Primero fue mirar para otro lado. Luego fueron frases de ocasión en las entrevistas, del estilo «no tengo conocimiento de la causa». Pero, a medida que crece el escándalo del espionaje por parte de la AFI en tiempos de Mauricio Macri, aquellos dirigentes de Juntos por el Cambio que figuran entre las víctimas tienen menos margen para hacer como que nada ha sucedido. El que más esfuerzo venía haciendo por eludir las preguntas era el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Finalmente, confirmó que esta semana irá al juzgado de Lomas de Zamora «en calidad de víctima» y, rápidamente, buscó desvincular al ex presidente Macri de la causa: “Estoy convencido de que no tiene nada que ver”, afirmó. Otros en su mismo espacio no están tan seguros.

Hace una semana, cuando se conoció el espionaje a periodistas, empresarios y hasta dirigentes del propio espacio político de Cambiemos, uno de los referentes del larretismo le comentó a este diario: «¿Te diste cuenta? Todos los espiados son del ‘ala dialoguista'». Se refería al sector que actualmente se referencia en Larreta y María Eugenia Vidal y que está lejos del ala dura, comandada por Macri y  su lugarteniente, Patricia Bullrich. Además del jefe de gobierno, en la lista de los espiados están la ex gobernadora bonaerense, el vicejefe Diego Santilli; el ex titular de Diputados Emilio Monzó y el ex jefe de bloque de Diputados del PRO Nicolás Massot. En la causa, también figuraría un escrito sobre el ex ministro de Seguridad bonaerense y actual jefe de la bancada en Diputados del PRO, Cristian Ritondo. Todos ellos son hoy del ala «dialoguista» del espacio, alejada de Macri. El único que desentona con esa hipótesis es el diputado Waldo Wolff, que siempre perteneció a la línea dura.

Larreta al principio eludió las preguntas con el pretexto de que le faltaba informarse sobre la causa. Pero finalmente salió con una respuesta más elaborada: «Esta semana me voy a presentar ante el juez que me citó en calidad de víctima. Yo confío en que la Justicia investigue a fondo para determinar los hechos y las responsabilidades», indicó el jefe de gobierno que, no obstante –según fuentes judiciales– tenía que ir el martes al juzgado y pidió postergar su presentación hacia finales de esta semana.

El jefe de gobierno de la Ciudad está en un aprieto: figura como víctima de la AFI de Macri, con el que continúa en el mismo espacio político, aunque no exento de tensiones. Tal vez por eso se apuró, antes de ver la causa, a desvincular al ex presidente de la investigación: «Repudio estos procedimientos, sobre mí o sobre cualquiera, pero estoy convencido de que ni Mauricio Macri ni su gobierno han tomado ninguna decisión política en esta dirección: estoy convencido de que no tiene nada que ver».

Larreta optó por generalizar y dijo que las acciones de los servicios de inteligencia fueron un problema para «muchos gobiernos durante muchos años». «Si hubo un gobierno que ha demostrado transparencia y calidad institucional, respeto a las libertades e independencia de poderes, fue el de Macri”, se esforzó el mandatario. Omitió, adrede, el detalle de que Macri ya estuvo procesado cuando era jefe de gobierno porteño por presunto espionaje ilegal contra su cuñado Néstor Leonardo y el familiar de una víctima de la AMIA Sergio Burstein. Cuando asumió la Presidencia, fue absuelto en días y el juez que lo había procesado acordó su renuncia para evitar un juicio político.

Por su parte, el vicejefe Diego Santilli aseguró que hay que «confiar en la Justicia, que tiene que ir a fondo, y confiar en el espacio que uno representa». «Es espantoso, es feo, pero me parece que también uno tiene que ir, escuchar, ver lo que sucede y qué plantea la Justicia», afirmó.

Vidal espiada

Pero quizás lo más complicado, tanto para las relaciones internas del espacio político como en términos judiciales, es la aparición de Vidal entre las víctimas. Esto es así porque ella se enteró en marzo de 2019 que estaba siendo espiada por la AFI y le llevó el tema directamente al entonces presidente Macri. El mandatario le aseguró que no era así y las autoridades de la AFI negaron todo.

La novedad de que a Vidal la espiaban fue un desprendimiento de la causa que investiga el juez Alejo Ramos Padilla y que tenía como protagonista a Marcelo D’Alessio. El falso abogado trabajaba con dos ex comisarios de la Policía Bonaerense, uno de los cuales había tenido a su cargo en 2017 instalar bases de la AFI en la provincia de Buenos Aires, supuestamente para ayudar en la lucha contra el narcotráfico. Fue una operación que se desactivó cuando Ritondo –como ministro de Seguridad– obtuvo una escucha legal en la que quedaba claro que le estaban haciendo espionaje a su propio gobierno: tanto a Vidal como a él. Luego de que le acercara esa información a la gobernadora, Vidal pidió a Macri desactivar esas bases de la AFI. Eso fue en 2017. Y, a comienzos del año pasado, se enteró nuevamente de que la espiaban y hubo un nuevo escándalo interno.

Ritondo abrió en ese momento una investigación dentro de la Policía provincial. El jefe de los fiscales bonaerenses, Julio Conte Grand, muy cercano a Vidal, dijo que si se probaba el espionaje «habrá consecuencias». Pero esas pesquisas quedaron en el olvido hasta ahora, cuando se vuelve a confirmar (por tercera vez) el espionaje a Vidal desde el gobierno de Macri.

La ex gobernadora está esperando ser citada y todavía no resolvió si se constituirá como querellante. Lo mismo ocurre con Monzó, que está estudiando con su abogado impulsar la acción penal en esa causa. Habrá que estar atentos a esa cronología: si se confirma –como señalan algunas versiones– que el espionaje a Vidal se detuvo de pronto, será importante saber si coincide con el momento en que ella le fue a plantear a Macri que la AFI le estaba haciendo seguimientos.

En las conversaciones internas del PRO –que, en buena parte, están suspendidas por las diferencias políticas que emergieron durante este año– todavía el tema no se trató, aunque a nadie se le escapa que uno de los implicados en la causa actual –Alan Ruiz– era cercano a Patricia Bullrich. Habrá que ver si la sangre finalmente llega al río.