Empezamos afirmando que desde que el hombre creó diferentes tipos de sociedad han existido estrategias, métodos y técnicas de vigilancia dirigida de unos grupos hacia otros, característica inherente en todas aquellas sociedades humanas donde la clase social está presente.
Pero, la vigilancia como rasgo institucional, centralizado y omnipresente en la vida social de los individuos, es un fenómeno que se fue perfeccionado contradictoriamente fines del siglo XVIII.
Estimado lector arrancamos con este tema dado que recientemente, en nuestra querida provincia, se han incrementado la tecnología para vigilarnos, y se ha empezado con la seguridad vial. No es menos llamativo ir por nuestras arterias periferia y de repente ver carteles led que proyectan nuestras chapas patentes… Y deseamos adelantarnos que faltan elementos al sistema panóptico. Debido que el mismo es combinación de tres elementos: la vigilancia, control y corrección.
Consideramos, que nuestros gobernantes posicionan estructuras socio-políticas en donde combinan principios democráticos y actitudes autoritarias de manera simultánea que tienden a definir un nuevo tipo de sociedad, utilizando y sobrevalorando para ello los avances teleinformáticos para mediar la altivez institucional sobre los contribuyente que paradójicamente nutren las citadas estrategias.
En realidad con este tipo de estrategias, las sociedades evolucionan a la par del desarrollo tecnológico será la combinación de su mayor intensidad y sistematización de las tecnologías, donde fundamentalmente la vigilancia será la estrategia que reemplace progresivamente a la coerción física como un medio para mantener el “orden” y la armonía de los individuos, buscando coordinar las diversas actividades de los grandes sectores de la población.
Este salto evolutivo de las formas de control social fue estudiado y descrito magistralmente por Michel Foucault en su libro de “Vigilar y Castigar” (1980).
Por otro lado, máquinas de vigilancia perfectamente coordinadas son implantadas en lugares públicos y privados. En cada esquina, en cada portón, en cada cajero automático y en cada habitación.
El filósofo francés Michel Foucault se valió de la arquitectura de un presidio para explicar el principio de panóptico, en el que es posible sembrar en las personas el sentimiento de constante vigilancia, sin necesariamente ver quien los vigila. El modelo de panóptico no estaría presente sólo en la prisión, sino también en hospitales, escuelas, fábricas, etc. Foucault llamó a este modelo “sociedad disciplinaria”, pues fue diseñado para moldear a la sociedad según los intereses de un poder mayor.
Más recientemente, Zygmunt Bauman definió el concepto de post-panóptico y de vigilancia liquida para explicar la sociedad contemporánea. En el post-panóptico no existe más la necesidad de una mirada centralizada para sentirnos vigilados. No podemos percibir de forma clara los puntos de vigilancia. Somos controlados y vigilados en cada movimiento. La disciplina se da a partir del propio ser. Dejarse vigilar es una cuestión de seguridad personal.
Bauman es responsable por la idea de modernidad líquida. Hace mención de los conceptos importantes para la sociedad como el amor y la privacidad que ya no poseen una definición tan sólida como en otros tiempos. Así, se entiende que tales conceptos son ahora más volátiles, más maleables. Llegando incluso a ser banalizados.
En conclusión estos nuevos dispositivos de vigilancia de tipo panóptico tienden a difundirse cada vez más y a medida que estos sistemas se vuelven más sutiles, se tornan también más amplios, ejerciendo más control que antes, sin que las personas lo perciban y se molesten, abstrayéndose de la posibilidad de saber qué se hace con esa información. El panóptico es una forma de vida en la medida que las personas aceptan que el seguimiento es inevitable, sus hábitos cambian. Los hechos sociales y el dominio privado se estrecha; parece irónico alarmarse porque ahora sea invadido, cuando en realidad habría que preocuparse por determinar cómo se redujo tanto.
Y lo que me sorprende aún más es cómo las autoridades confunden términos, una cosa es tecnificación y muy distinta es la innovación. Lo que en realidad se ve una provincia con más tecnología, pero como habrán visto, según los conceptos expuestos, no hay nada novedoso hacia dónde quieren llevar a nuestra comunidad, cuando vemos que en otros países, salvando las distancias tecnológicas, desde el siglo XVII.