Mujer al volante, peligro andante, reza un refrán que circula en el hetereopatriarcado del homus urbano. Pero los paradigmas van cambiando, hoy podemos ver que cada vez son más las mujeres que manejan, desde la Autoescuela Clases de Manejo San José, observamos en la cotidianeidad, son cada vez las mujeres mayores de cincuenta años que nos consultan y por el cual le enseñamos a conducir dado que tienen la necesidad de manejar, por distintas razones, salen lanzadas a esta nueva experiencias e incluso algunas se animan a sacar la licencia de conducir profesional para tener la posibilidad de manejar un remis…
Del terreno sexo-lógico tomamos prestado un remanido tópico para trasladarlo a la cosmovisión de la realidad automotor: ¿A las mujeres les importa el tamaño? En nuestro espacio realizamos varias observaciones y la mayoría de las damas que nutren nuestras estadísticas, los prefieren de tamaño pequeño, fundamentalmente las solteras y las mujeres con niños que criar los profieren robustos y de gran tamaño…
Por otra parte, el sitio Confused.com difundió un estudio que postula los cinco automóviles que prefieren las mujeres. Entre los cuatro primeros del listado aparecen el VolksWagen new Beetle Cabriolet, el Fiat 500C, el MINI Convertible y el Ford Street Ka. Se trata de un cuarteto de cabriolets que además comparten otra característica en común: dos de ellas (500C y Street Ka) fueron promocionados por chicas famosas del espectáculo, una elección para nada casual: Jennifer López y Kylie Minogue, respectivamente. Y para las mujeres que tienen varios hijos que criar prefieren las camionetas rural deportivas, tipo EcoSport, Rav, Evoque…
Por otro lado, hace más de veinte años que las Compañías de seguros, vienen estudiando este tema y ya entonces se sabía que las mujeres tenían menos siniestralidad que los varones que conducen. A tal efecto un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) aseguró que las mujeres conducen mejor que los hombres. La investigación evaluó accidentes que involucraban a conductores de ambos sexos y los comparó con un estudio de contraste. Y la conclusión fue relevante: en el 52 % de los casos la responsabilidad provenía del hombre, mientras que el restante 48 % la culpabilidad era debido a las mujeres.
Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, del total de nuevas licencias de conducir emitidas en 2015 en el país, 27 % fueron femeninas. Aunque el 73 % restante pertenece a hombres, la cantidad de mujeres que se animan a conducir es cada vez mayor: en 2010 se emitieron cerca de 30 mil licencias, y en 2015 casi 800 mil, sólo hasta mayo de 2016, más de 300 mil.
De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) (2002) subrayó la necesidad de realizar mayores esfuerzos de investigación en cuanto a las diferencias de género en conducción.
Tradicionalmente, los conductores jóvenes, varones (que consumen sustancias –alcohol,
drogas–, sobre todo los fines de semana) eran y son los principales implicados en los accidentes más severos y mortales.
No obstante, la mujer está adquiriendo protagonismo impensado en la sociedad y que se trasluce en la conducción, incluso de vehículos comerciales. Hasta ahora, los datos casi exclusivamente apuntaban a que las mujeres conducían más prudentemente que los hombres, de forma menos agresiva y sufrían menor número de accidentes, a pesar de ser más vulnerables a sufrir daños en caso de accidente.
Sin embargo, estos patrones de conducción femenina están cambiando. Actualmente, la población femenina obtiene en mayor número el permiso de conducir y realiza más desplazamientos que los que hacía en décadas pasadas con respecto a su propio grupo. (Ciudad de La Punta- San Luis, Potrero de lo Funes – San Luis, etc entre otros)
Además, este incremento es superior al experimentado por los hombres. Según los viajes realizados por las mujeres han cambiado considerablemente en las 3 últimas décadas. Las mujeres hacen más viajes y ha aumentado el número de ellos en auto, cubriendo un mayor número de kilómetros.
No obstante, este aumento en la proporción de mujeres conductoras ha llevado aparejado un gran coste: el incremento en el riesgo de sufrir accidentes. En este punto, las investigaciones arrojan datos contradictorios: por un lado, nos advierten del preocupantes crecimiento del número de mujeres que sufren accidentes.
Y por otro, siguen insistiendo en que las mujeres realizan más conductas de seguridad como respetar los límites de velocidad establecidos o recibir menos denuncias de la policía por cometer infracciones. Son también las mujeres las que llevan a cabo más conductas de seguridad y conducen bajo condiciones más favorables, es decir, conducen durante el día, por ciudad, llevando los chicos al colegio, etc.
Una posible explicación al aumento de la accidentalidad femenina, aún en situaciones de conducción segura, podría encontrarse en el cambio que están experimentando los patrones de conducción femeninos, impregnados de mayor agresividad.
La conducción agresiva o road rage es un factor causal de la accidentalidad del tránsito tan potente como el consumo de alcohol. No obstante, la agresividad femenina al volante tiende a pasar casi desapercibida. Sólo se muestra de forma sutil. Aun así parece que los comportamientos agresivos, aunque menos explícitos, están cada vez más presentes en la forma de conducir de las mujeres. Las mujeres conducen ahora de forma más arriesgada, realizando prácticas más peligrosas, como conducir a altas velocidades, dejando poca distancia de seguridad con el vehículo precedente y adelantando de forma imprudente. Desde nuestro espacio Clase de Manejo San José también notamos el incremento de las conductas arriesgadas de las mujeres conductoras jóvenes que estaban relacionadas con altos niveles de estrés y consumo asiduo de alcohol y, en el caso de mujeres conductoras más maduras, con un mayor nivel cultural, vida laboral estresada, con prisas, consumo habitual de alcohol y con puntuaciones bajas en una escala para medir si estaban satisfechas con su vida.
Lo que ha conllevado a un aumento en la accidentalidad de la población femenina. Esta observación también sirve para desmitificar el estereotipo de partida.
La imagen de hombres y mujeres como mejores o peores conductores, respectivamente, no es un reflejo fidedigno de la realidad, al menos, teniendo en cuenta los datos de accidentalidad por género. Sin embargo, parece que la distancia entre hombres y mujeres en cuanto a la accidentalidad, se va estrechando en las últimas décadas.