Las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta ya son reconocidas formalmente desde el propio Gobierno. Este jueves, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti dijo que, luego de los ataques al despacho de CFK, “el Presidente se comunicó con ella sin tener respuestas». Luego, distinguió las relaciones personales de las relaciones políticas entre ambos: «Sobre las relaciones personales no comento, las relaciones políticas entre el Presidente y la vice están armoniosas y llevándose adelante”. Cerruti remarcó que el Frente de Todos es «una coalición que tiene diferentes miradas internas sobre diferentes temas, avanzamos convencidos de que la unidad es fundamental en este momento». Quien también opinó sobre el tema fue Oscar Parrilli, senador y una de las personas de mayor confianza de la vicepresidenta: «Como dice CFK, las elecciones no se ganan con la unidad de los dirigentes, sino gobernando para mejorar la calidad de vida del pueblo«, dijo, citando palabras que, según trascendió, Fernández de Kirchner pronunció durante el encuentro que sostuvo esta semana con organismos de derechos humanos.

El Presidente y la vicepresidenta se vieron por última vez el 1º de marzo en la apertura de sesiones ordinarias. Cerca del mandatario opinaron en diálogo con este diario que «en una relación tensa cada uno hace lo que puede«, y aclararon que las diferencias que existen entre ellos “no afectan la gobernabilidad”. La situación comenzó a complicarse entre las dos partes centrales del FdT por las diferencias frente al acuerdo al que se llegó con el FMI. 

Si bien en Casa Rosada reconocen que desde el comienzo hubo diversas posturas dentro de la alianza oficialista sobre distintos temas, y consideran que eso es normal en un gobierno de coalición, en este momento, explican, «estamos en una situación más complicada porque no es lo mismo remontar un off, que todos los votos en contra que hubo en el Congreso. No estamos igual que hace dos semanas porque es otro el escenario».

Cambios de gabinete

Sobre los posibles cambios de gabinete que pedían desde los sectores más «albertistas» como castigo a La Cámpora por votar de forma negativa el acuerdo, no hubo novedades. Del otro lado, los sectores más kirchneristas cuestionan al ministro de Economía, Martín Guzmán, porque consideran que les «escamoteó información» sobre la negociación con el FMI y agregan que eso es algo «de lo que se quejaron hasta los propios ministros albertistas». También le achacan que dejó «al sector mayoritario del Frente» al margen de una de las decisiones más importantes de la gestión. Fernández, que estuvo en Salta anunciando la entrega de viviendas, expresó que con el acuerdo alcanzado «no hay ajuste, ajuste deberíamos haber hecho si hubiéramos caído en default«.

Cerca de la vicepresidenta subrayan que «ni ella ni Máximo Kirchner salieron a declarar en contra del acuerdo antes de la votación. Nadie quería ir a default, pero había que marcar la diferencia porque hace dos años venimos planteando que no íbamos a buen puerto con los buenos modales«. Desde el entorno del jefe de Estado, en tanto, expresan que «nosotros estamos gobernando. Si va a haber cambios en el gabinete el Presidente no lo va a anunciar diez días antes. El Presidente se toma su tiempo y está esperando que baje la espuma». 

Acercamientos

En este escenario hay interlocutores que van y vienen de una terminal del oficialismo a la otra para tratar de tender puentes y recomponer la situación. Una de esas personas opinó en diálogo con este diario que «nada se va a solucionar hasta que no se sienten los dos –por CFK y AF– y arreglen las cosas para poder mirar para adelante. Si no hacen eso, no tenemos futuro para 2023″. 

En una posición más neutral también quedaron el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof –que el lunes se mostró en un acto con el Presidente y aseguró que el gobierno nacional y el provincial están trabajando en conjunto– y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. En Balcarce 50 opinaron en diálogo con este diario que «a todos les sirve que Wado no se meta en esta interna«, y destacaron que «a él nadie le pidió que junte votos ni que haga nada. Coincide con Máximo en las críticas al FMI y considera que este es un problema que durará años».

Silencios y planteos

Los gestos entre ambos sectores, mientras tanto, se multiplican: el Presidente en ninguna de sus apariciones públicas expresó de forma personal su repudio a la agresión que sufrió la vicepresidenta y CFK, mientras el ministro de Economía presentaba el acuerdo con el Fondo en el Senado, se reunió y subió fotos con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. En el despacho de Parrilli, el miércoles se encontraron un grupo de legisladores kirchneristas con el economista belga Eric Toussaint, presidente del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas. Luego del encuentro, Parrilli apuntó: «Toussaint sostiene que ‘la Argentina tiene la oportunidad de suspender los pagos y declarar la deuda odiosa‘”.

El jueves se desató otra discusión interna luego de la filtración de una carta que el secretario de Energía, Darío Martínez, envió al Presidente, a Guzmán y al jefe de Gabinete, Juan Manzur, en la que expresaba críticas a la gestión del ministro de Economía y pedía más presupuesto por el conflicto que genera en su área la guerra en Ucrania. Sin embargo, desde el gobierno expresaron a PáginaI12 que «en la carta Darío está haciendo algo normal que es pedir presupuesto a la Secretaría de Hacienda. Dice lo que vemos todos y que también ve Guzmán sobre el conflicto internacional. El martes incluso lo habló con el ministro y se subió el techo de las partidas«. Luego de que se conociera el escrito, Martínez intentó bajar las tensiones y aclaró que ya acordó con Hacienda «la planificación financiera para el mes de marzo, que garantiza el funcionamiento del sistema energético”.