Alberto Fernández respaldó a los movimientos sociales. Organizaciones como la UTEP o el Movimiento Evita reivindicaron a la economía popular como una creación de los sectores excluidos. Desde La Cámpora defendieron la postura de la vicepresidenta y agregaron lo suyo.
Luego del discurso de la vicepresidenta que, entre otras cuestiones, volvió a encender la interna en el oficialismo, el presidente Alberto Fernández salió a respaldar a los movimientos sociales a los que aludió Cristina Fernández de Kirchner el lunes, cuando pidió que «la aplicación de las políticas sociales no siga tercerizada». «Las organizaciones sociales no se llevaron la plata de los más vulnerables, sino que los acompañaron, los alimentaron y se asociaron al Estado», aclaró el Presidente y pidió que «nuestras diferencias no nos hagan decir cosas injustas».
Distintos dirigentes y espacios –varios de ellos que se identifican con el oficialismo– no tardaron en elaborar sus respuestas. La UTEP, por ejemplo, subrayó que «la economía popular es trabajo, no tercerización». El Movimiento Evita, una organización cercana al Presidente, que tiene una relación compleja con la vicepresidenta, y que fue aludida por ella en Avellaneda, también planteó que «reducir la economía popular a los planes sociales es negar la realidad. Negando la realidad del trabajo en el presente nos negamos la posibilidad de construir un futuro para todos y todas».
Comunicado del Evita:
Ante la campaña de estigmatización contra las organizaciones populares que se ha incrementado en los últimos días en los medios de comunicación y en las afirmaciones de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, queremos expresar nuestra posición.Hoy existen más de 200 organizaciones sociales que nacieron al calor de la resistencia al neo-liberalismo de los ‘90 y el macrismo. Son las mismas que estuvieron al frente del cuidado en la pandemia y las que hoy proponen organizar una sociedad que reclama nuevas formas de producción y trabajo.
Esa realidad surge de la dinámica del capitalismo financiero, en el marco del cual hace más de 50 años que no crece el trabajo registrado en la Argentina. También de la inacción del Estado y de la obstinación de quienes quieren seguir aplicando recetas del pasado a problemas del presente. Lamentamos que parte de la dirigencia política sea incapaz de entender la realidad del trabajo en el siglo XXI. Es más fácil pelear con quienes la expresamos, que escuchar y reflexionar acerca de cómo resolver los problemas de los que peor están.
Hoy la realidad del trabajo la expresan las organizaciones sociales en conjunto con los sindicatos. En las fábricas y en los barrios. En relación de dependencia en una empresa privada y en cooperativas y unidades productivas. La economía popular es la expresión de esta nueva realidad del trabajo que tenemos que dignificar y dotar de derechos para construir las instituciones que requieren los descamisados del presente.
Reducir la economía popular a los planes sociales es negar la realidad. Los planes sociales son apenas el 10% de la economía popular y el 5% del conjunto de los trabajadores y las trabajadoras. El IFE nos demostró que había más de 11 millones de trabajadores y trabajadoras por fuera de las relaciones de dependencia. Hay 6,5 millones en el sector privado y más de 3 en el sector público. Los 11 millones de trabajadores y trabajadoras a las que nos referimos no se quedaron esperando que el Estado o el mercado resolvieran sus ingresos: salieron a buscárselos y hoy son la mayoría de la fuerza de trabajo.Sería más productivo que discutamos cómo dota de derechos, herramientas y créditos a la producción de las y los trabajadores textiles, los cartoneros y recicladores, las empresas recuperadas, los pequeños agricultores, los ladrilleros, las trabajadoras del cuidado, etc. A todos aquellos y aquellas que se organizan sin patrón y que trabajan todos los días con y sin un plan social.
Un apartado especial merece las tareas de cuidado socio comunitario que las compañeras asumen con mucho orgullo además de ser dirigentas barriales y referentas políticas.La política tradicional entiende la participación política de los más humildes desde dos lugares igual de estigmatizantes: víctimas, que deben recibir asistencia inmediata del Estado como único ejecutor posible o victimario, en forma de puntero político que es culpable de reproducir la pobreza. Punteros y planeros son dos expresiones que intentan denigrar la organización política y productiva de nuestros barrios populares, a cargo de dirigentes sociales que dejan su vida en la lucha por la dignidad de sus compañeros y compañeras y que a la vez exigen una renovación política que exprese las demandas actuales y reales, pero que fundamentalmente los tenga como protagonistas.
Desde el Movimiento Evita creemos que el peronismo debe ser la estrategia política de los trabajadores y las trabajadoras del presente. Ese trabajo es el asalariado público y privado, son los autónomos, son la economía popular, etc. Negando la realidad del trabajo en el presente nos negamos la posibilidad de construir un futuro para todos y todas. Bienvenido el debate al Frente de Todos, porque lo único que debe preocuparnos es cómo construimos un proyecto de país con justicia social.
Sin la economía popular eso es totalmente imposible. Por eso vamos a convocar a todos los movimientos populares a construir un espacio político, social y cultural que discuta el modelo de país para enfrentar la concentración económica y superar los problemas estructurales que tiene la Argentina.
Ni el mercado ni el Estado resuelven todo. Es con el Estado, el mercado y la comunidad organizada.