Durante el acto de asunción, realizado en la UMET, la expresidenta habló de las falacias de Milei como el dólar, inflación, el senador Kueider. La convocatoria al peronismo.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió al frente del PJ nacional en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y propuso un plan de acción para confrontar al gobierno de Javier Milei. Un día después de que se cumpla un año de la gestión libertaria, y tras el discurso por cadena nacional que dio el Presidente desde la Casa Rosada, CFK dijo que el jefe de Estado vive «en Disney», y recordó que, más allá de sus modos, sus ideas y políticas no son novedosas. «Lo que hoy vive la Argentina es más viejo que el sol: es un modelo de valorización financiera», remarcó y explicó que aquello significaba que «la guita no se invierte en bienes y servicios, sino en timba».
También describió el de LLA como un modelo «extractivista», por el RIGI. Y finalizó: «No nos merecemos esto los argentinos, tenemos que trabajar porque merecemos algo mejor». En un mensaje de unidad, la flamante presidenta del PJ saludó a quien fue su oponente en la pelea por ese cargo, el gobernador de La Rioja Ricardo Quintela, pero entre el público no hubo ningún mandatario provincial. Tampoco estuvo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, con quien el vínculo sigue tenso. Desde La Plata argumentaron que Kicillof no asistió porque tenía otras actividades ya planificadas en agenda pero terminó felicitando a CFK a través de X.
Al ingresar al escenario CFK bailó –como ya lo hizo en otros actos que encabezó en distintas provincias– al ritmo de la canción Fanático, de Lali Espósito. Después de eso hubo una lectura formal por parte de los apoderados del PJ del acta de asunción y la firma de ella. Antes del evento, el senador José Mayans tuvo a su cargo llamar a los gobernadores, pero no tuvo éxito. Ninguno participó. La intendenta de Quilmes Mayra Mendoza, en tanto, llamó al ministro bonaerense Andrés Larroque, pero tampoco lograron que asista Kicillof. Después de la foto de unidad que el peronismo logró el lunes en Moreno, el clima mejoró, pero sigue tenso entre las distintas tribus. Poco después, Kicillof escribió en X: «Felicito a CFK y a las nuevas autoridades ante este nuevo desafío de unidad y reconstrucción del PJ».
La expresidenta empezó su discurso diciendo que, después de un año del gobierno de Milei y al día siguiente de su mensaje, el peronismo se tiene que hacer tres preguntas: En primer lugar dijo que hay que cuestionarse «qué está pasando», en segundo «por qué», y, en tercero, «qué hacer». Aclaró que el de Milei es un gobierno que ganó en ballotage e indicó que ella difiere «de los que dicen que hay estafa electoral». «Es un candidato que propuso dolarización y motosierra contra la casta y hay una aceptación de la sociedad», añadió. También hizo un análisis económico. Dijo que «desde julio hay déficit en la cuenta corriente del estado argentino», y que eso se suma a «un endeudamiento fenomenal de casi 100 mil millones de dólares más». La flamante presidenta del PJ admitió que «el blanqueo fue un éxito, mucho más exitoso que el de Macri», y luego recordó que «entran dólares, pero seguimos en reservas negativas».
Desmintió también que LLA no haya emitido pesos. «Se cansó de decir que el problema era la emisión monetaria, sin embargo no deja de pisar el dólar porque sabe que, si se mueve el tipo de cambio, eso le impacta en el índice de inflación», explicó. Para CFK «en la economía bimonetaria la inflación está atada a la variación del tipo de cambio y, cuando artificialmente se sostiene, eso genera, entre otras cosas, el cierre de fábricas». Repasó que durante esta gestión hubo 11 mil empresas –de hasta 50 empleados– que han cerrado, 400 que tenían entre 50 y 500 que también y que también bajaron la persiana 47 empresas que tenían más de 500 trabajadores. «Este será el paisaje, más allá del ajuste fiscal contra los jubilados y la depresión de los salarios«, puntualizó.
Por último, en ese segmento del discurso que le dedicó a la economía, la exmandataria cuestionó al RIGI al que describió como «un remate de nuestros bienes naturales». Además, denunció que muchas de las empresas que ya estaban radicadas en el país lo que hicieron fue cambiar el nombre para entrar en el régimen. Es decir, que anuncian «nuevas inversiones», que en verdad no son nuevas.
