Myriam Bregman, legisladora porteña del FIT y candidata a diputada nacional por la Ciudad, considera que las luchas de los pueblos latinoamericanos ponen en jaque las experiencias neoliberales, que en Ecuador se desató la resistencia al ajuste del FMI y en Chile se expone las consecuenciass sociales del modelo que se quiso imponer en el continente. Cuestiona a los sindicalistas argentinos que esquivaron dar la pela contra el ajuste macrista, que se propuso debilitar al movimiento obrero para «someter a los sectores más empobrecidos de la sociedad, los trabajadores y jubilados». Afirma que la deuda externa se «debe investigar» por «ilegítima» y que el Presidente y sus funcionarios deben responder ante la Justicia. Afirma que «Macri ya fue», considera «lógico» que en las PASO «se haya canalizado en una primera instancia en aquello que se veía como posibilidad para sacar a Macri de la Casa Rosada», pero insiste en la necesidad de que «la izquierda tenga representación en el Congreso», para garantizar que la agenda legislativa incluya temas que las fuerzas mayoritarias eluden.
-La Argentina va decidir en las urnas la continuidad o no de un Gobierno liberal en medio de multitudinarias protestas contra modelos similares en Chile y Ecuador. ¿Por qué considera que en nuestro país no se dieron ese tipo de protestas contra el ajuste del macrismo?
-Creo porque hay responsables de haber evitado que se enfrente profundamente las políticas de Mauricio Macri. América Latina está mostrando una triste noticia para el gobierno de Macri: creyeron que iba a avanzar una nueva oleada derechista, que Bolsonaro era lo que venía, que podía avanzar el golpe de Estado organizado por Estados Unidos en Venezuela, que Piñera era el gran ejemplo, el gran modelo a reivindicar. Todo eso entró en crisis porque Lenin Moreno optó por cumplir las políticas del FMI y fue enfrentado en la calle, porque en Chile se empieza a cuestionar, como dicen en sus cantitos en las movilizaciones, “no son 30 pesos sino 30 años” y no cuestionan solo el último momento sino profundamente ese régimen heredado del pinochetismo. Y en Argentina no es que hubo menos ajuste, lo que hubo que es que los poderosos sindicatos con los que cuenta el movimiento obrero argentino no estuvieron al servicio de dar esa pelea contra las políticas de ajuste. Lo dijo el mismo (Nicolás) Dujovne, que el gobierno hubiese caído con ese nivel de ajuste. Es mucho lo que queda por analizar, cómo la Argentina no se pudo enfrentar verdadera y masivamente a las políticas de ajuste de este nuevo intento neoliberal que encarna Macri.
–¿No cree que las organizaciones sociales surgidas en 2001 ayudaron a contener a la gente en las cuestiones más urgentes ante la ausencia del Estado, aunque ante la magnitud de la crisis esto ya no parece alcanzar?
–La palabra contención puede tener dos significados. Si estamos hablando de cómo se alimentan los pibes y las pibas en los barrios ante la ausencia de las políticas de Estado, es una cosa. Ahora, lo que planteo es la necesidad de enfrentar esas políticas, donde las poderosas organizaciones sindicales y sociales que tiene la Argentina tendrían que haber enfrentado verdaderamente para derrotar estas políticas del macrismo, para que no sigan llevando a situaciones terribles a los sectores más empobrecidos de la sociedad, a los trabajadores, y ni hablar de los jubilados. Hubo cómplices, dentro del Congreso los sectores del peronismo que le votaron todo, no solo Pichetto que tanto votarle a Macri se terminó haciendo macrista, sino también los sectores de los gobernadores que rápidamente se dieron vuelta y se aliaron con el Frente de Todos.
–Además del cuestionamiento marcó el poderío de los sindicatos argentinos. ¿Considera que por esto varios candidatos liberales atacaron al movimiento obrero en el debate presidencial, hablaron de reforma laboral y hasta amenazaron a los movimientos sociales y piqueteros?
