Secundado por el presidente Alberto Fernández y la vice, Cristina Fernández de Kirchner, su padrino y madrina política, el ministro de Economía, Martín Guzmán, comunicó el cierre formal de un canje de deuda que es, además, el relanzamiento de la gestión económica del Gobierno.
La postal, nada casual, refleja el esquema de sostén político que contuvo al pupilo del Nobel Joseph Stiglitz cuando arreció lo más duro de la negociación con los bonistas privados. La foto sintetiza además el trinomio que, vía diferentes contactos, terminó cuadrando atrás del acuerdo argentino a buena parte de la comunidad internacional.
Según supo Página I12, antes y después del acto con gobernadores en el Museo del Bicentenario hubo dos cafés en oficinas de la Casa Rosada, en los que se charlaron las alternativas del anuncio. “Lo del 99 por ciento de adhesión decilo vos”, le pidió el Presidente a Guzmán. El propio mandatario había pedido guardar bajo siete llaves ese número. Esa charla se dio en una mini reunión en el despacho del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. Es ése lugar el que la vicepresidenta utiliza cada vez que visita Balcarce 50.
Estuvieron además el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el gobernador bonaerense Axel Kicillof y Máximo Kirchner. El café posterior al anuncio fue más corto y se pensó lo que viene en la agenda, con CFK, el Presidente y el ministro, a solas. Cuestiones relevantes, como el inminente anuncio del paquete de reactivación, que ya tendría escenario definido.
El Presidente utilizó una metáfora para explicar el camino arduo que llevó al acuerdo con tenedores privados. Habló de “casi un parto”. Ese esfuerzo de cerca de nueve meses para alumbrar un pacto sustentable para las metas económicas y sociales argentinas, se edificó sobre las bases de una alianza global inédita y un frente local sólido.
Fernández dio detalles de ese tendido de contactos, que arrancaron en los líderes europeos como el español Pedro Sánchez y el francés Emmanuel Macron; el mexicano Andrés Manuel López Obrador, y con anclaje en el Papa Francisco. Fue clave, además, una relación particular: la de la premier alemana Angela Merkel y la entonces flamante titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), la búlgara Kristalina Georgieva. Atrás de eso, el G-20 y buena parte de los organismos globales.
En paralelo, CFK sumó gestiones internacionales con algunos enviados, como el petrolero de Vista Oil Miguel Galuccio, que interactuó con Larry Fink, jefe de BlackRock, el fondo que se posicionó como el mayor escollo al acuerdo. También hubo allí una mano de Massa, que acercó posiciones con algunos viejos conocidos.
En el frente interno, Guzmán hizo el resto. Consiguió apoyos clave del Círculo Rojo vía reuniones con ceos y banqueros a los que le contó el plan económico a largo plazo. Hasta consiguió el aval de la Cámara de Comercio Estadounidense (AMCHAM).
Guzmán remitió en el acto a la relevancia del Presupuesto 2021, que mostrará perfil de gestión. Pero el Gobierno definirá este martes un paso clave en el plan de reactivación. En el típico almuerzo que comparten en Olivos el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, con Massa, Máximo Kirchner y Wado de Pedro, se definirá si las famosas 60 medidas económicas se darán a conocer el miércoles.
Ese día habrá un acto de celebración del Día de la Industria en el que Fernández estará presente junto al titular de la Unión Industrial (UIA), Miguel Acevedo. La idea es que haya un gran acto, se evalúa si presencial, en el que se empiecen a conocer detalles de esas medidas tan ansiadas por muchos sectores.