El 90 % de los 67 millones de trabajadores de casas particulares en el mundo están excluidos de cualquier tipo de cobertura de seguridad social y el 80 % de ese universo está constituido por mujeres -la mayoría perteneciente a países de Asia y Latinoamérica-.
Más de 60 millones de personas que realizan trabajo doméstico -sobre un total global de 67 millones- están excluidas de cualquier tipo de cobertura de seguridad social y el 80 por ciento de ese universo está constituido por mujeres, según un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que destacó las políticas implementadas por Argentina para favorecer el empleo en blanco del sector.
«El trabajo en hogares es considerado un sector difícil de abarcar, en parte debido a que realiza en los casas particulares y con frecuencia para más de un empleador», advirtió la OIT, e indicó que «esta ocupación se caracteriza además por una rotación del empleo elevada, frecuentes pagos en especie, salarios irregulares y falta de contratos formales de trabajo».
El informe, titulado «Protección social para los trabajadores domésticos: principales tendencias políticas y estadísticas», señala como causas de esta falta de cobertura «la exclusión legal, la cobertura voluntaria en vez de obligatoria y la falta de previsiones o estrategias para la afiliación de trabajadoras con más de un empleador».
También concluye que esta situación está asociada a «una definición estrecha del trabajo doméstico a nivel de la legislación, a la falta de incentivos contributivos, a la complejidad o ausencia de procedimientos administrativos para la afiliación y cobro de contribuciones, a las dificultades para hacer inspecciones, a la falta de información sobre derechos y deberes, y al bajo nivel de organización de los trabajadores».
A su vez, el informe afirma que «el trabajo doméstico es una actividad realizada predominantemente por mujeres, quienes representaban el 80 por ciento de la ocupación total en el sector a nivel mundial; lo que significa que aproximadamente 55 millones de mujeres participan en la actividad».
«Dado que es una fuerza laboral predominantemente femenina muy expuesta a la discriminación, así como a la vulnerabilidad social y económica, las políticas para extender la protección social a los trabajadores domésticos son elementos fundamentales de la lucha contra la pobreza y a favor de la igualdad de género», declaró Philippe Marcadent, jefe del Servicio de mercados laborales inclusivos, relaciones laborales y condiciones de trabajo.
Además del tema género, la condición migratoria genera situaciones mayores de discriminación: según el informe, se estima que existen 11,5 millones de trabajadoras domésticas migrantes, y el 14 por ciento de los países cuyo sistema de seguridad social prevé algún tipo de cobertura no contemplan los mismos derechos para este universo específico.
En términos generales, las mayores brechas en materia de cobertura de la seguridad social del trabajo doméstico se concentran en los países en desarrollo, donde sólo una reducida cantidad de casos incluyen dicho sector en la cobertura legal, se detalla.
Y especifica que «las regiones en desarrollo concentran la mayor parte del trabajo doméstico a nivel mundial: Asia y América Latina concentran el 68 por ciento del trabajo doméstico del mundo».
No obstante, los países industrializados también presentan déficit: en Italia, por ejemplo, casi el 60 por ciento del personal de trabajo doméstico no está afiliado ni contribuye a los sistemas de seguridad social, mientras que en España y Francia, la exclusión alcanza a cerca del 30 por ciento de los trabajadores.
De los diferentes modelos de protección adoptados por los países, la OIT destaca que «la cobertura obligatoria se identifica como un elemento crítico y una condición necesaria, aunque no suficiente, para el logro de adecuados índices de cobertura efectiva del trabajo doméstico».
El organismo menciona además la necesidad de acciones coordinadas entre sectores intergubernamentales como trabajo, desarrollo social, finanzas, migración, igualdad de género o su equivalente, e institutos de estadísticas, y en este contexto destaca el caso de Argentina por haber logrado una fuerte articulación «de las entidades de seguridad social con el ministerio de finanzas», específicamente vinculado al incentivo de rebajas impositivas a quienes `blanquean´ a sus empleadas.
En ese sentido, Argentina junto con Uruguay, Italia, España, Bélgica, Francia y Suiza (Ginebra) ha sido clasificada dentro de los países con un cobertura obligatoria, un concepto de trabajo doméstico asimilado a la categoría de asalariado, la posibilidad de afiliación «multipatrón», un régimen unificado de recaudación, entre otras características que permiten tasas más efectivas de cobertura.
Los trabajadores domésticos constituyen el 4 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, no más del 1,5 por ciento en Europa, el 6 por ciento en Latinoamérica y el Caribe y el 7,7 por ciento en el mundo árabe.
Desde la década del 50, Argentina cuenta con legislación específica que regula la actividad, siendo la última normativa la ley 26.844 (Régimen especial de contrato de trabajo para el personal de casas particulares) sancionada en 2013 que establece los derechos del trabajador y trabajadora doméstica, así como las obligaciones que el empleador posee brindando una amplia cobertura social.