–Categóricamente sí. Espert dice lo que muchos piensan y nadie se anima. Yo le diría a Espert que vaya a las calles de Chile, que se pare en la Plaza Italia y recite ahí que el modelo chileno es admirable. Cuando hablan del modelo chileno, hablan de un país con baja organización sindical, sindicatos atomizados, persecución a los que luchan y se organizan, siempre reiteradas muertes en las represiones a las movilizaciones populares. Cuando atacan al movimiento sindical organizado ponen a Chile como ejemplo. Para ir a un modelo de bajos salarios, de condiciones de mucha explotación para los trabajadores, con una educación muy limitada de acceso popular, con una salud completamente mercantilizada, saben que tienen que destruir sus organizaciones. Su proyecto económico va acompañado de destruir toda organización obrera y popular en Argentina. Nuestro cuestionamiento es a esa dirigencia sindical que pactó todo con Macri, que dejó pasar incluso el veto a la ley anti despidos votada en el Congreso.
–¿Considera que la precarización laboral y los despidos que produjo la política económica de Macri pueden debilitar al movimiento obrero argentino?
–Creo que todavía mantiene un gran poder pero están apuntando a eso. El FMI exige una reforma laboral, pero la única forma que tienen es pasándola por el Congreso. Macri lo intentó, pero después de la reforma previsional de diciembre de 2017 desechó esa idea y fue a avanzar en convenios por sector, el de Vaca Muerta, el más conocido del convenio flexibilizador. Pero Marcos Galperín no se hizo macrista por amor, sino porque le dieron un convenio absolutamente flexibilizador que quieren aplicar como modelo a otros sectores. La gran pregunta es qué va a pasar en adelante con eso: ¿se va a derogar? ¿se va a permitir este tipo de convenios? Quedan muchas preguntas por delante.
–La experiencia neoliberal de Macri parecería tener fin si el domingo si se confirma el resultado de las PASO, pero deja un gran endeudamiento externo. ¿Cuál sería la solución para esa deuda?
— Creo que Macri ya fue, como se dice habitualmente, que ya está acabada esta experiencia pero deja el ajuste y la deuda. Nosotros planteamos que deuda no tiene por qué pagarse, que es una estafa en la que se enriquecieron cuatro vivos cercanos al Presidente, que dejan las consecuencias sobre las espaldas del pueblo trabajador. Supongamos que se quiera pagar la deuda, primero se la tiene que investigar. Porque además de ilegítima, es profundamente ilegal. No cumple el requisito mínimo de haber pasado por el Congreso, está llena de irregularidades en los trámites de cómo se contrajo, por donde la mires se puede justificar que es legalmente algo que ata a la Argentina. Entonces, por qué hay que pagar. Por lo mínimo tiene que investigarse, ni hablar del bono a cien años. Estudié el tema de la deuda y la denuncia que hizo Claudio Lozano, el juez Ercolini respondió con una falta total y absoluta de argumentos y si no siguió su curso es porque el fiscal Germán Moldes decidió que no había que seguir apelándolo. Y la causa fue cerrada por la vía de un grupo de amigos presidenciales que así lo decidieron en Comodoro Py.
–¿Macri y sus funcionarios tendrán que responder ante la justicia por la deuda y los negociados que se presentaron como conflicto de intereses?
–Claramente. Porque mas allá de la ilegitimidad profunda que tiene esa deuda, los mecanismos, los beneficios que hubo para determinados bancos e intermediarios, hace que tenga que ser investigada. Acá corren a cumplir el fallo del juez Griessa, pero no cumplen los fallos de los jueces argentinos, que como Ballesteros declaró en al año 2000 que la deuda es ilegal, contraída por una dictadura y después todo lo que vino. Nosotros decimos que hay que invertir la prioridades: o esa plata va a para la deuda o va para salud, educación y demás. Y Ecuador trae esa realidad a la Argentina porque la plata va para la deuda y no para cumplir con las necesidades populares.
–¿Confía en que la justicia argentina pueda avanzar con esa investigación?
–No, si hay algo en lo que no confío es en la justicia argentina, especialmente la de Comodoro Py. Tiene que ser parte de una pelea y una demanda que muchas veces estuvo en la calle, y tenemos que empezar a discutir sobre esta deuda verdaderamente fraudulenta. Nosotros proponemos la elección de los jueces y los juicios por jurado, que están en la Constitución desde 1953, y creo que sería muy distinta la mirada popular sobre los casos de corrupción, sobre los genocidas que quedan en libertad, que serían mucho más democráticas. No como hoy, donde los jueces van pasando de una servilleta a las oficinas de Stiuso, y donde reportan, pero que poco tiene que ver con la mirada que hay sobre estos temas en la sociedad.