El cuanto al caso Edgado Kueider, el senador que fue detenido intentando cruzar la frontera de Paraguay con más de 200 mil dólares en efectivo, CFK señaló que este tipo de sucesos se producen en la historia argentina cuando hay gobiernos que proponen «leyes en contra del pueblo y de la nación».
En la lista mencionó tres ejemplos además de Kueider: el del senador Enzo Bordabehere, que fue asesinado cuando en el Congreso se discutía el pacto Roca-Runciman y había en juego intereses de frigoríficos ingleses; el de el «diputrucho», en el año 92, cuando no alcanzaban los votos para la privatización de Gas del Estado», y el tercero, el escándalo de coimas en el Senado por un caso de corrupción conocido como la «ley Banelco», en abril del 2000 en medio de la sanción de la ley 25.250 de felixibilización laboral. «Lo de Kueider fue clave en dos ocasiones: en la comisión, porque su voto habilitó que se trate la ley Bases en el recinto y en el recinto, porque votó a favor y empató. Eso fue lo que permitió el desempate de Villarruel», subrayó.
En segundo lugar habló del «por qué». Recordó que ella anticipó el escenario de tercios de la elección pasada, criticó el acuerdo que el gobierno anterior firmó con el Fondo Monetario Internacional –lo calificó de «letal»– y también recordó cuando en un acto en el Estadio Único de La Plata en 2021 dijo que iba a haber crecimiento en los próximos años, pero que era importante «alinear salarios y jubilaciones». Para CFK el triunfo de Milei fue «un fracaso de la política», pero que se dio en un escenario en el que ella no pudo encabezar una fórmula por la persecución mediática y judicial que sufrió. «La denostación permanente de la política generó un clima antipolítica. Alguna vez, para explicar lo que está pasando en el país, los demás háganse cargo de las cosas que han hecho», disparó.
En ese momento, la exvicepresidenta aprovechó para deslizar una crítica a la CGT, recordó que durante su gobierno hicieron paros por el impuesto a las ganancias. «En esa época la CGT paraba», sostuvo irónica. La conducción de la central obrera, al igual que los gobernadores, tampoco estuvo presente. Solo asistieron algunos dirigentes más cercanos a la expresidenta y, por supuesto, uno de los vicepresidentes del partido, Ricardo Pignanelli, de Smata. Él estuvo sentado al lado de CFK en el escenario al igual que el resto de los vice: Germán Martínez, presidente del bloque de diputado de UxP, la senadora Lucía Corpacci y el titular del bloque de senadores José Mayans. La intendenta de Moreno, Mariel Fernández, no asistió porque viajó a Roma para un encuentro con el Papa. Entre el público estuvieron: Oscar Parrilli, Juliana di Tullio, Wado de Pedro, Anabel Fernández Sagasti y Víctor Santa María, entre otros.
El tercero y último punto que CFK describió fue el «qué hacemos». Para ella hay cinco tareas que tiene que realizar el peronismo los próximos años: formar cuadros, informar, planificar, divulgar, organizar. «El partido debe formar cuadros políticos y técnicos. El técnico puede mostrar cómo se logra algo, pero si el político no tiene una correcta interpretación del momento, no sirve mucho», resaltó.
La presidenta del partido adelantó que en marzo presentará «una propuesta de trabajo para formar e informar a la sociedad». En el último tramo del discurso, dijo que «no podemos ser solo militantes electorales», y que es necesario «volver a ser militantes políticos». Distinguió que no hablaba de los compañeros de base, sino de quienes tienen responsabilidades dirigenciales y no faltó quiénes leyeron que la expresidenta estaba criticando a Kicillof. Luego, añadió «la historia no empieza cuando uno llega, ni termina cuando uno se va», recordó que ella fue peronista «desde muy chiquita», y que hay «compañeros del peronismo tardío», que «nunca habían sido peronistas», y «vienen a explicar».
Por último, dijo que Milei no tiene una buena lectura del contexto mundial. Allí recordó la última visita a Estados Unidos que hizo el mandatario, cuando estuvo con Trump, y jocosa reflexionó que el fanatismo del presidente por Rocky le hacía acordar al fanatismo que su hijo tenía por el personaje de ficción pero a los cinco años. Sobre el tratado de libre comercio con el país del norte en el que quiere avanzar Milei advirtió: «Que alguien le avise que no somos complementarios sino competidores. En su admiración por EEUU hay infantilismo y cholulismo«, sentenció.