A menos de un mes de las elecciones provinciales del 11 de mayo, San Luis se encuentra sumida en una clara polarización política entre dos fuerzas bien definidas: el oficialismo peronista liderado por el gobernador Alberto Rodríguez Saá, y la oposición representada por Claudio Poggi, exgobernador y actual referente de la alianza opositora. En este escenario binario, una ausencia comienza a notarse con fuerza: la del libertario Javier Milei.

Mientras el peronismo busca conservar el poder con un armado que combina estructura, aparato estatal y disciplina partidaria, Poggi intenta consolidar una alternativa de cambio apoyado por un frente que incluye al PRO, la UCR y otros sectores opositores. La pelea, sin medias tintas, es entre continuidad y alternancia.

Milei baja el martillo: sin imagen ni listas libertarias oficiales en San Luis

A diferencia de otros distritos, donde La Libertad Avanza se proyecta con fuerza, en San Luis Javier Milei decidió cortar por lo sano. A través de una directiva de su hermana Karina Milei, el espacio libertario prohibió a sus candidatos locales utilizar su imagen, nombre o simbología, dejando claro que no tendrán representación oficial en esta elección.

La medida fue tajante: no habrá listas con aval nacional, ni frentes como “Las Fuerzas del Cielo” o “La Libertad Avanza” con respaldo libertario en San Luis. La decisión, según fuentes cercanas a Milei, responde a una necesidad de mantener la coherencia estratégica de cara a las elecciones nacionales. En otras palabras, Milei no quiere que usen su marca electoral para disputas locales que no controla.

Este giro dejó sin paraguas político a muchos dirigentes y candidatos que buscaban subirse a la ola libertaria. También sembró confusión entre votantes jóvenes y desencantados con la política tradicional, quienes veían en Milei una opción distinta al binomio Poggi-Albertismo.

Polarización pura: o Poggi o Rodríguez Saá

La ausencia de un tercer actor con peso real deja el terreno fértil para la máxima polarización. Por un lado, el aparato peronista de Rodríguez Saá, curtido en décadas de poder y con un control aceitado de los resortes institucionales. Por el otro, Poggi, quien ya supo gobernar la provincia y hoy se presenta como el abanderado de la alternancia y la renovación.

Con Milei fuera del tablero local, los votantes que buscan una tercera vía se ven forzados a inclinarse por uno de los dos polos. El resultado es una campaña intensa, donde los discursos se endurecen, los posicionamientos se radicalizan y cada voto cuenta.

¿A quién beneficia la ausencia libertaria?

El vacío que deja Milei puede tener múltiples lecturas. Por un lado, podría favorecer a Poggi, captando parte del electorado libertario con un mensaje de “cambio real”. Por otro, algunos de esos votos podrían dispersarse o incluso abstenerse, lo que beneficiaría al oficialismo.

Lo cierto es que el escenario ya está definido: dos modelos de provincia se enfrentan sin un actor que rompa la polarización. La batalla será voto a voto, con una sociedad que exige respuestas, cansada del clientelismo, del acomodo y del estancamiento económico.

San Luis se prepara para una elección histórica. Y mientras Milei guarda silencio, Poggi y Rodríguez Saá se juegan el todo por el todo.