Poesía Periodística (Parte siete)
Concienciar
Poema dedicado al poeta Oscar Miremont
El señor tiempo
es la memoria
que pica y pincha
Poema extraído del libro Epitafios (de amor y desamor), de Luis Vilchez, Décima segunda experiencia literaria realizada a pulmón, octavo libro de las Ediciones Libros de la Calle, año 2010
Quiero aclarar que la mayoría de las y las escritores que presentamos en este espacio de “Poesía Periodística” han publicado en la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento, publicación independiente, nacida el 21 de setiembre de 1999, en la ciudad de Juana Koslay, San Luis, Argentina. Sur del Continente Americano. Planeta Tierra. En recomposición metonímica y anímica. Y en la Sopapa Literaria (Revista de Poesía Periodística), nacida en el mismo espacio-tiempo con las mismas intenciones, pero un 5 de marzo de 2005. Tengo el gusto de haber creado estas dos revistas con mi compañera de la vida, la escritora y docente decente Mónica Beatriz Algarbe, situación completamente amorosa que ambos queremos alimentar y que nos ha llevado a nacer y trashumar en un mar interminable de amigas y amigos del arte popular de diferentes rincones de nuestro hermoso país, alegría para nuestras almas que es casi imposible descifrar en palabras, ya que lo vivido es único.
¿Cuáles son las intenciones entonces?: la necesidad de vivir en poesía. Una poesía comprometida con la situación social, política y cultural del mundo. Escritores que se la “jueguen” por un estilo, una forma de discutir el mundo. Y así, de una forma bella: nacer en poesía. Eso que ha llamado mi amado amigo, el sociólogo y poeta Roberto “Tato” Iglesias: una coherencia con la palabra y el gesto.
Les convidamos a un poeta popular que tiene estas virtudes: Oscar Miremont. Nacido por casualidad en la ciudad de Mendoza un día del año 1957 y que por causalidad es “amigo entrañable de quienes nacemos Vientos”. Viajero empedernido, enfermero, profesor de historia, buscavidas, buscamores, jugador de futbol retirado, admirador del sol, el arte y la solidaridad humana. Por cierto, ha publicado muchos libros. Y muy bellos. Tiene oficio desesperado de poeta. Ahora a gozarlo.
(Pequeña Historia Poética
de Los Huarpes)

Por Oscar Miremont
Se calcula que hace 11.000 años atrás las tierras que llamamos Cuyo comenzaron a ser habitadas por antiguos cazadores y recolectaron que encontraron en este sitio un lugar para desarrollarse plenamente. Con el pasar de los siglos fueron desarrollando la agricultura como medio de vida y poco a poco fue surgiendo entre ellos la cerámica y la domesticación de los animales.
Hacia el siglo XVI, momento de la llegada de los europeos a América, los primitivos habitantes de esta región estaban alojados en diferentes valles: Guentota o Cuyo (Centro de Mendoza), Tucuma o Caria y Tulum (San Juan), Uco (Tunuyán), Jaurúa (San Carlos), Uspallata (en la zona homónima).
Por ser su divinidad mayor Hunuc Huar los españoles llamaron a los indígenas Huarpes. Nombre que con el paso del tiempo se fue imponiendo y que según el historiador Canals Frau significa “Pariente de Huar” o más propiamente “Hijos de Huar”.
Si bien formaron un solo pueblo, posiblemente su raíz sea de dos etnias diferentes, el Huarpe de la zona de Mendoza hablaba un dialecto llamado Millcayac, distinto al dialecto Allentiac hablado por los Huarpes que habitaban la zona en la que hoy se ubica la ciudad de San Juan
En general era un pueblo pacífico que se dedicaba a la agricultura, la caza y la pesca. Los españoles los describieron como “…bien tallados y dispuestos, galanes de cuerpo…y las mujeres son muy delgadas y muy altas (como en ninguna otra parte)”. También decían de ellos “los hombres eran bien agestados, ingeniosos y habilidosos. Las mujeres muy agraciadas”
Hacia principio del siglo XVI formaban parte del Tahuantisuyo, el gran Imperio Inca, que se extendía desde Ecuador hasta el Rio Tunuyán, en nuestra Provincia.
