El Gobierno presentó este domingo la oferta final del canje. La propuesta la publicó el domingo por la noche el Palacio de Hacienda y este lunes se elevará a la comisión nacional de valores de Estados Unidos (SEC). El acuerdo propuesto implica un valor de recupero cercano al 53 por ciento para los bonistas sin resignar derechos legales en la letra chica del contrato. El plazo para que los inversores acepten la oferta se estiró hasta el 4 de agosto. 

El ministerio de Economía informó además que en los próximos días enviará un proyecto de ley al Congreso para reestructurar la deuda pública en moneda extranjera bajo ley argentina en condiciones equitativas al canje propuesto para la deuda en moneda extranjera bajo ley extranjera.

“De esta forma, la Argentina estará cumpliendo con el compromiso de tratamiento equitativo para la deuda pública en moneda extranjera emitida bajo legislación extranjera y bajo ley argentina, una decisión que consideramos importante para avanzar en la profundización del mercado de capitales de modo que permita contar con una mayor disponibilidad de instrumentos de financiamiento y ahorro regidos bajo ley argentina” explicó el ministro de Economía Martín Guzmán.

Las claves de la propuesta de reestructuración pueden resumirse en unos pocos puntos:

1) La quita de capital es del 1,9 por ciento (promedio ponderado)

2) El valor de recupero es del 53,5 por ciento (promedio ponderado)

3) El pago de intereses empieza en el 2021 con una tasa baja del 0,125 por ciento anual.

4) Se adelanta el vencimiento de algunos bonos y se reconocen los intereses devengados.

5) Se incorpora una cláusula de participación mínima.

“Hemos hecho nuestra parte sobre la base de un compromiso pleno con el principio de ponerle punto final a la crisis de endeudamiento de una forma sostenible. Esperamos que nuestros acreedores comprendan las restricciones que tenemos, y valoren nuestra voluntad de llegar a un acuerdo que funcione para todas las partes”, aseguró el ministro Guzmán.

La reestructuración para ser exitosa debe superar el 75 por ciento de aprobación de los bonistas con títulos del canje 2005 y el 66 por ciento en los títulos colados en el macrismo.

Por ello la disputa con los inversores liderados por BlackRock y agrupados en Ad Hoc y Exchange resulta un problema para las expectativas de alcanzar un acuerdo rápido.

La deuda a reestructurar suma 66 mil millones de dólares. Estos acreedores dicen tener la tercera parte. Eso les brinda capacidad de veto de cualquier oferta que no consideren adecuada. Tienen la llave para llevar a la Argentina a las cortes de Nueva York.

Oferta final

El presidente Alberto Fernández adelanto este domingo a la mañana la presentación de la oferta final del Gobierno. «La oferta se va a conocer hoy y va a estar abierta hasta agosto. Espero que entiendan que es un esfuerzo enorme», dijo el presidente.

Fernández agregó que “la oferta es el máximo esfuerzo que podemos hacer y espero que lo comprendan. No se le pide a nadie que pierda, sino que dejen de ganar. Son ganancias que el mundo no reconocía y que Macri les dejó ganar».

Bonistas blandos

Las especulaciones respecto de lo que harán los bonistas con esta propuesta son muchas. Los fondos Gramercy, Fintech, Greylock y Oaktree informaron al Palacio de Hacienda que aceptarán la oferta del Gobierno. Lo adelantaron hace una semana.

Estos inversores hace meses que tienen una mayor predisposición al diálogo y buscaron alcanzar un acuerdo en forma acelerada. El problema es que no tienen peso para garantizar que el acuerdo de reestructuración supere los umbrales de participación.

Bonistas duros

En el otro extremo aparecen los acreedores liderados por BlackRock que se mostraron agresivos en la negociación y sin intenciones de aceptar las propuestas del Palacio de Hacienda. Los motivos no son económicos. La oferta del Gobierno es casi idéntica a lo que piden.

Este fondo es el más grande del mundo y tiene inversiones a escala global. La deuda que negocia con la Argentina no representa ni el 0,1 por ciento de su cartera de activos.

Pero intentar marcar el precedente para futuras reestructuraciones. El país se transformó en un caso testigo ante una catarata de posibles renegociaciones por efecto de la pandemia.

Contratos

La propuesta inicial del Gobierno cercana al 40 por ciento de valor de recupero es ahora superior al 50 por ciento. La cifra está alineada con la expectativa monetaria de los acreedores.

La alternativa de ofrecer un cupón PIB no prosperó y finalmente se mejoró el valor presente de los pagos con menor quita no minal y adelanto en el pago de intereses.

El elemento económico no parece ser un motivo para frenar el éxito de la reestructuración. En los detalles contractuales parece estar el principal problema.

Los bonistas agresivos quieren cláusulas del estilo two limb (como las recibidas en 2005). Consideran que este tipo de cláusulas les asegura mayor poder de negociación en caso que en el futuro se vuelva necesario hacer otra reestructuración de deuda.

En el Gobierno consideran excesivo ceder en este punto. Los contratos que ofrecen están en línea con las recomendaciones del Fondo Monetario y la asociación internacional de mercado de capitales. Son cláusulas single limb similares a las ofrecidas a partir de 2016.

La posibilidad de cerrar este desacuerda viene de la mano de una innovación en la redacción de los contratos que se conoce como cláusula de participación mínima. Permite mantener la esencia de las single limb y al mismo tiempo garantiza que los Gobiernos no se aprovechen de las tácticas de re asginación de bonos para hacer entrar a los inversores a un canje.