Supuesta promoción industrial; construcción de estadios y autódromos descomunales; construcción del monumento al túnel en la Calle Angosta…
…Reparto indiscriminado de dinero bajo la pantalla de becas para jóvenes; pretendida imposición de precios bajos en carnes y leche; aparentes nuevas políticas en materia de protección de mujeres en situación de vulnerabilidad; nueva ley de aparente acceso fácil a viviendas sociales; rescate de clubes deportivos luego de años de desatención y olvido; expropiación de una fábrica cuyas máquinas no funcionan, son algunas de las medidas que el gobierno familiar está adoptando frente al surgimiento del frente político electoral que llena de preocupación e insomnio a quienes dominan San Luis en las últimas tres décadas y quieren seguir haciéndolo al menos, mientras tengan fuerzas para respirar.
Pero del otro lado, no solo que hay decisión política de modificar esta patología institucional, sino que ella tiene su básico sustento en las ganas de concluir con esta etapa en la historia de San Luis, cuya transición ya comenzó, aunque los dueños del poder crean que ellos estarán para siempre.
Por primera vez, la relación gobierno-electorado refleja una concreta crisis de interpretación, toda vez que el cansancio de la mayoría del pueblo se está traduciendo en la necesidad social de dejar de lado lo que ya fue y dar comienzo a una nueva experiencia que, ciertamente tenga que ver con la normal relación “demanda-respuesta” que todo gobierno debe tener como meta y que en San Luis es historia antigua.
Si se atendieran las demandas sociales y no los caprichos delirantes de los gobernantes, la brújula del presupuesto provincial realmente estaría orientada a solucionar los acuciantes problemas de fuentes de trabajo que San Luis tiene y que por todos los medios tratan de ocultar.
Medidas esporádicas como la expropiación de la ex Cerámica San Lorenzo en Villa Mercedes o la compra de un galpón donde otrora funcionó una industria textil en Justo Daract, no son más que parte del maquillaje que despliega el gobierno familiar, que solo trabaja en el efecto mediático electoral. No hay política industrial, ni tienen interés en que ella exista. Hoy, los negocios del poder pasan por otro andarivel. En consecuencia, el retorno de la promoción industrial no es más que un efímero discurso de campaña. Voluntarismo por donde se lo mire.
No hay prestaciones adecuadas en materia de salud pública, seguridad, educación ni justicia. Tampoco en la obra pública, limitada a la construcción de fantasiosas obras que baten records que a nadie interesan porque no solucionan ningún problema real. Ahora, se aprestan a inaugurar un estadio de fútbol del doble de tamaño del “Juan Gilberto Funes” de la ciudad de La Punta. Ya hicieron lo propio con el nuevo autódromo La Pedrera, pero nada de eso tiene que ver con la necesidad real de la ciudadanía que mira con asombro y desconfianza a un régimen, de cuyo fin seremos testigos más pronto que tarde.
La demanda social existe. La respuesta gubernamental está ausente. El gobierno familiar interpreta solo sus necesidades. Convertir las demandas sociales en respuestas ciertas será el primer desafío que deberá enfrentar la nueva realidad político-institucional en San Luis, una vez que la ciudadanía haya dado su veredicto en las urnas. De ese modo, volveremos a tener una política industrial que enfrente el flagelo del desempleo; el dolor de la salud que no es tal; el miedo a la inseguridad; el descalabro de la educación y la impotencia de la no justicia. Quienes todavía dominan el poder no tienen interés en cambiar. De modo que la única solución es ganarles democráticamente el poder y dar una vuelta de página en la historia provincial.