La misión del organismo internacional está en el país. Su Directora Gerente, Kristalina Georgieva, afirmó que no pedirán más ajuste. Sus “consejos” y la acción del FMI para con otros países latinoamericanos muestran lo contrario. La situación de la  región, cada vez más alarmante por las consecuencias de la pandemia, anticipa una década pérdida en términos económicos y sociales.

Por:

Johana Gómez.

Referente provincial del PTS / Frente de Izquierda – Unidad.

¿Te acuerdas del Fondo Monetario Internacional? Bueno, volvió, pero ahora en forma de “amigo”: “No venimos con la idea de ver cómo podemos ajustar aún más el gasto público en estos tiempos”. Eso prometió Kristalina Georgieva, la Directora Gerente del FMI, en declaraciones a CNN en Español sobre la Argentina. Sin embargo, sus recetas en otros países de Latinoamérica desmienten a la titular del organismo de crédito.

Mientras la misión del Fondo está en el país y mantiene reuniones con diversos actores y sectores políticos, la economía argentina no se recupera. El consumo, la producción industrial y la actividad económica muestran que en agosto de este año se llegó a un techo de recuperación económica, que continúa por debajo de los niveles pre-pandémicos, y que parecería ya estar descendiendo.

La semana pasada, el INDEC informó que el índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero) reflejó en agosto una caída interanual del 7,1 % y bajó en la medida mensual desestacionalizada un 0,9 % frente a julio, mes en el cual había mejorado un 1,4 %.

En tanto, el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) del mismo mes indicó un desplome anual del 17,7 % y descendió un 1 % frente al mes anterior en la medida sin estacionalidad, cuando aumentó un  4,5 %. Es decir que agosto mostró un peor desempeño que julio.

Al estancamiento de la actividad se agrega la falta de dólares y las medidas desesperadas que va anunciando el Gobierno nacional para que el billete verde aparezca combinado con el cierre de grifos, evitando que las reservas sigan en descenso. Entre el miércoles 7 y el jueves 8 del corriente mes, el agro liquidó 554 millones de dólares, suma que representa un 42 % de las reservas que perdió el Banco Central solo en el mes de septiembre.

Pero no solo Argentina se encuentra en una situación crítica. América Latina atraviesa una fuerte crisis que se agudizó por los efectos de la pandemia. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), si bien antes de la llegada del coronavirus, la región ya mostraba bajas tasas de crecimiento (un 0,4 % en promedio entre 2014 y 2019), este organismo advierte que la recuperación será lenta y que los costos económicos y sociales de esta crisis aumentarán en 2020 y 2021.

Asimismo, se espera que en 2020 el nivel del Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de la región sea equivalente al de 2010, y el de la pobreza, al de 2006, lo que supondría un decenio perdido en términos económicos, y casi un decenio y medio en términos sociales. La CEPAL proyecta una caída de la tasa de crecimiento del 9,1 %, acompañada de importantes aumentos de la pobreza y la desocupación.

Por otro lado, el organismo señala que en la región aumentó la deuda pública. Según sus proyecciones, la deuda pública bruta de los Gobiernos centrales podría subir hasta el 55,3 % del PBI en 2020, es decir, un alza de 9,3 puntos porcentuales del PBI con respecto al 46 % del PBI registrado en 2019.

En este marco, recientemente, el Gobierno argentino de Alberto Fernández re-estructuró la deuda bajo legislación extranjera con concesiones a los lobos de Wall Street, al igual que Ecuador, y ahora ambos países negocian con el FMI, el “amigo” que vuelve a desplegar sus garras sobre una región en crisis.

A pesar de las declaraciones “amistosas” de Georgieva, los informes de la revisión anual que prescribe el Artículo IV del Estatuto del Fondo indican todo lo contrario en otros países. Las recetas del FMI son las mismas de siempre: ajuste y contrarreformas.

Para México, el organismo sugiere una reforma tributaria en el mediano plazo. También plantea la eliminación de algunos productos alimenticios y los productos nacionales de tipo cero, y reducir las exenciones del Impuesto al Valor Agregado (IVA), impuesto este absolutamente regresivo, porque grava proporcionalmente más a los sectores populares. Sobre la empresa petrolera estatal Pemex, el organismo recomienda que la producción se enfoque “solo en campos rentables”, y “vender activos no esenciales”. Además, plantea la necesidad de la asociación con empresas privadas, es decir, avala una mayor privatización de la empresa.

En Brasil, el Fondo celebró la reforma previsional aunque recomienda reducir – aún más – el gasto público. Para el FMI se deberían revisar los programas de asistencia social y “eliminar aquellos que son ineficientes”. Asimismo, el organismo aconseja revisar la carrera de la función pública “para reducir la pesada carga de los salarios”, y el Gobierno de Bolsonaro debe avanzar con las reformas estructurales, “finalizar los acuerdos comerciales con la Unión Europea y otros socios comerciales, y acelerar el ritmo de nuevas concesiones y privatizaciones para lograr ganancias de productividad en la economía”. En resumen, mayor apertura comercial y privatizaciones.

En Ecuador, Lenin Moreno negocia un acuerdo con el FMI por 6.500 millones de dólares, a pagar en 10 años. Ese Gobierno se comprometió con el Fondo a aumentar tres puntos el IVA (de un 12 a un 15 %), como parte de una reforma tributaria “amigable con el crecimiento”, que también toca al Impuesto a la Renta y al de Sociedades, a la vez que se recomienda una “reforma fiscal ambiciosa, inteligente y progresiva”.

El libreto del Fondo Monetario Internacional no cambió. Este es un organismo dominado por los Estados Unidos y otras potencias imperialistas, que ejercen su dominación sobre los países atrasados y dependientes.

El actual Gobierno argentino, lejos de rechazar el endeudamiento ilegal y fraudulento de Macri, ya avanzó con las recetas que suele pedir el FMI: recorte a las jubilaciones, paritarias miserables a las trabajadoras y los trabajadores estatales, eliminación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para el año próximo (aún está en duda su continuidad este año), y un presupuesto de ajuste para el 2021. Otro gesto para lograr el apoyo de EE.UU. en la negociación con la “muchachada” de Georgieva fue la ya conocida votación del Gobierno “nacional” y “popular” en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Venezuela.

Es evidente que el Fondo Monetario Internacional volvió con la misma e histórica guadaña en sus manos. Por ello hay que terminar con la estafa de la deuda, el sometimiento al capital financiero internacional y al FMI mediante un desconocimiento soberano de la deuda, junto a otras medidas, como la nacionalización de la banca y el comercio exterior.