La revelación formulada por las universidades de Essex y Adelaida a partir de encuestas locales hizo hincapié en algunos aspectos de la vivienda vinculados con un envejecimiento biológico más rápido.
Las conclusiones son independientes de si una persona alquila o es propietaria de su casa, incluidos los repetidos atrasos en los pagos y la contaminación.
El envejecimiento biológico se refiere al daño acumulativo de los tejidos y células del cuerpo, más allá de la edad cronológica.
La investigadora principal del Centro Australiano de Investigación sobre Vivienda de la Universidad de Adelaida, Amy Clair, explicó que «nuestros hallazgos demuestran que las circunstancias de la vivienda tienen un impacto significativo en el envejecimiento biológico, incluso más que otros determinantes sociales importantes, como el desempleo, por ejemplo, y por lo tanto los impactos en la salud deberían ser una consideración importante al dar forma a las políticas de vivienda«.
La falta de soluciones prácticas que caracterizó en Argentina al largo debate por la ley de alquileres, las marchas y contramarchas, sitúa precisamente el foco del conflicto en que el elevado déficit habitacional no se ha combatido con políticas efectivas de construcción de viviendas.
La inflación conspira en gran medida contra el financiamiento a largo plazo que requieren y los sistemas de indexación, como el CER o UVA, no pueden ser seguidos por la dispersa gama de salarios que hay en el país y la dispar actualización.
La angustia de no poder acceder con facilidad a un techo, sea como propietario o mediante un alquiler, y menos aún de poder pagarlo, seguramente ha afectado más la salud de los carentes muy por encima de lo registrado en países con mayor grado de desarrollo.
Precisamente, en Gran Bretaña y Australia, los investigadores descubrieron que es probable que la inseguridad y la escasa asequibilidad de las viviendas privadas de alquiler estén impulsando el vínculo entre el alquiler y el envejecimiento biológico.
No obstante, también se descubrió que los impactos epigenéticos del alquiler son potencialmente reversibles, lo que tornaría aún más necesaria la implementación de intervenciones de salud para los inquilinos.
Envejecimiento biológico
La doctora Clair sostuvo que el estudio publicado en la Revista de Epidemiología y Salud Comunitaria se expandirá por diferentes países en los que haya acceso a datos, de modo que poder explorar «si la asociación entre la tenencia de la vivienda y el envejecimiento biológico cambia con el tiempo».
La profesora de la Universidad de Adelaida, de Housing Research, Emma Baker, sostuvo en tal sentido que «las políticas para reducir el estrés y la incertidumbre asociados con el alquiler privado, como poner fin a los desalojos sin fundamento, limitar los aumentos de alquiler y mejorar las condiciones podrían contribuir, en cierta medida, a reducir los impactos negativos del alquiler privado».
Clair puntualizó la existencia de muchas similitudes entre los enfoques de política de vivienda del Reino Unido y Australia: «Los inquilinos privados en ambos países tienen una seguridad de tenencia muy limitada y enfrentan altos costos. Por lo tanto, es probable que los inquilinos privados en Australia también experimenten un envejecimiento biológico acelerado”, afirmó.
El trabajo utilizó datos de encuestas a 1.420 adultos en Gran Bretaña y tuvo en cuenta elementos de la vivienda como la tenencia, es decir, si una persona alquila o es propietaria de su casa; tipo de construcción; apoyo financiero gubernamental disponible para inquilinos; la presencia de calefacción central, como indicador de una calidez adecuada; y si la casa estaba en zona urbana o rural.
Al ser un estudio observacional en una población exclusivamente blanca y europea, se reconocieron limitaciones en los hallazgos, pero se sugirió que es probable que sean relevantes para la vivienda y la salud en otros lugares, particularmente en países con políticas de vivienda similares, como Australia.