El pleno del Parlamento peruano decidirá si el actual presidente, Pedro Pablo Kuczynski, debe ser destituido de sus funciones por su presunta vinculación con la trama de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
El Congreso, controlado por el partido de la dirigente opositora Keiko Fujimori — investigada también por presunto financiamiento de Odebrecht — debatirá y votará un pedido para destituirlo bajo el cargo de «incapacidad moral permanente».
Para poder proceder con la causa, son necesarios 87 votos de los 130 legisladores que componen el Congreso unicameral.
El mandatario tendrá un tiempo de dos horas para ofrecer, junto a su abogado defensor, Alberto Borea, alegatos que desestimen las acusaciones.
En la noche de este miércoles el jefe de Gobierno compartió dos mensajes a través de sus redes sociales, en los que asegura que el procedimiento se trata de un «golpe político y económico» a la constitución y la democracia del país disfrazado bajo «interpretaciones legales supuestamente legítimas».
El funcionario explicó que durante su gestión en el Gobierno del expresidente Alejandro Toledo — prófugo de la justicia peruana — se alejó de la empresa Westfield Capital, empresa que, de acuerdo con la información suministrada por la constructora brasileña, recibió entre 2004 y 2007 cerca de 782 mil dólares.
También se le vincula con la empresa First Capital, propiedad de su socio Gerardo Sepúlveda, que también contrató millones de dólares con Odebrecht cuando era ministro.
El presidente llegó a este punto con los niveles más bajos de aprobación desde que asumió el cargo, solo un 18 por cierto; la oposición peruana tampoco cuenta con mucho apoyo de la sociedad. En recientes movilizaciones los peruanos han exigido que «se vayan todos los corruptos».
Un 57 por ciento de la sociedad peruana apoya la destitución de Kuczynski, un 61 por ciento quiere el cierre del Congreso y un 67 por ciento pide nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias.
Según señalaron medios locales, la probable destitución de PPK se da en un contexto en el que existe un descrédito generalizado de la clase política de Perú.