No les fue difícil a los españoles, llegados desde Santiago de Chile, dominarlos, y en su territorio fundar la ciudad de Mendoza, el 2 de marzo 1561 y San Juan de la Frontera el 13 de junio de 1562. Uno de los primeros objetivos de los hispánicos fue obtener mano de obra indígena para los campos y las minas de Chile, así la mayoría del pueblo Huarpe fue trasladado a Santiago, bajo el régimen de la encomienda. Allí murieron, penando por una tierra que nunca más volverían a ver.
Los que se salvaron fueron los que huyeron hacia el sur y se juntaron con las tribus más rebeldes de Puelches; O los que huyeron hacia el norte, a las lagunas de Guanacache, hoy un desierto en el departamento de Lavalle, lugar en el que todavía quedan descendientes y que en los últimos años han vuelto a recuperar sus tradiciones y su orgullo de sentirse un pueblo que aún sigue reclamando por sus tierras y por su dignidad.
Tras leer infinidad de textos de la época he querido poemar algunas de las situaciones que el pueblo Huarpe le tocó vivir. No pretendo ser exhaustivo, la mayoría de los atropellos que vivieron los “Hijos de Huar” no están aquí, seguramente están en la memoria de miles que nos consideramos descendientes de aquellos hombres y mujeres que fueron barridos por el progreso de otros hombres.
Estos pequeños poemas son un homenaje, un recuerdo y un intento de no olvidar a aquellos, hermanos nuestros, que forman parte de nuestra sangre y de nuestra historia.
¿La historia se repite?
¿O se repite sólo como penitencia de quienes somos incapaces de
escucharla?
No hay historia muda.
Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho
que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca.
El derecho a recordar es hoy más que nunca necesario reivindicarlo
y ponerlo en práctica: no para repetir el pasado,
si no para evitar que se repita
Eduardo Galeano
Toda historia es una excusa para pensar el presente y soñar el futuro
¿Lograremos exterminar a los indios?
Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar.
Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandarí¬a colgar ahora si reapareciesen.
Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así¬ son todos. Incapaces de progreso.
Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande.
Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado.
Domingo Faustino Sarmiento
Poesía de Oscar Miremont
La Tierra
¿Por dónde? ¿Por qué rostro?
¿Por qué plegaria hueca anda tu piel perdida?
¿Tu epidermis de orígenes?
¿Tu sangre indescubierta?
Armando Tejada Gómez
Fue Cuyun
lugar de las arenas
Millcayac fue su idioma
Huarpe su sangre y su aliento
huerto fecundo en medio de la nada
un marrón oscuro con útero adolescente
Huentota se llamaba El Valle
lo cruzaban canales, acequias, montañas
se vestía de maíz
se adornaba de quinuas, zapallos, algarrobas
Un gigante dormido lo guardaba y protegía
le brindaba su agua
le prestaba su sombra
le cuidaba sus espaldas
Un anillo de fuego reinaba y era Señor
Amo de las cosechas
Patrón del puma y el ñandú
Curaca del verano
Dueño y hacedor de las cosechas
Violada por el agua
la tierra parió hijos
creó simientes
engendró pájaros
organizó los vientos
fundó un pueblo
Fuiste Pachamama
Teta te llamaron los cuyunches
Llacta Mama los incas
Fuiste la madre de todos
un vientre bendito
generoso
que dabas la vida a manos llenas
El Requerimiento
En vísperas del asalto de cada aldea el Requerimiento de Obediencia explicaba a los indios porque se debía obedecer al rey. Este Requerimiento se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia de notario y sin ningún indio
Eduardo Galeano, Espejos
De parte del Emperador y Rey don Carlos, y doña Juana su madre
Reyes de Castilla, de León, de Aragón
de las dos Sicilias, de Jerusalén
y también de las Islas y de todo lo que hay en ellas
Domadores de gentes bárbaras.
Sus criados les notificamos y les hacemos saber, como mejor podemos,
que Dios nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y la tierra.
luego llamó a San Pedro
para que de todos los hombres del mundo le obedeciesen,
y le concedió todo el mundo por su Reino y jurisdicción..
