Cómo incide el pasado de los funcionarios y miembros del directorio de la petrolera argentina en esos grupos económicos.

Detrás de la discusión sobre la instalación de la planta de GNL en Punta Colorada empieza a aparecer la influencia de una de las multinacionales con más poder de lobby del país: la poderosa Techint de Paolo Rocca. «Acá hay dos negocios», explica Hernán Letcher: «Primero, la construcción del gasoducto, que es lo que ellos hace habitualmente. Luego está la oportunidad de ingresar a la operación del GNL en sí misma en la que, a diferencia de Compañía General de Combustibles, no tienen posiciones». El economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), fue vicepresidente de YPF Litio, experiencia que lo convierte en un conocedor del mapa del sector energético.   

Compañía General de Combustibles es la empresa hidrocarburífera de la Corporación América, perteneciente a Eduardo Eurnekian. La petrolera de la familia Rocca es TecPetrol. Ambas corporaciones se reparten los principales lugares de decisión en el gobierno nacional que encabeza Javier Milei.

El economista explica que, para comprender el problema, es imprescindible abordarlo, en primer lugar, desde el fenómeno denominado «de puertas giratorias». Esto es, de los ejecutivos del ámbito privado que acceden a posiciones de responsabilidad del sector público para capturar la decisión pública en favor de sus propios intereses.

Letcher enumera a «Horacio Marín hoy en YPF tras años en Techint; Eduardo Ottino hoy en YPF tras una vida en Techint y; José Rolandi como vicejefe de gabinete tras años en la Corporación  América», y se pregunta: «¿Qué intereses defienden cuando se sientan ahí? ¿El general, el nacional, el de los argentinos o el de las corporaciones que los emplearon?».

En ese sentido, sostiene que «tanto para uno u otro negocio, para ambas corporaciones, la provincia de Río Negro es un interlocutor mucho más cómodo que Buenos Aires«. Letcher no se refiere exclusivamente a las actuales administraciones, que encabezan Axel Kicillof y Alberto Weretilneck, sino a la densidad institucional de una y otra. «Es de esperar que una provincia más chica sea más permeable a los intereses de las corporaciones», apunta. 

Otro elemento a considerar es la incidencia que pueda tener el acuerdo político entre el gobernador y el Presidente, ya que en el futuro habrá otras cuestiones a resolver, desde impuestos a controles y habilitaciones, seguridad, posibles conflictos sindicales, entre otras.  

De los dichos de Letcher se desprende una coincidencia de intereses. En primer lugar, la voluntad política de Milei de golpear al gobernador bonaerense a la que se sobreimprime el interés de dos grandes corporaciones privadas que aspiran a capturar un pedazo importante de la torta, lo que será más fácil sin Kicillof en la mesa.

Consultado por este medio otro ejecutivo con pasado en Techint señala que «es un golpe doble, porque el que trajo el preacuerdo con Petronas fue Kicillof». «Petronas es una empresa mixta, con participación estatal mayoritaria, es un gran partner para YPF», apunta.  

La misma fuente dice además que «están jugando con fuego y el comunicado es un intento de no quemarse». «Si la decisión fue política, como se jacta Milei en cada entrevista que da, entonces YPF no es una compañía independiente del gobierno y sus acciones son embargables», agrega y advierte que «los bonistas que litigan contra Argentina y la propia jueza Loretta Preska siguen esto con mucha atención».