A Alberto Fernández no le sobró nada para convertir en realidad el dicho de «hacer su agosto». Cuando parecía que el mes se escapaba sin huellas perdurables, en su último día, el lunes 31, el Gobierno festejará con todo boato el exitoso acuerdo con los bonistas privados.
El acto está convocado a las 16:00 horas en la Casa Rosada y están invitados todos los gobernadores. Algunos ya anticiparon que no asistirán, por problemas en el transporte o por su condición sanitaria, como es el caso del «Gringo» Schiaretti que integra varios grupos de riesgo. También recibió su invitación el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, y la vicepresidenta, que fue figura estelar en el acto de lanzamiento de la oferta del canje en el ya lejano abril, cuando la cuarentena recién empezaba.
Aunque todos descuentan su presencia, Cristina Fernández se reserva la decisión de comunicar su asistencia hasta último momento. Si se inclina por volver a la Rosada después de tanto tiempo, la coalición gobernante podrá exhibir otra vez la foto renovada de sus tres principales referentes, salvadas las evidentes distancias de peso y representación política entre ellos.
A las caras clásicas, se sumará la de Martín Guzmán, la estrella del evento por el notable éxito de su gestión. Así se convertirá en imagen la reflexión que Alberto Fernández volvió a hacer en su última aparición televisiva. «Nos quieren separar, quieren que nos peleemos, porque saben que juntos somos invencibles. La última vez que nos distanciamos le dejamos el gobierno a Macri, y todo el país, no solo ni principalmente nosotros, tuvo que pagar el precio del desastre al que llevaron a la economía y a las condiciones de vida de las grandes mayorías. Pero aprendimos, yo en primer lugar, y no lo conseguirán», aseguró.
El encuentro de este lunes también dará respuesta a una de las críticas, o autocríticas, más repetidas en las conversaciones entre los dirigentes del Frente de Todos: que el Gobierno está consiguiendo grandes logros pero no consigue transmitirlos adecuadamente. En otras palabras, que la red de medios dominantes (hegemónicos para algunos, clásicos para otros) le impone su agenda pública concentrada en diluir los avances oficiales y agigantar cualquier crítica.
Salvo por un pequeño sector de la izquierda, el arreglo de la desesperada situación financiera que dejó el macrismo es percibido positivamente por la inmensa mayoría de la población, incluyendo a los propios votantes de Juntos por el Cambio. una instancia hasta ahora solo comparable con la aceptación que logró el manejo oficial de la pandemia, sobre todo en sus primeros meses.
La presencia de la mayoria de los gobernadores, incluidos varios opositores como el Jefe de Gobierno de la Ciudad, servirá para resaltar el caracter de «epopeya» nacional que reviste la renegociación de la deuda. Y también como prenda de unidad frente a las proóximas negociaciones que se abren con el Fondo Monetario Internacional.
La excusa para el acto será dar a conocer el porcentaje de aceptación de la oferta argentina, que todas las fuentes ubican por encima de un apabullante 90 por ciento.