La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) aprobó la documentación enviada por la Argentina para emitir deuda en Nueva York. Se trata del formulario 18-K, que presentan los gobiernos para exponer el estado de situación del país que busca volver a emitir.

En esos papeles se detallan las diez series de los nuevos bonos, en dólares y euros, con vencimientos en 2030, 2036, 2039, 2043 y 2047, según lo publicado este lunes por la SEC en su página Web.

De esta manera, se inicia formalmente el plazo de 20 días para que los acreedores ingresen en el canje.

Los tres principales grupos fondos de inversión con deuda argentina hicieron público su rechazo a la propuesta inicial, algo por demás descontado en el equipo negociador que comanda el ministro de Economía, Martín Guzmán.

Ya lo había anticipado el ministro al hacer la presentación política de la propuesta de reestructuración: habría mucha especulación mediática para hacer que la Argentina acepte una propuesta que requiera mayor nivel de ajuste.

Se lo habían mencionado en las videoconferencias previas a ese anuncio, donde representantes de los principales fondos de inversión habían amenazado a los funcionarios de tener espalda financiera para esperar a otro gobierno más afín a los intereses del mercado. «Va a haber gente jugando muy fuerte en estos días. Hay mucho en juego», dijo Guzmán la semana pasada desde la Quinta Olivos. Este lunes se lanzó la contienda.
La propuesta

La registración en la Comisión de Valores estadounidense fue el primero y necesario paso en el proceso de oferta de canje, ya que se trata de un trueque de papeles bajo legislación de Nueva York y Londres.

En el escrito enviado a la SEC, con la firma del secretario de Finanzas, Diego Bastourre, se advierte que «si la República no alcanza un acuerdo con sus tenedores de bonos, se enfrenta a un alto riesgo de refinanciación».

En el documento se comunica la invitación a los tenedores de deuda argentina bajo legislación extranjera por otros papeles con «la intención de limitar el monto de ciertas series de los nuevos bonos». Además, tal como anticipó el viernes este diario, la oferta tiene una serie de incentivos para que los bonistas acepten la propuesta y puedan elegir los plazos de vencimientos.

Los tenedores de bonos elegibles emitidos en virtud de las cláusulas de acción colectiva desde 2016 con vencimiento después de 2023 y elijan nuevos con vencimiento más corto deberán regirse por «prioridad de aceptación», según consta en el Formulario 18-K presentado ante el regulador estadounidense. Quienes no acepten el canje tendrán bonos con vencimientos más largos en caso de alcanzarse el piso de aceptación necesario para universalizar la propuesta a todos los bonistas.

El menú de títulos ofrecidos se compone de diez «Nuevos Bonos», cinco en dólares y cinco en euros, con vencimientos en 2030, 2036, 2039, 2043 y 2047. Los tenedores de bonos obtendrán tasas de interés que comienzan en 0,5 por ciento y aumentan gradualmente, creando una tasa promedio de 2,33 por ciento, más cercanas a las que ofrecen algunos mercados emergentes. Su combinación permitirá al país una quita 3700 millones de dólares en capital, equivalente al 5,4 por ciento del stock, y una reducción de 37.900 millones de dólares en intereses, que representa un recorte de 62 por ciento.
Rechazo

Tras oficializarse la propuesta, los rechazos dejaron de ser velados a la discusión privada y se conocieron por comunicado o a través de algunos medios. «Es lo que esperábamos que sucediera. Bastante sorprendente fue el modo en el que se dirigieron en las reuniones privadas. Pero la propuesta es esta», explicó una fuente cercana a la negociación. La semana pasada se conoció las amenazas de estos grupos.

Según recoge Bloomberg, los tres principales jugadores en esta propuesta ya presentaron su rechazo a la oferta. El primero en enviar el comunicado, incluso con embargo a la espera de que se pronunciara la SEC, fue de «Grupo Ad Hoc de Titulares de Bonos de Canje de la Argentina», fondos que poseen más del 16 por ciento del total de los bonos emitidos por la Argentina en los canjes de 2005 y 2010. Está conformado por 20 fondos liderados por Monarch, HBK Capital Management, Cyrus Capital Partners LP y VR Capital Group, entre otros.

El segundo es el Comité de Acreedores de la Argentina, liderado por Greylock Capital, quien rechazan una quita que estiman del 60 por ciento sobre el valor presente de la deuda. Por último, el «Grupo Argentina Ad Hoc», integrado por Ashmore, BlackRock, Fidelity y otros grandes fondos de inversión que poseen más del 25 por ciento de la deuda emitida por Macri, y más del 15 por ciento de los bonos emitidos en 2005 y 2010. A este grupo también pertenecen fondos como AllianceBernstein, Amundi Asset Management, T. Rowe Price Associates, Western Asset Management, y Wellington Management.

Los pedidos son varios pero en líneas generales pretenden una mejora en la oferta mediante distintas alternativas: aumento del cupón de intereses y capitalización de los intereses del período de gracia. Incluso aseguraron estar de acuerdo en aceptar un cupón PIB, como hizo la Argentina en 2005 y Ucrania diez años después. Según explicaron desde Economía esa alternativa se planteó en la negociación porque los fondos decían que el crecimiento para los próximos años estaba subestimado. Sin embargo, los fondos rechazaron un premio al crecimiento que fuese aleatorio y querían cambios en las estimaciones.