–Nombró a (Jaime) Stiuso, ¿Que habría que hacer con la AFI?
–Es uno de los grandes temas. Es como dijo un genocida de la Esma a uno de los detenidos-desaparecidos: “los gobierno pasan pero la inteligencia queda”. Está muy candente el tema por la causa que tiene el juez Alejo Ramos Padilla, que está investigando las complicidades que hay, incluso con países extranjeros, con la inteligencia ilegal en la Argentina. No quiero tener una mirada utópica sobre eso, hay que denunciar y pensar realmente qué rol cumple, y que en los últimos años ha quedado al desnudo el entramado con los servicios de inteligencia extranjeros, y que se usan para espionaje interno.
–La muerte de Santiago Maldonado estuvo también presente en el debate presidencial. ¿Como abogada de la causa de espionaje ilegal sobre la familia, piensa que podrá avanzar?
–Me enorgullece mucho que Nicolás del Caño lo haya mencionado en el debate porque Patricia Bullrich estaba presente en la sala, era imposble no hablar de Santiago y Rafael Nahuel. La causa Maldonado tiene que seguir siendo un reclamo en las calles, porque están muy intersados en que no avance. Es un expediente que conjuga la actuación de los servicios de inteligencia, la complicidad de la justicia, el accionar de Bullrich en los hechos que llevaron a la desaparición de Santiago. No le tenemos miedo a la impunidad, eso nos han enseñado las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo.
-¿Cuál es la expectativa del FIT para la elección del domingo?
-Son buenas, porque más allá de los resultados coyunturales que pueden cambiar en una elección, hemos tenido un apoyo enorme. Estoy sorprendida por los apoyos que hemos tenido a nivel nacional como a mi candidatura en la Ciudad de Buenos Aires. Lo vivimos con mucho orgullo porque creo que son momentos difíciles, que lo que deja Macri es muy difícil. Que la izquierda tenga ese acompañamiento va a ser utilizado para las mejores causas, de la defensa de los intereses de las mujeres, de los jóvenes, trabajadores y jubilados.
–Si llega a la Cámara de Diputados, ¿considera que la legalización del aborto es posible con la nueva conformación legislativa?
–Si lo miramos replicando el resultado de las PASO, es difícil. Voy a decir la verdad. Es difícil sobre todo en el Senado. Pero tenemos la posibilidad el próximo domingo de elegir a aquellos que nos garantizan la listas cien por ciento verdes, que se comprometen desde ahora que van a votar. Lo más difícil de esta campaña es que, a pesar de la enorme marea verde en la Argentina, no hemos conseguido ese compromiso de quienes tienen la posibilidad de acceder a una banca, que digan lo que van a votar.
–A pesar de consolidarse como fuerza nacional y sumado otras fuerzas políticas, el FIT no conseguiría una representación importante en el Parlamento. ¿Por qué considera que en los resultados electorales no se dieron?
–Nosotros sumamos más gente porque es un reclamo que siempre nos hacen, que la izquierda se una, avanzar en la unidad. Cumplimos con eso, ahora eso se va a traducir milimétricamente en las elecciones? Creo que no, porque los procesos electorales son distintos. Veremos igualmente qué ocurre el domingo y hay que tener la suficiente paciencia para analizar los procesos. No me enojo con la realidad, la miro como es: primó un voto castigo muy grande contra Macri y es lógico que se haya canalizado en una primera instancia en aquello que se veía como posibilidad para sacar a Macri de la Casa Rosada. Creo que la tarea de la izquierda es muy fuente e importante para el Congreso, porque muchos de los temas que se trataron en el debate presidencial, como la baja de la imputabilidad a los menores, el régimen de flagrancia, los créditos UVA, fueron temas que la izquierda enfrentó abiertamente en el Congreso y a veces en soledad. Eso refuerza la importancia que la izquierda esté en el Congreso. Es necesaria para tratar temas que, de otro modo, no se van a tratar.