De un lado, Bolivia, Honduras, Nicaragua y Cuba felicitaron a Maduro por la reelección. Del otro, un grupo desconoce su triunfo, con Argentina en el extremo ya que hasta reclamó la intervención de las Fuerzas Armadas. Por último, Brasil, Colombia y México llaman a esperar el final del escrutinio.
En las últimas horas, casi todos los gobiernos de la región se pronunciaron en cascada sobre las decisivas elecciones presidenciales venezolanas celebras este domingo 28 de julio, y sobre los resultados oficiales anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Luego de conocidos los primeros números provisorios de la autoridad electoral, y a la espera de que se computara la totalidad de los resultados, comenzaron a darse los primeros reconocimientos gubernamentales, pero también las primeras denuncias y suspicacias.
Por ejemplo, en las tradicionales conferencias matutinas de Andrés Manuel López Obrador, el presidente mexicano en funciones, destacó la ausencia de violencia en los comicios y llamó a “esperar a que se terminen de contar los votos”. Sin embargo, aseguró: “si la autoridad electoral confirma esta tendencia nosotros vamos a reconocer al gobierno electo por el pueblo de Venezuela, porque así es la democracia”. De momento no se conocen declaraciones de la mandataria electa Claudia Sheinbaum.
Por su parte, Brasil, Colombia y varios actores del Grupo de Puebla parecen haber articulado una otra respuesta en común. En un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores del gigante sudamericano llamó a “aguardar los datos desagregados por mesa de votación”, lo que considera un “paso indispensable para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado”. Además, el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo convocó a “escuchar las voces de todos los sectores” y a “despejar cualquier duda sobre los resultados”, instando también al conteo total de votos, su verificación y auditoría, que el CNE prometió publicar a lo largo de la jornada.
Cabe destacar que los gobiernos de Brasil y Colombia se habían sacado chispas con Maduro en la previa a las elecciones, a través de sendas declaraciones que buscaban condicionar tanto al gobierno como a la oposición, para que el proceso fuera transparente y los resultados mutuamente reconocidos, añadiendo nuevas suspicacias a las narrativas de fraude.
Petro, a través de su embajador en Venezuela, había propuesto hace meses celebrar un plebiscito que garantice un “pacto democrático” y el reconocimiento mutuo de los resultados, pero la iniciativa no llegó a buen puerto. Mientras tanto, las declaraciones de Maduro sobre la calidad del sistema electoral brasileño llevaron a la retirada de los observadores del Tribunal Superior Electoral de aquel país. Sin embargo, en un gesto de distensión, Lula acabó por enviar como veedor al veterano excanciller Celso Amorim.
Entre las intervenciones que más ruido generaron se encuentra el posicionamiento del presidente chileno Gabriel Boric y el del mandatario guatemalteco Bernardo Arévalo. Boric, cada vez más distante de la izquierda regional, calificó al gobierno de Maduro de “régimen”, consideró los resultados del CNE “poco creíbles” y exigió “total transparencia de las actas y el proceso”, asegurando que Chile “no reconocería ningún resultado que no sea verificable”. En la red social X, el presidente guatemalteco también aseguró tener dudas sobre los resultados del CNE y convocó de manera sorpresiva, con los gobiernos conservadores de la región, a una reunión urgente del Consejo Permanente de la OEA.
Como era de prever, buena parte de los gobiernos de derecha llamaron directamente a desconocer los resultados, a tono con el triunfalismo opositor y con las narrativas de fraude que venían circulando incluso desde antes de que las mesas de votación fueran instaladas. Así lo había anticipado ya un comunicado conjunto de las Cancillerías de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Sin embargo, los posicionamientos más estridentes llegaron de parte del gobierno de Milei y sus aliados: el propio presidente en funciones, pero también Mauricio Macri, se refirieron a datos no especificados, que habrían dado a la oposición una “victoria aplastante”, mientras que ambos convocaron, en un hecho con pocos antecedentes, a la rebelión militar de las fuerzas armadas venezolanas.
También se sumaron al coro figuras como los expresidentes colombianos Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. Éste último, por ejemplo, no dudó en sindicar a Maduro de “narco-presidente”. El prsidente de El Salvador, Nayib Bukele, se tomó unas horas para postear enfáticamente: «Lo que vimos ayer en Venezuela no tiene otro nombre más que fraude. Una “elección” donde el resultado oficial no tiene relación con la realidad. Algo evidente para cualquiera».
Del otro lado del espectro, las felicitaciones y el reconocimiento explícito de los resultados llegaron rápidamente desde la Bolivia de Luis Arce, la Honduras de Xiomara Castro, la Cuba de Miguel Díaz-Canel y la Nicaragua de Daniel Ortega, y a nivel global también desde China, Rusia e Irán y, en general, desde los BRICS.
Por estas horas se espera con suma atención cuál será la opinión del Panel de Expertos de las Naciones Unidas, el Centro Carter, la CELAC, la CARICOM y otros organismos, regionales y globales, que monitorearon el proceso electoral en el marco de los Acuerdos de Barbados suscritos en 2023.