Uno de sus sucesores , Alejandro VI, como Señor del mundo
hizo donación de estas islas y tierra firme del mar Océano
a Isabel de Catilla y Fernando de Aragón
con todo lo que en ella hay en ellas
con sus oros y sus platas
sus cóndores y sus vientos
sus aguas y sus especies
sus hombres y sus mujeres
Por lo tanto les rogamos y requerimos
que acepten a la Iglesia por señora y superiora del universo
y al Sumo Pontífice como Papa
al Emperador y Reina doña Juana como vuestros legítimos Señores
y a estos padres religiosos para que les muestren el Evangelio
Si así lo hacen los recibiremos con todo amor y caridad
y les dejaremos a vuestras mujeres e hijos y haciendas libres
para que Ustedes hagan lo que les plazca
y también les concederemos privilegios y exenciones
y se les harán muchas mercedes.
Y si así no lo hacen
con la ayuda de Dios
nosotros entraremos poderosamente contra vosotros,
y les haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos
y los sujetaremos al yugo
y tomaremos vuestras personas
y a vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos
y como tales los venderemos
y les tomaremos vuestros bienes,
y les haremos todos los males y daños que pudiéramos
También declaramos que las muertes y daños que de esto se sigan
será solo culpa de ustedes
y nada más que de ustedes
Y entonces sí esto sucede
si ustedes no quieren aceptar la Santa palabra de Dios
ni pagar los impuestos a nuestro rey y señor
por su maldad y desidia
los condenaremos a muerte
y se pudrirán por los siglos de los siglos
en el infierno de Nuestro Dios y Señor Jesucristo
No he matado vecinos
“Algunos nativos andan rebelados, tal que toman ánimo para alborotarse y matar algunos vecinos”
Ovalle. Historia de Chile, extracto referido a Mendoza. 1567
Yo no he matado vecinos
Señor Corregidor
no eran vecinos
los hombres que mi mano ha destrozado
Nunca fueron vecinos los hombres de hierro
Señor Corregidor
Yo no estoy alborotado
Señor Corregidor
estoy defendiendo mis pájaros
mi chacras, mi tiempo
A mi futuro lo están linchando
Señor Corregidor
Yo no estoy rebelado
Señor Corregidor
yo tengo sangre en el ojo
de tanta calentura
de tanta bronca vieja
de tanto aguantar y fregarse
Señor Corregidor
Sí, somos nativos
Señor Corregidor
no se equivoca cuando nos nombra
somos desde siempre
como las piedras y las arenas de este valle
Señor Corregidor
Es verdad que somos mansos
los Hijos de Huar
es verdad que no creemos ni en la lanza
ni en el cuchillo que mata
Pero no juegue con nosotros
Señor Corregidor
No juegue con nosotros
Señor Corregidor
Un poco de tierra
“José indio, yanacona del Cuzco, zapatero, pide permiso para asentarse en estas tierras”
Actas Capitulares de Mendoza 1575
Yo, José Pachacuti
hábil con el cuero y la cuerda
hacedor de sandalias
ushutas
y también del zapato de la vieja España
pido un pedazo de tierra
de esa que perteneció a los padres de nuestros padres
pido un poco de agua
para calmar esta sed que no se apaga
pido un poco de sol
para matar este frío
pido un poco de viento
para sentir que esta muerte
tiene respiro
Yo, zapatero sin tierra
desandador de caminos
busco comer de mi oficio
aprendido en la el inicio de América
cuando los padres de nuestros padres buscaban el agua primera
o la tierra que mejor se entrega
o el viento que empuja en la llanura
o el guanaco
dador de la vida
con su carne, su sangre, su cuero
Yo, artesano de caminantes
pido un trozo de tierra
con sus aguas y sus canales
para que el maíz se haga oro
para que el ciruelo me regale sus flores
para que vea crecer mi simiente
para que vea a mis hijos subir a la altura del trigo
para que vea a mi hijas multiplicarse como cepas fecundas
para que estas llagas tengan sentido
para que mis muertos tengan descanso
Un poco de tierra
para que la muerte no gane
Fuente
www.revistaculturalelviento.blogspot.com.ar
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– Los Hijos De Huar (Pequeña historia poética de los huarpes), Oscar Miremont, Proyecto financiado con aportes del fondo provincial de la cultura – Secretaria de cultura / Mendoza, año 2008
– www.luisvilchezpoeta.blogspot.com.ar