La gestión de Hugo Saá Petrino al frente del Colegio de Magistrados estalló en una crisis interna sin precedentes. Jueces y funcionarios lo intimaron con denunciarlo tras acumularse $4,4 millones en cheques rechazados. S

El Colegio de Magistrados, una institución que debería ser baluarte de la ética judicial, se encuentra sumido en un caos financiero y de gestión que tiene un único nombre: Hugo Saá Petrino. Acorralado por sus pares, el presidente de la entidad y camarista que aspira a reelección fue formalmente intimado a rendir cuentas bajo la amenaza de ser denunciado administrativa y penalmente luego de que una seguidilla de cheques sin fondos, por un monto millonario, dejara al descubierto una gestión opaca y cuestionable.

Los hechos, que repiten un modus operandi de emisión de cheques sin provisión de fondos, han encendido todas las alarmas. Según datos del Banco Central, la entidad que preside Saá Petrino acumula en lo que va del año cheques rechazados por $4.444.050. El último, por $232.000, rebotó el 20 de agosto y fue la gota que colmó el vaso para un sector de la magistratura, hastiado de los escándalos.

Una intimación con plazo perentorio

El jueves 11 de septiembre, un grupo de jueces, fiscales y defensores firmó un requerimiento formal en el que le exigen a Saá Petrino que, en un plazo máximo de 10 días hábiles, entregue toda la documentación original que dé cuenta de:

  • La rendición de cuentas completa de los últimos dos años, con todos los estados contables auditados, detalle de ingresos y nómina de gastos.
  • Explicaciones urgentes sobre la toma de deudas por más de $2,3 millones con los bancos Santander y Supervielle.
  • La identificación de quiénes emitieron y recibieron los cheques sin fondos y las medidas para que no se repita.

La dureza del lenguaje no deja lugar a dudas: es un ultimátum. De no acatar, los firmantes promoverán «denuncias administrativas y/o judiciales» en su contra.

La situación de Saá Petrino—quien, además, tiene su sueldo de juez embargado por una deuda personal en dólares—pinta el retrato de un hombre acorralado por sus propias prácticas. Muchos ven en esta crisis no un error aislado, sino la importación al Poder Judicial de las «mañas» y el estilo de gestión que caracterizaron a su mentor político: la emisión de obligaciones sin respaldo, la opacidad en los números y la creencia de que la impunidad es un cheque en blanco.

Ahora, con sus pares judiciales girando en su contra y su aspiración a la reelección en la cuerda floja, Saá Petrino debe responder no solo por el dinero faltante, sino también ante la sombra de una herencia política que parece perseguirlo hasta el corazón del sistema judicial.