“Van a poder diseñar el esquema (de despidos) que quieran, con la flexibilidad que quieran, a nivel empresa grande, mediana o chica”, dijo el ministro.
El ministro de desregulación, Federico Sturzenegger habló ante los popes de la Fundación Mediterránea en un hotel de Puerto Madero. Emocionado por la presencia de algunos de los que trabajaron con él en el think tank libreal, usó unos minutos para calificar de «prócer» al ex ministro Domingo Cavallo, que estaba comiendo en su misma mesa. Allí dejó una definición: «hay un artículo en ley bases que lleva el título de Fondo de Cese, que dice que las partes pueden salirse de la Ley de Contrato de Trabajo en lo que refiere a los despidos, un tema medular de la relación laboral. Pero en la reglamentación, a nivel convenio colectivo, van a poder diseñar el esquema que quieran, con la flexibilidad que quieran, a nivel empresa grande, mediana o chica». En este clima de camadería, también hubo lugar para un contrapunto con el dueño de los laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras, por la idea del Gobierno de Milei de una liberación total de las importaciones.
«Yo hablo de desregulación, no me meto con la macro», delimitó Sturzenegger ante los popes de la Mediterránea, cuando intentaron preguntarle por cuestiones de fondo que atañen al ministro de Economía, Luis Caputo. «La obra pública se terminó», fue otra de las frases que dejó el ministro, lo que generó sorpresa en varios popes de la Cámara de la Construcción (CAMARCO); y hasta celebró que «las transferencias a las provincias no vuelven más». Pero la que más ruido hizo fue la que se refería a la reglamentación de la Reforma Laboral, que según dijo saldría esta semana. «Pueden seguir manteniendo la indemnización por ley, un fondo individual como la UOCRA, un fondo solidario a nivel industria o contratar un seguro. El Gobierno no sugiere nada porque eso lo tienen que decidir ustedes. Van a tener que tener mucha neurona«.
Sturzenegger versus un ceo histórico
Por ahora, son hechos puntuales, pero los enfrentamientos aislados de empresarios de peso con funcionarios del Gobierno de Javier Milei por el rumbo de la política económica muestran que hay un malestar larvado por el devenir de los hechos. En el clima de camaradería del almuerzo de este lunes, Sturzenegger y el histórico ceo y dueño de los laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras, se enfrentaron duro por la liberación total de las importaciones.
Luego de que Sturzenegger diera una charla ante los presentes se abrió una ronda de preguntas del público. En uno de los intercambios, Figueiras admitió que está a favor de muchas de las desregulaciones en camino, pero planteó dudas sobre la apertura importadora. En ese momento, Sturzenegger le retrucó con una pregunta polémica: «si yo te digo que, por 20 años, Brasil te regala la leche, ¿vos agarras o no?». Sturzenegger intentó mostrar, con ese ejemplo, que una invasión de importados a bajo precio favorecen, según su prisma, a los consumidores. Como si la política de importaciones operara en el vacío y no tuviera una contraparte negativa para la producción nacional.
Ante su pregunta, se generó un murmullo entre el público, que contaban a ceos importantes como Sebastián Bagó, Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza; Domingo Cavallo, creador de la entidad, y el ex ANSES y director del IERAL, instituro económico de la Mediterránea, Osvaldo Giordano. Muchos levantaron la mano diciendo que «agarramos», pero Figueiras sorprendió.
«Depende -dijo, según supo Página I12– porque me estás arruinando la industria lechera. El segundo vaso de leche, ¿quien lo paga?». Vale aclarar que el sector medicamentos fue uno de los más amenazados por la apertura importadora en la era Macri, pero Figueiras luego les explicó a varios que el concepto en debate es sobre condiciones generales. Se habló, puntualmente, de un caso, que es el de la energía. Es, quizás, el que muestra las contradicciones del Gobierno sobre qué hacer con la economía. En su discurso en la UIA, Milei rechazó la sustitución de importaciones por ser un proceso que considera esteril, pero a la vez buena parte del superávit que tiene es por las obras de infraestructura -gasoducto Néstor Kirchner- que le permitieron dejar de gastar dólares en gas importado.
La crítica de Figueiras se suma a otros empresarios grandes que marcaron diferencias, entre ellos el dueño de ALUAR y FATE, Javier Madanes Quintanilla; el salteño José Urtubey; y el dueño de Todo Moda, Martín Castelli. Este último habló de que este gobierno no puede ser «un segundo menemismo».