La Justicia, en un acto de maravillosa eficiencia, ha decidido suspender nuevamente la audiencia contra el ex ministro de Seguridad, Claudio Latini. Esta vez, el juez de Garantía N°1, Juan Manuel Montivero Chada, accedió a la solicitud de la defensa del exfuncionario. Bueno, ¿para qué apurarse? A fin de cuentas, solo se trata de un caso que investiga peculado y sustracción de bienes del Estado.
Era este martes a las 9 cuando estaba programada una audiencia crucial, pero el juez, en su infinita sabiduría, decidió que diez días adicionales para «recolectar la carga probatoria» nunca están de más. Una medida comprensiblemente prudente, considerando el carácter sensible de la acusación y el hecho de que se trata de un ex alto funcionario.
La Fiscalía tenía preparada una acusación formal y un arsenal de pruebas incriminatorias, que incluían pedidos de condena de dos años y medio en suspenso. Pero, claro, eso puede esperar. Al parecer, la justicia tiene tiempo para dilatar procesos como si fueran un café bien cargado.
De acuerdo a la denuncia, Latini supuestamente se llevó una serie de bienes de la oficina que ocupó en la Casa de Gobierno, incluyendo electrodomésticos, muebles y hasta unos monopatines eléctricos. Se dice que incluso solicitó que la Policía le llevara todo a su casa en Juana Koslay. Es curioso, ¿no? Mientras la sociedad espera respuestas por actos de corrupción, nuestro juez parece estar más enfocado en darle tiempo a la defensa, como si se tratara de un juego de ajedrez donde siempre hay que dar un paso atrás.
Y claro, la defensa se siente ahogada por la falta de información sobre los bienes supuestamente robados. La esperanza es que todas esas preguntas sobre los vehículos y los horarios se resuelvan pronto. Mientras tanto, la Fiscalía, visiblemente exasperada por la situación, sostiene que han sido más que tolerantes en este proceso.
Montiveros Chada, siempre con esa visión tan aguda, ha manifestado que «no se puede perder de vista el tiempo perdido», como si fuera un recordatorio amable de que en la justicia, a veces, la lentitud es una virtud. Después de todo, ¿qué prisa hay cuando se trata de un ex ministro y su “peculiar” forma de manejar los recursos públicos? Sin duda, este episodio refleja un manejo excepcional de la administración de justicia, donde los culpables parecen tener siempre una salida, al menos por un tiempo más.