Son más los que opinan mal o muy mal del mandatario que los que opinan bien o muy bien. En septiembre tocó un piso de imagen, pero logró repuntar.
El presidente Javier Milei perdió 14 puntos de imagen positiva entre su asunción y la actualidad, cuando cumple un año de mandato. Son más los que opinan mal o muy mal del mandatario que los que opinan bien o muy bien. El dato a su favor es que en septiembre su situación era peor y desde entonces consiguió una leve subida. Es el impacto de la baja de la inflación, la estabilidad en el dólar blue y la expectativa de que las cosas mejoren. El otro dato que se le podría sumar es que, teniendo en cuenta la ferocidad del ajuste, sus números deberían ser aún peores. Sin embargo, Milei no debería festejar: revista entre los presidentes argentinos que cumplen un año con la imagen positiva más baja. Seis puntos menos que Mauricio Macri; nueve puntos menos que Alberto Fernández, 27 menos que Cristina Kirchner en su primer mandato; 32 menos que CFK en el segundo mandato y 32 menos que Néstor Kirchner. En todos los casos, la comparación se hizo con datos de la misma encuestadora.
Las conclusiones surgen de la encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1.360 ciudadanos de todo el país, respetando las proporciones por edad, sexo, nivel socioeconómico y región en la que viven. El trabajo se terminó de procesar el viernes. Los datos de los demás presidentes, tomados al cumplir su primer año de mandato, también corresponden al CEOP y fueron publicados en su momento por varios medios.
“Cuando Milei asumió, su imagen positiva orillaba el 61 por ciento -señala Bacman– y a principios de diciembre se ubica en el eje del 47 por ciento. Sin duda, un fuerte deterioro, aunque sigue siendo una imagen alta si se tiene en cuenta el ajuste económico. Un indicador estratégico, que fue medido de manera sistemática por nosotros, todos los meses, deja al descubierto que alrededor de tres de cada cuatro argentinos tienen dificultades para llegar a fin de mes. Ahora el 34 por ciento dice que en la actualidad los ingresos directamente ya no les alcanzan para llegar a fin de mes. Es una de cada tres personas. El punto más bajo de Milei fue en septiembre, en que la imagen positiva de Milei quedó en un 40 por ciento. Creo que la baja de la inflación y los dólares financieros a la baja hizo que los que se consideran oficialistas, pero más bien periféricos, no fanáticos, volvieran a crecer hasta ubicarse en el 47,4 por ciento actual de opiniones buenas. Ojo que no se debe pasar por alto que el 54 por ciento ve mal o muy mal a la gestión de Milei. Es un dato que constituye un desafío para la oposición en general y el peronismo en particular”.
Descorchando champagne
Como se sabe, el mensaje de la Casa Rosada es triunfalista y el propio presidente se auto-ubica entre las dos personalidades políticas más importantes del mundo. En general, los parámetros que toman los más alineados con el oficialismo son la caída del riesgo país, la baja de la inflación (con un Indice de Precios al Consumidor totalmente desactualizado y que no contempla, en proporción, el costo de los servicios) y la estabilidad de la cotización de la divisa norteamericana. Se dejan fuera de la cancha, la caída del consumo, los índices de desempleo, los despidos y el deterioro de los ingresos de los jubilados. Cuando el Ejecutivo habla de esos temas (poco), utiliza números falsos.
El CEOP recuperó de sus archivos los datos de imágenes positivas de los presidentes de las últimas décadas al cumplir un año en la Casa Rosada. Sólo un presidente registra números más bajos que Milei: Fernando De la Rúa. El radical asumió el 10 de diciembre de 1999 y un año después ya sufría un gravísimo deterioro: apenas 21,8 por ciento de aprobación.
Pero todos los demás mandatarios estaban mejor que Milei al año de mandato. En diciembre de 2015, Macri registraba 52,3 por ciento de imagen positiva, cinco puntos más que el 47,4 por ciento de Milei. Alberto Fernández tuvo que lidiar con la pandemia, pero tenía 57,6 por ciento, viniendo de números incluso mayores en los meses anteriores. Y los datos de los Kirchner estuvieron muy por encima: Néstor 79,4 por ciento de aprobación; Cristina al año del primer mandato (2008) 74,5 por ciento y al año del segundo mandato (2012), 79,4 por ciento de opiniones buenas o muy buenas.
