El ente estadístico porteño reportó una suba de más de un punto en relación a febrero, con Alimentos rozando los 5 puntos. El Gobierno espera que el INDEC de malas noticias el viernes. Esta disparada inflacionaria ocurre, además, cuando todavía no pegó el efecto de la crisis global del comercio y ni la devaluación que pide el FMI. 

El objetivo de mantener la inflación a raya que se había puesto el Presidente Javier Milei empezó a atravesar un camino con obstáculos. Desde que arrancó la corrida cambiaria, producto de  la presión devaluatoria por las demoras en el acuerdo con el Fondo Monetario (FMI), los precios generales iniciaron un sendero de suba que condicionará los indicadores de precios de los próximos meses. 

Esa tensión, trasladada a la góndola, se vio este miércoles en el dato de inflación del 3,2 por ciento para marzo que reportó el índice estadístico de la CABA, más de un punto por encima de febrero y con Alimentos casi dos puntos sobre la media. También se verá esto cuando el viernes el INDEC de a conocer un IPC nacional cercano o, según estiman los que conocen el paño, algo superior al 3 por ciento. Vale decir que en la medición del ente que dirige Marco Lavagna, aún se mide el IPC con una fórmula vieja, del 2004, en la que pondera más bienes que servicios, por lo cual es esperable que los precios de canasta básica empujen hacia arriba el indicador. 

En este contexto, fuentes de la Casa Rosada admitieron ante Página I12 que se vienen meses de alta inflación en relación a la estabilidad que se venía dando. Refieren a que no sólo marzo, sino también abril y mayo tendrá indicadores bastante por encima del 2 por ciento. De este modo, con los precios calientes, hay varios laderos del Presidente que le están sugiriendo cambiar ya la fórmula de IPC, que está lista desde octubre del año pasado, con validación técnica del FMI, pero sin usar por el pedido expreso de Milei de no tocar cifras que perjudiquen lo que era una tendencia a la baja de la inflación desde los números que dejó el ex ministro Sergio Massa. La decisión es política: el nuevo IPC ponderá más Servicios que Alimentos, justo en el momento donde Alimentos es el que condiciona el IPC. 

El asunto es que la preocupación oficial pasa, hoy, por un detalle no menor: el recalentamiento inflacionario que se vio hasta ahora tuvo que ver con remarcaciones preventivas ante la inminencia de una devaluación. Es decir, no pegó aún en los números el efecto crisis global del comercio disparada por las decisiones de Donald Trump y, sobre todo, no afectaron directamente las condicones que el FMI requiere para soltar los 20 mil millones de dólares del préstamo que ya aprobó el Staff y el viernes validará el Board del organismo. 

De hecho, aún se debate entre los enviados del ministro de Economía, Luis Caputo y los directivos del FMI, cuánta devaluación pedirá el organismo a cambio de un desembolso inicial mayor, como reclama el jefe de Hacienda. Esto es central en la historia, porque todas las veces que hubo, en la historia, tensión devaluatoria, los fabricantes de Alimentos hacen primero una remarcación preventiva y, luego, cuando se produce la corrección cambiaria, vuelven a subir los precios. Es decir, aumentan dos veces en muy poco tiempo. 

Señales de la Ciudad

Si bien las consultoras privadas ya venían midiendo, para marzo, un IPC de 2 por ciento alto o un 3, el IPC de la CABA sacudió la estantería del Gobierno Nacional porque adelanta turbulencias. La inflación en la Ciudad de Buenos Aires en marzo se ubicó en 3,2 por ciento y se aceleró con relación a febrero (2,1 por ciento), según informó la Dirección de Estadística y Censos porteña.

De esta forma, el primer trimestre cerró con un incremento del costo de vida en la Capital Federal de 8,6 por ciento. En un año los precios en el distrito porteño subieron 63,5 por ciento. A diferencia de otros meses, los bienes tuvieron un alza de 3 por ciento, similar a los servicios que aumentaron 3,3 por ciento.

El incremento de marzo estuvo impulsado por Educación, que aumentó 14,3 por ciento, producto del inicio del ciclo lectivo y de la suba de las cuotas de los colegios privados. Pero lo interesante es lo que pasó con Alimentos, que avanzaron 4,7 por ciento, por encima del índice general, lo que impacta en el poder adquisitivo de jubilaciones y de los sectores que destinan la mayor parte de sus ingresos para satisfacer sus necesidades mínimas.

Qué pasó con Alimentos

Al interior de la división, los principales impulsos provinieron de verduras, tubérculos y legumbres (25,8 por ciento) y carnes y derivados (5,7 por ciento). Le siguieron en importancia, los incrementos en leche, productos lácteos y huevos (1,9 por ciento) y pan y cereales (1,6 por ciento). En el caso de los textiles, el rubro mostró un alza de 4,5 por ciento.

Por otra parte, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles registró un incremento de 2,7 por ciento. Este aumento se explica por las actualizaciones en los precios de los alquileres y en los gastos comunes por la vivienda. En menor medida, se destacaron las alzas en los valores de los servicios de reparación.

En tanto, transporte promedió un aumento de 2,1% por la suba en la tarifa del viaje en subte, junto con las alzas en los precios de los combustibles y lubricantes para vehículos de uso del hogar y de los estacionamientos.
El rubro salud se elevó 2,3%, con una incidencia por los incrementos en las cuotas de la medicina prepaga. También hubo un fuerte incremento de 3% en «información y comunicación».