La presidenta denunció a la oposición de promover maniobras desestabilizadoras. Aseguró que finalizará su mandato y arremetió contra su principal adversario, el senador Neves y su partido.
La presidenta de Brasil, volvió a ratificar que “Dilma Rousseff va a terminar esta gestión”, en una entrevista concedida a la televisión rusa en la que advirtió que nada la hará concluir anticipadamente su mandato, y responsabilizó de esas maniobras desestabilizadoras al ex candidato presidencial Aécio Neves, actual senador y titular de la principal oposición, la del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB). Del mismo modo que había expresado al diario “La Folha de Sao Paulo”, reiteró ahora que “no voy a caer, no caeré, no esperen que me ponga nerviosa, no me atemorizan”.
Esas dos declaraciones son la traducción de una decisión de fondo: denunciar el plan golpista que atribuyó al opositor PSDB del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, como estrategia para salir del arrinconamiento político que tiene en jaque a un gobierno iniciado el 1 de enero.
En la escala de Portugal, en su viaje a Rusia donde participó de la cumbre de las BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) un ministro de su comitiva afirmó que Dilma reafirmó la frase “yo no soy Getúlio, no soy Jango, no soy Collor. No me voy a suicidar, no hago acuerdo, no renuncio”. La declaración alude a hechos trágicos vividos por antecesores: Getúlio Vargas, quien se suicidó en 1954 en el ejercicio de su cargo; de Joao “Jango” Goulart, depuesto en un golpe militar en 1964 y Fernando Collor de Mello, actual senador, y quien renuncio en 1992 cuando el Congreso Federal estaba a punto de destituirlo.
Neves se defendió y aseguró: “nosotros no somos golpistas, somos responsables, respetamos a las instituciones”, sin embargo esas declaraciones poco tienen que ver con el incendiario discurso que él mismo pronunció el domingo durante la Convención del PSDB, junto a Cardoso.
En esa convención, Neves y Cardoso anunciaron que su partido estaba “pronto para asumir” el gobierno, algo muy parecido a la salida anticipada de Rousseff del Partido de los Trabajadores (PT).
Por ese motivo, la presidenta Rousseff sostuvo que el nuevo titular del PSDB se “vistió las ropas del golpista”.
Dilma también manifestó sorpresa con los fallidos cometidos por su principal adversario político tras ser reelecto como presidente del PSDB en su primera conferencia de prensa, cuando dijo que había sido “reelecto presidente de la República”.
Después, resaltó que el PSDB “es el mayor partido de oposición a Brasil”, en vez “de Brasil”.
La decisión de Rousseff de salir de las cuerdas y retomar el centro del ring también está vinculada, según comentarios de expertos, a su necesidad de recuperar su muy desgastada imagen, con un 68 % de reprobación según una de las últimas encuestas. Sale al ruedo luego del apoyo recibido en EEUU por el presidente Barack Obama.
Rousseff y su Gobierno enfrenta también una fuerte crisis económica, situación que contribuyó a complicar los objetivos propuestos. En esa línea dijo que hará todos los esfuerzos necesarios para mantener la meta de superávit primario prevista para este año, equivalente al 1,1 % del PBI. El cumplimiento de la meta fiscal se ha vuelto un objetivo difícil para Rousseff, que enfrenta un Congreso reacio a aprobar recortes de gastos y otras medidas requeridas por el equipo económico para reequilibrar las cuentas públicas.