Hemos vislumbrado que la capacidad de las arterias de la ciudad para seguir albergando un creciente número de vehículos está llegando a su límite, y la ciudad resulta menos saludable y transitable por esta causa.
Sin embargo, arancelar y limitar el estacionamiento, aunque desestimule a muchos, no resulta una medida suficiente para solucionar este problema. Es imperativo e imprescindible optimizar el transporte público de pasajeros, para que se transforme en una alternativa preferible a lidiar con embotellamientos, problemas de estacionamiento y gastos, en este punto, ya lo hemos hablado, no se trata de vigilar y castigar, sólo con fines de recaudación y ni hablar de las obras innecesarias faraónicas para cobrar dichas multas, que la pruebas está que no han resuelto la seguridad vial y mucho menos los problemas de infraestructura.
Debemos repensar la realidad vial de la ciudad teniendo como fin relevar las informaciones suministradas por el área de tránsito, la Policía de la Provincia , hospitales o sistema de salud, Bomberos, juzgados de faltas, las Cámaras de Comercio e Industria y todo agente local que pueda aportar información fidedigna respecto de la problemática vial de la ciudad. Todo esto se complementará con las observaciones de campo y las reuniones con organizaciones referentes de la comunidad, realizadas por el personal especializado.
Esta realidad tiene unas connotaciones importantes. La seguridad por ejemplo, es ciertamente una cuestión que está vinculada con muchas variables como la cultura, la educación, el sistema judicial, etc… pero el diseño o la falta de este también pudiera tener implicaciones que muchas veces son desatendidas.
A tal efecto, usando el sentido común lo que hace especial al diseño es que cualquier obra de infraestructura en la ciudad, generalmente tiene un impacto duradero. Aunque hoy quisiéramos duplicar la cantidad de policías para reducir el crimen, probablemente pudiéramos lograr el mismo resultado si la ciudad fuera más conectada, mas iluminada, menos solitaria, y un sinfín de cosas más que están más vinculadas con el diseño que con otra cosa.
Es importante recordar que cada diseño de la ciudad va a tener un impacto en la forma en que se vive. Resulta prioritario:
•Mejorar la calidad de la oferta del transporte colectivo, solucionando importantes problemas del servicio tales como: la falta de respeto de las frecuencias de circulación, la conducción temeraria de muchos choferes, el mal estado de las unidades y de las paradas especialmente las que circulan en el interior de la Provincia.
•Facilitar enlaces rápidos y seguros entre los diferentes líneas de transporte, por medio de la construcción de centros de transferencia eficientes y colectivos que sean rápidos y de circulación segura para los usuarios.
•Ampliar y hacer más seguras las ciclovías existentes, muchos de los kilómetros delimitados no son transitables por defectos del asfalto, vías obstruidas, estrechez, etc.
•Continuar ampliando y mejorando las frecuencias de circulación. Evitar las obstrucciones a la circulación provocadas por el estacionamiento indebido , no sólo de automóviles sino de micros, y camiones que no respetan lugares ni horarios de carga y descarga. Y lo que es peor el uso de contenedores de residuos que sólo han aletargado el tránsito, especialmente en el micro centro puntano
•Continuar mejorando el estado de las veredas y los cruces y semáforos peatonales para incentivar el caminar, sin riesgos ni obstáculos.
Un eficiente y seguro sistema de transporte público, resulta el mejor incentivo para dejar el auto, en beneficio de todos.
Debemos repensar la realidad vial de la ciudad teniendo como fin relevar las informaciones suministradas por el área de tránsito, la Policía de la Provincia , hospitales o sistema de salud, Bomberos, juzgados de faltas, las Cámaras de Comercio e Industria y todo agente local que pueda aportar información fidedigna respecto de la problemática vial de la ciudad. Todo esto se complementará con las observaciones de campo y las reuniones con organizaciones referentes de la comunidad, realizadas por el personal especializado.
Y de ahí armar una estrategia viable y no utópica, por no decir demagógica… que podamos ir bajando la siniestralidad.