Las expectativas son todo
Bacman evalúa que el 47,5 de imagen positiva de Milei se basa principalmente en la expectativa de que las cosas mejoren. “Cuando se le pregunta a los encuestados si la economía en el país y en su casa va a mejorar, el 49,3 cree que la Argentina va a andar mejor y en su hogar, la expectativa es un poco más baja: el 46,3 tiene una mirada positiva hacia adelante. O sea que todo apunta a la esperanza en el futuro. A esto se agrega que un 47 por ciento cree que el rumbo es el correcto, básicamente por la baja en la inflación, terminar con el déficit fiscal y pasar la motosierra por el Estado. Y también, por primera vez, en el CEOP empezamos a medir un Indice de Optimismo, pidiéndole a la gente que ubique su optimismo entre 1 y 10. El promedio nos dio casi cinco puntos, o sea un punto intermedio. Yo diría que todos estos indicadores explican el capital político libertario: contiene a un electorado de derecha, sustancialmente anti-peronista y sumamente elitista”.
Los apoyos fueron cambiando
“Poco después del triunfo de Milei, le preguntamos a la gente cómo se auto-ubicaba políticamente -resume el titular del CEOP-. El 48 por ciento dijo que se consideraba oficialista, el 20 por ciento independiente (la mayoría con buena opinión de Milei) y apenas un 32 por ciento de opositores. La atracción fueron sus tres argumentos: la casta es el enemigo, soy muy distinto a todos los anteriores y hay que destruir el Estado. Con los meses, la principal consigna se fue cayendo: está claro que el ajuste no lo está pagando ninguna casta sino los sectores medios y bajos de la sociedad. Se produjo entonces un fenómeno muy particular. Los jóvenes de nivel social y económico bajo se desilusionaron de Milei, pero se incorporaron adeptos del PRO, desilusionados con Macri. Ahora, este diciembre, los que dicen ser oficialistas están en un 40 por ciento, pero sólo el 21 por ciento constituyen núcleo duro. Se fueron una parte de aquellos jóvenes fanatizados. Es decir, Milei tiene quienes lo apoyan, pero lo hacen con menor compromiso. El núcleo duro es incondicional, la periferia es más crítica y está pendiente de los resultados económicos. Ojo que pueden perder la paciencia muy rápido”.
La economía y algo más
Desde ya que buena parte de las subas y bajas en las opiniones tendrán que ver con la marcha de la economía, pero algunos factores influyen de distinta manera:
- La interna en el peronismo debilita a la oposición y sus argumentos. Es más, refuerza el discurso del oficialismo sobre la casta de los partidos tradicionales. Pero, además, en general, la oposición no parece encontrar el rumbo por ahora.
- La feroz ofensiva contra los jubilados golpea a la Casa Rosada: el tremendo maltrato a los adultos mayores repercute en casi todos los hogares. Los jubilados no tienen poder de movilización, pero crean una fuerte empatía.
- El escándalo con el senador Edgardo Kueider exhibe tramas oscuras y movimientos de Milei que encajan con lo que antes él llamaba casta. La Libertad Avanza se nutrió de personajes dudosos y en el camino sumó a otros, igual de dudosos.
- La guerra con el PRO adelanta confrontaciones, algunas ruidosas, otras más silenciosas. No faltan los que predicen carpetazos, operaciones mediáticas a todos los niveles.
- El alineamiento con Estados Unidos no tiene, tradicionalmente, respaldos en la sociedad. Las giras con la ultraderecha internacional no parecen influir, pero eso es sólo por ahora.
Es cierto que pocos pronosticaban que Milei, con la violencia del ajuste y un día a día delirante, llegaría a un año de mandato con el 47,5 de respaldo. Pero -como explicó Bacman- , los apoyos cambiaron hacia el sostén de sectores de mayores ingresos, que exhiben un respaldo menos sólido y los números son peores que los de cualquier otro presidente -salvo De la Rúa- al cumplirse 12 meses de haberse puesto la banda presidencial.