Estados Unidos regula su violencia doméstica con una norma del siglo XVIII. La Segunda enmienda se votó en 1791. Habían transcurrido dos años de la Revolución francesa, los esclavos libertos de Haití iniciaban su lucha por la emancipación, Napoleón Bonaparte era promovido a general y a Mozart lo sepultaban en Viena. Tres centurias después, la Constitución de EE.UU sigue sosteniendo que “no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”.
Matar es muy fácil en el único país del mundo donde los niños y niñas no están seguros cuando estudian. La posibilidad queda a la vuelta de la esquina y ya es una trágica costumbre en las escuelas. La Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) que tuvo entre sus miembros a expresidentes como Kennedy, Eisenhower y Theodore Roosevelt, es el principal garante de evitar cualquier posibilidad de desarme. No importa si la cantidad de víctimas indefensas se incrementa, ni siquiera si se trata de chicos que cursan la Primaria, como sucedió en Uvalde, un pueblito de Texas donde predomina la comunidad hispana, este martes 24. Las masacres son tan familiares para cualquier ciudadano como comer en McDonald’s o ver a los Simpsons por TV.
La Asociación Nacional del Rifle cumplió 150 años el 17 de noviembre de 2021 y lo festejó a lo grande. Este viernes recibirá por sexta vez en su foro anual a un político que venera y volverá a celebrarlo: “El presidente Trump cumplió sus promesas al nombrar jueces que respetan y valoran la Constitución y la Declaración de Derechos y, al hacerlo, ayudó a garantizar la libertad de generaciones de estadounidenses. Los miembros de la NRA están emocionados de escucharlo hablar y le agradecen su apoyo a nuestro derecho a poseer y portar armas”, señaló en un comunicado la organización. Mientras el país vuelve a estar de luto, el club con más de cinco millones de integrantes se reunirá en el Centro de Convenciones George R. Brown de Houston como si nada hubiera ocurrido. El evento donde será recibido Trump es patrocinado por Townhall Media/Bearing Arms. Parte de la industria y comercio de armas.
Cifras que alarman
El año pasado unos 4,7 millones de estadounidenses hicieron el trámite para verificar sus antecedentes penales y poder comprar armas en 2022. Se trató de un número récord, según el FBI. Cuando se explora la idiosincrasia del habitante de EE.UU que compra fusiles o pistolas, no es la única estadística que causa alarma más allá de sus fronteras. Según la cadena de noticias CNN, de los 650 millones de armas en poder de civiles en el mundo, el 48 por ciento están en EE.UU. Un verdadero arsenal de destrucción masiva y no el que George W. Bush atribuyó maliciosamente al Irak de Sadam Husein hasta invadirlo y destruirlo como país independiente.
La Segunda enmienda incluso es anterior a la consolidación del estado-nación porque entró en vigor en aquellos territorios que todavía no estaban organizados y las armas eran necesarias para la autodefensa. Tres siglos después, la percepción de que poseer un arsenal es casi un derecho divino no varió en el imaginario colectivo alimentado por la industria de Hollywood. Acceder a un fusil de asalto o balas de grueso calibre en el supermercado es equivalente a comprar un kilo de pan o un litro de leche en otros países sin Segunda enmienda.
Una estadística de Gallup a octubre de 2021 basada en la respuesta a la pregunta, ¿cree que debería o no haber una ley que prohibiera la posesión de armas de fuego, excepto por parte de la policía y otras personas autorizadas?, arrojó que el 80 ciento de los consultados estaba en contra, el 19 por ciento a favor y el 1 % no tenía opinión. El mismo estudio señaló que desde 1959 la negativa a cualquier traba para portar armas venía en aumento sostenido. Ese año solo alcanzaba al 36 % de la población.
Para el hombre blanco, conservador y seguidor habitual del Partido Republicano, las armas están asociadas a un ritual de iniciación, a un síntoma de virilidad que lo convierte en un potencial peligro. En un artículo publicado en un medio que sostiene la Asociación Nacional del Rifle sus autores dicen que “a pesar de lo que argumenta la administración Biden, los ciudadanos armados ayudan a mantener a las personas más seguras”.
También se quejan de que los retrasos del Estado en los permisos para portar armas “pueden dejar indefensos a los inocentes durante demasiado tiempo; esto es especialmente cierto para las víctimas de acosadores y para las personas que huyen de la violencia doméstica. Lo mismo ocurre cuando se rompe el orden civil, como durante disturbios o desastres naturales, momentos en los que la aplicación de la ley a menudo se ve abrumada. Algunas oficinas de licencias, por ejemplo, cerraron o se ralentizaron durante la pandemia de Covid-19”.
Con la Segunda enmienda como coartada legal, los acólitos de la Asociación Nacional del Rifle defienden la portación de armas largas como si integraran las fuerzas armadas. En otra publicación de la NRA titulada ¿Qué armas de fuego tienen protecciones de “uso común”? se cita un fallo de la Corte Suprema de 1994 (Staples contra EE.UU) que dice: “para condenar a una persona por una ametralladora no registrada, el gobierno debe probar que la persona sabía que dispararía automáticamente. La opinión del juez Clarence Thomas señaló: ‘El AR-15 es la versión civil del rifle militar M-16 y, a menos que se modifique, es un arma semiautomática’”.
En un país como Estados Unidos donde muchos crímenes tienen una fuerte connotación racial, un estudio de la Universidad de Rice sostiene que “las actitudes de los estadounidenses sobre la posesión de armas se ven afectadas por el género y la raza de los posibles propietarios de armas de fuego”. En otras palabras, los científicos autores del trabajo Matthew Hayes, David Fortunato y Matthew Hibbing concluyeron que existe evidencia de que los republicanos son más propensos a defender los derechos para portar armas que los demócratas. Pero que estos últimos, si son de raza blanca, están mucho más dispuestos a apoyar el derecho de una mujer blanca a poseer un arma de fuego que cualquier otro grupo.
Los republicanos partidarios de Trump – según el estudio – también se distinguen por una característica: son menos partidarios de que los negros accedan a las armas que cualquier otro grupo racial o de género. Para ese arquetipo de cowboy la Segunda enmienda es cosa de blancos. Entre 2020 y 2021 más de catorce millones de estadounidenses compraron armas por primera vez. Una pistola o un fusil son parte indispensable de su indumentaria.