduzca la presión fiscal formal, simplifique la estructura impositiva y elimine los tributos que afectan la competitividad, (…) no se trata solo de bajar impuestos, sino de hacerlo de manera inteligente. Ampliando la base tributaria, reduciendo la evasión y formalizando la economía». Pero no fue todo. Minujín también le exigió al Gobierno una reforma laboral. Señaló que «la competitividad también se construye en el plano laboral. Durante décadas el costo del empleo formal en la Argentina se ha ido duplicando» y añadió que «la rigidez normativa y la alta litigiosidad han desincentivado la contratación y profundizado la informalidad. Es urgente avanzar a una reforma que contemple un marco laboral, más moderno, más flexible e inclusivo».
El banquero hasta se animó a criticar la política de obra pública cero de Milei, al decir que la «competitividad también requiere infraestructura, (…) sin conectividad física y digital no hay productividad posible». Algo parecido manifestó, por la tarde, el gobernadoer de Córdoba, Martín Llaryora, que directamente dijo que no existen países sin obra pública. Una rara avis el mediterráneo, muy lejos de los discursos cuasi libertarios de su par salteño Gustavo Saénz y el mendocino Alfredo Cornejo.
En esa línea, por último, Minujín hizo un pedido habitual de las multis estadounidenses, la famosa «seguridad jurídica». «Debemos fortalecer la transparencia, la independencia de poderes y la calidad institucional», remarcó.
La Embajada y los amarillos funcionales
Gente que habló con Página I12 en los pasillos del mitín, celebrado en el Centro de Convenciones porteño, se sorprendió por lo articulado del libreto de pedidos que hizo Minujín. Un rato después, su ponencia institucional fue respaldada por Abigail Dressel, la encargada de negocios de la Embajada de los Estados Unidos, la línea de Donald Trump, quien manifestó que «como bien saben, el presidente Milei está implementando un cambio radical en la política económica argentina con respecto a la política fiscal, la política monetaria y la política cambiaria».
Cristian Ritondo, el personaje que Macri designó para pactar la alianza bonaerense con los libertarios, fue de la partida junto al radical rojo violáceo Rodrigo De Loredo. Expresaron en el escenario que la intención es formar un frente. Ritondo, vale decir, es uno de los PRO que tienen contactos fluidos con la Embajada y con AMCHAM. Fue invitado, precisamente, para exponer en público que existe una voluntad de juntarse. En conversaciones informales previas, la entidad consideró como un gesto de madurez el agrupamiento de la derecha. Lo que alguna vez las empresas estadounidenses le dieron a Mauricio Macri, ahora lo apuestan a Milei. Para las empresas y para los intereses de casa matríz, la elección de la Capital Federal no mostró suficiente evidencia de un dominio libertario de peso sobre el electorado. Esa postal, según fuentes de la entidad, debería darla la foto del lunes posterior a las legislativas desdobladas en el Conurbano. Por eso les advirtieron a los libertarios, en público y en privado, que el único camino para no dejar dudas es guardar bajo la alfombra el juego de egos de Milei y Macri.