El gobierno de Venezuela entregó una nota de protesta a Estados Unidos por el espionaje a la empresa estatal PDVSA realizado por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) y revelado por el perseguido ex agente de ese cuerpo Edward Snowden, maniobra que según el presidente Nicolás Maduro apuntaba a «sabotear la industria petrolera» la principal del país.
La nota fue entregada por Alejandro Fleming, viceministro para América del Norte y Europa de la Cancillería venezolana al encargado de Negocios de los Estados Unidos en Caracas, Lee Mclenny, en reclamo por el espionaje que la NSA, junto a esa sede diplomática, realizó a 10 mil empleados y cuerpo jerárquico de la estatal PDVSA durante 10 años, entre ellos a su ex presidente entre 2004 y 2014, Rafael Ramírez, actual embajador ante la ONU, según informó Snowden.
El documento de Snowden, publicado por el canal latinoamericano TeleSUR, afirma que los informes de la NSA fueron redactados por un agente cuya identidad no fue revelada, pero que era el encargado del espionaje a la petrolera venezolana. El ex analista estadounidense asilado actualmente en Rusia dijo haber accedido a esos análisis.
La carta de protesta se entregó luego que el miércoles el presidente Maduro ordenara a su canciller, Delcy Rodríguez, cumplir con el procedimiento necesario para exigir nuevamente a Estados Unidos respeto de la soberanía nacional.
El mandatario aseguró que «el imperio estadounidense ha tenido la intención de sabotear la industria petrolera y derrocar al gobierno venezolano para venir y apropiarse del petróleo que es única y exclusivamente del pueblo de Venezuela».
Por su parte, la canciller Rodríguez calificó al espionaje como una agresión en contra de Venezuela y expresó que esta violación al Derecho Internacional motiva la revisión de las relaciones con Estados Unidos, ya cortadas a nivel de embajadores desde 2010.
«Siguiendo instrucciones del presidente Maduro procederemos a revisión integral de las relaciones con los Estados Unidos», agregó en un mensaje en la red social Twitter.
Por su parte, el ministro de Petróleo venezolano y actual presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, afirmó que Washington quiere «fracturar» a la petrolera estatal a través del espionaje a cientos de sus directivos.
Del Pino calificó de «muy grave la nueva injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela, al quedar reveladas las actividades de espionaje realizadas por ese país a la principal industria nacional».
El ministro aseguró que además han «reclamado al gobierno norteamericano por las entrevistas a las que son sometidos» sus empleados cuando acuden a la embajada estadounidense a solicitar visado para asistir a actividades de trabajo en Estados Unidos.
«Hace un par de años se reveló, a través de WikiLeaks, que esas entrevistas luego son transmitidas desde aquí (a Estados Unidos). Se trata de preguntas sobre nuestras realidades comerciales, sobre nuestras estrategias», apuntó.
Resaltó que esta acción es «un espionaje industrial» que han reclamado anteriormente y que, dijo, «ahora se demuestra con este informe» divulgado por Snowden.
Las evidencias del espionaje quedaron plasmadas en un documento que data de marzo de 2011, con etiqueta de «ultra secreto» y que fue proporcionado por el ex analista de la NSA, perseguido por Estados Unidos luego que en 2013 revelara el programa mundial de espionaje de ese país, denominado PRISM, que permite acceder a correos electrónicos, charlas online y a las cuentas de redes sociales de Google, Facebook, Microsoft y YouTube.
Ese y otros documentos proporcionados por Snowden revelan la ejecución de una operación conjunta entre la NSA y la CIA para infiltrar la estatal petrolera venezolana con el uso de equipos de vigilancia de alta tecnología desde la embajada estadounidense en Caracas, ubicada a pocos kilómetros de la sede de PDVSA.
Los documentos, que habrían sido redactados por otro analista de la NSA, detallan que el espía penetró la red interna de PDVSA en algún momento a fines de 2010, lo que le permitió afirmar que «entender PDVSA es entender el corazón económico de Venezuela».
En marzo de este año, el gobierno de Estados Unidos decretó a Venezuela como una «amenaza» extraordinaria para la seguridad de ese país, acción que fue condenada por los venezolanos y diferentes organismos a nivel internacional, entre ellos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).