La culpa es de Vidal. Ese balance hicieron circular desde sectores vinculados al jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien ya tiene una inquina desde hace tiempo con la gobernadora saliente, María Eugenia Vidal. El análisis plantea que la caída de Mauricio Macri se explica porque el equipo bonaerense no traccionó la boleta presidencial y provocó un desplome en ese distrito. Desde el entorno de la gobernadora indicaron que nadie puede creer esa hipótesis, advirtieron que la economía fue la principal causante de la derrota –Vidal suele reivindicar su gestión provincial y deja en claro que eso no fue lo que falló–, así como una estrategia de confrontación que permitió que todos los adversarios peronistas se unieran en un solo frente. Además, advirtieron que se trata de un intento de enemistar a Macri con Vidal. «Es lo que Peña siempre intentó», destacaron.
Se sabe que Peña y Vidal están distanciados hace más de un año, por lo menos. La gobernadora puso reservas a buena parte de la estrategia nacional de 2019, que tuvo los resultados que hoy se conocen. Peña, por su parte, la culpó por el reclamo al comienzo del año del «Plan V», esto es, que la gobernadora reemplazara a Macri como candidata a presidenta. No importó que ella lo desmintiera y que el clamor viniera, en verdad, de un sector empresarial, Peña siguió intentando sembrar la idea de que era una posibilidad fogoneada por la gobernadora.
También chocaron sobre la posibilidad de desdoblar las elecciones bonaerenses. Vidal, sin estar convencida, pidió considerarlo por unos meses. La respuesta fue tajante: la obligaron a anunciar a principios de año que no habría tal desdoblamiento. También le vetaron la posibilidad de que tuviera colectoras con otras listas presidenciales. Todo concluyó con una derrota para Vidal aún peor que la de Macri a nivel nacional.
En el escenario de la derrota, sectores vinculados a Peña dejaron correr por algunos medios un análisis que ya hacían después de las PASO: que faltó armado de Vidal en la provincia de Buenos Aires, que no sumó intendentes, concejales; en definitiva, que nunca tuvo volumen político y no traccionó la boleta presidencial. Desde las primarias, Vidal tuvo menos actos con Macri y cerró sin él su campaña, con otros colores y otra estética para diferenciarse lo más posible del Presidente, cuya imagen en el conurbano era un yunque que hundía a cualquier candidato.
Cerca de Peña, no lo ven así: indicaron a La Nación que en la tercera sección electoral, Fernández superó a Macri por un millón de votos y se quejaron de que Macri no estuviera más en la campaña de la gobernadora. En síntesis, Vidal más que ser una esperanza de recambio, es la culpable de la derrota.
Desde el gobierno bonaerense le atribuyeron esas versiones a Peña o a su entorno. «Creo que no hay persona en el país que piense que eso es cierto», contestaron. Consideraron que son intentos por desviar la responsabilidad del que fue el principal conductor de la campaña nacional y que ahora debe cargar con la derrota. «No sirve de mucho. Se les esfuma en un minuto», decían cerca de Vidal.
A la vez, apuntar contra Vidal podría ser una forma de esmerilar a las figuras que surgen como opciones para el posmacrismo y que podrían terminar desplazando al Presidente del liderazgo del espacio: tanto Vidal como Horacio Rodríguez Larreta. «Peña siempre nos quiso separar. Pero es imposible», consideraron ante PáginaI12.
Además, remarcaron que el error estuvo, justamente, en la estrategia pergeñada por Peña y el consultor Jaime Durán Barba: la polarización extrema, que concluyó con una unidad de distintos sectores del peronismo, cuando lo que necesitaban era dividirlos. También podrían haber contestado: «Es la economía, estúpido». La caída económica, claramente, impactó fuerte en la provincia de Buenos Aires y particularmente en el conurbano, donde Vidal y Macri tuvieron su peor desempeño.
También sostuvieron que es mentira que Vidal haya tenido un retroceso desde las PASO: en cambio, señalaron que creció unos 600 mil votos y que consiguió sostener la cantidad de bancas en la legislatura bonaerense (92 en Diputados y 26 en el Senado). Es cierto, no obstante, que Macri sumó unos 100 mil votantes más que ella y no menos. Más allá de los números, el cruce de pases de factura por los medios es sólo el primer capítulo de la difícil tarea de que Macri acepte que exista una sucesión dentro del PRO. Por ahora, Larreta –el verdadero aspirante a reemplazarlo– no movió ninguna ficha.