Sergio Nardelli, el máximo responsable de la conducción de Vicentin SAIC en los últimos años, y verdadero líder del clan familiar responsable de los destinos de Vicentin, tanto de su espectacular trepada en la última década, sobre todo a partir de 2014, como de su destrucción en los últimos meses de 2019, construyó una estrecha relación con la conducción de Cambiemos mucho antes de la campaña presidencial de 2015.
Ya en 2010, cuando era jefe de Gobierno Mauricio Macri viajó a Reconquista, Santa Fe, para solicitar el apoyo económico de los Nardelli. La relación , sin embargo, se afianzó durante el gobierno de la última alianza entre el PRO, la Coalición Cívica y la UCR, uno de cuyos referentes, Javier González Fraga autorizó el año pasado el otorgamiento de créditos por 300 millones de dólares a Vicentin SA, a pesar de que la empresa ya había empezado a incumplir con sus pagos en agosto de 2019, y pese a que el monto de la deuda excedía los máximos autorizados por el Banco Central para un solo cliente.
El ascenso del PRO, como partido mayoritario de Cambiemos, corrió paralelo al de la cerealera Vicentin. Justamente cuando Macri desembarcó en la Casa Rosada, Alberto Padoan, principal socio de Nardelli en Vicentin, quedó al frente de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Durante la gestión del expresidente Macri la empresa protagonizó un crecimiento exponencial que la ubicó en el cuarto puesto entre las cerealeras más importantes del país, que le permitió obtener una ola de créditos irregulares de todos los bancos oficiales dominados por el PRO: el Nación en primer lugar, pero también el Provincia y el Ciudad.
Así, los hermanos Sergio y Gustavo Nardelli se convirtieron en los principales aportantes de las campañas macristas de 2017 y 2019. La cercanía llegó al extremo de que el nombre de Gustavo Nardelli fue medido para la carrera a gobernador en las elecciones que terminó ganando Omar Perotti.
En los pasillos del Banco Nación, en la época en que lo presidía Javier González Fraga, todos comentaban que la impresionante seguidilla de créditos otorgados a Vicentin, contra todas las regulaciones del Banco Central, no hubieran sido posibles sin el impulso decidido que llegaba del edificio ubicado a apenas 100 metros de la sede central del banco: la Casa Rosada.