Ya está redactado y camino hacia la Cámara de Diputados el proyecto de ley para gravar la renta inesperada. En el Ministerio de Economía calculan que, con la incorporación de las condiciones de aumento de los márgenes de ganancia como requisito para ser sujeto del gravamen, deberán pagarlo alrededor de 350 firmas que dejarían una recaudación de 1.000 millones de dólares.
El texto tiene dos artículos: el primero modifica la Ley de Impuesto a las Ganancias, incorporando una alícuota adicional del 15 por ciento sobre el excedente ganado entre ejercicios fiscales y detalla las condiciones que deberán cumplir las empresas para ser alcanzadas por la medida. El segundo especifica la vigencia de la medida, de un solo período fiscal.
Los requisitos para que se considere «renta inesperada»
A diferencia de otros países como Inglaterra o Italia, que aplicaron una alícuota específicamente al sector energético, el modelo argentino es transversal a todos los sectores que cumplan determinados requisitos.
Tal como explicó el ministro Martín Guzmán en la presentación del proyecto, se aplicará para todas las firmas que hayan obtenido ganancias netas imponibles superiores a los 1.000 millones de pesos y que cumplan una de estas dos condiciones: que el margen de ganancia supere el 10 por ciento, o que el margen de 2022 respecto de 2021 sea superior al 20 por ciento.
El cálculo se realizará con los balances de las compañías de 2022 y se pagará junto con los vencimientos de ganancias en mayo de 2023 para todas aquellas que cierran el año fiscal en diciembre.
De acuerdo a estimaciones del propio Ministerio, con los datos del ejercicio fiscal 2021 hay solo 600 empresas que tuvieron ganancias netas imponibles mayores a los 1.000 millones de pesos. Dados los precios internacionales actuales, calculan que poco más de la mitad -alrededor de 350- cumplirán alguna de las dos condiciones que especifica el proyecto de ley.
A pesar de lo anunciado aquel 18 de abril, cuando se habló por primera vez del proyecto, no se tendrá en cuenta el criterio vinculado a la reinversión para el cálculo de las rentas. “Porque es difícil de determinar desde el punto de vista conceptual y operativo para aplicarlo», aseguraron fuentes oficiales.
Una alícuota adicional
El gobierno descarta la crítica de que sea un impuesto confiscatorio. Subraya que no es un nuevo impuesto sino una alícuota adicional de Ganancias de las sociedades de capital, y que se aplicará solo sobre el diferencial neto con relación al ejercicio anterior. De esta forma, asegura que serán muy pocas las empresas que deberán pagar la tasa efectiva del 50 por ciento que implicaría pagar el 35 por ciento del impuesto a las ganancias más el 15 por ciento de esta alícuota adicional.
El problema distributivo está en el centro de los argumentos para justificar la medida, debido a los aumentos de los precios internacionales generados por la guerra entre Rusia y Ucrania: «Tanto la experiencia nacional como internacional respalda que, ante coyunturas extraordinarias que afectan negativamente la calidad de vida y las condiciones económicas de las familias, es necesario que el Estado nacional tome un rol activo generando nuevos instrumentos que permitan reducir los impactos negativos. En este sentido, se propone gravar las rentas inesperadas», señala el mensaje que acompaña el proyecto y agrega: «La política tributaria es una herramienta que puede morigerar estas diferencias y utilizar parte de esa renta extraordinaria para distribuirla sobre los sectores más afectados».
A favor y en contra
Mientras el círculo rojo hacía su descargo público contra el proyecto en el evento de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, Germán Martínez, adelantó que la iniciativa comenzará a debatirse en comisión a partir de la semana próxima.
«Tenemos que trabajar para que el debate a fondo lo demos», dijo Martínez y se preguntó: «¿Todo va a ser electoralista? ¿Tan adelantado tenemos el reloj electoral para no ver que tenemos que poner un cachito más de igualdad donde hay una guerra y antes una pandemia y antes el macrismo?».
Mención aparte merece la opinión de Antonio Aracre, CEO de Syngenta, que hizo público su apoyo al proyecto: «Me parece que hay que apoyar un impuesto a las ganancias que se vuelve más progresivo por único año para tratar de alcanzar, en alguna medida, una renta inesperada y extraordinaria que se produjo, no como consecuencia de una inversión original, sino como consecuencia de un suceso histórico fortuito”, afirmó.