En el estado de Turingia, Alternativa para Alemania consiguió una amplia victoria con cerca del 33,5 por ciento de los votos, por delante de los conservadores de la CDU con el 24,3 por ciento.
El partido alemán de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ganó el domingo las elecciones regionales en Turingia y le pisaba los talones a los conservadores en Sajonia, unos resultados sin precedentes desde la posguerra y un duro golpe para el canciller Olaf Scholz, según sondeos a boca de urna. Estos comicios se celebraron en un ambiente especialmente tenso, más de una semana después del triple asesinato con cuchillo imputado a un sirio en Solingen, un ataque que conmocionó a Alemania y reavivó el debate sobre la inmigración.
Un resultado histórico
En Turingia, un estado del este de Alemania, el ultraderechista AfD logró una amplia victoria con cerca del 33,5 por ciento de los votos, por delante de los conservadores de la CDU (24,3 por ciento), según las primeras encuestas al cierre de los colegios electorales. «Estamos listos para asumir las responsabilidades de gobierno», dijo a la televisión pública el dirigente de la AfD en Turingia Björn Höcke, una de sus figuras más radicales.
La victoria de AfD en Turingia es algo inédito en el país desde la posguerra, aunque es poco probable que dirija la región, ya que las demás formaciones rechazan cualquier coalición con ese partido. La AfD recibió un «mandato claro para gobernar», declaró uno de sus líderes a nivel nacional, Tino Chrupalla, quien afirmó que la formación está dispuesta a «hablar con todos los partidos». La agrupación La Izquierda, del hasta ahora primer ministro regional, Bodo Ramelow, obtuvo solo el 12 por ciento cuando hace cinco años había obtenido un 31 por ciento.
En Sajonia, donde también se celebraron elecciones, el partido conservador CDU de la excanciller Angela Merkel llevaba una ligera ventaja con el 31,7 por ciento de los votos, escoltado de cerca por la AfD con un 31,5 por ciento. «Los electores saben que no vamos a formar una coalición con AfD», recordó el domingo el secretario general de CDU, Carsten Linnemann, quien defiende que su formación deben liderar las negociaciones para formar gobierno.
Mensaje para el gobierno de Scholz
El nuevo partido BSW, fundado por la destacada figura de la izquierda Sahra Wagenknecht, logró un avance espectacular con más del 10 por ciento en ambas regiones, y podría ser clave en las negociaciones. Tanto AfD como BSW sedujeron por su discurso radical contra la inmigración y por llamar a interrumpir la entrega de armas a Ucrania, una posición muy popular en esas regiones que pertenecían a la antigua República Democrática Alemana (RDA) y donde el miedo a la guerra sigue muy arraigado.
Los primeros resultados confirman un golpe duro para el gobierno de coalición del jefe de gobierno Olaf Scholz con los Verdes y los liberales del FDP, a un año de las elecciones generales de 2025. El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller cosechó entre un 6,5 y un 8,5 por ciento. Por su parte los Verdes salen del Parlamento de Turingia, y los liberales del FDP ya no estarían representados en ninguna de las asambleas regionales. Estos lander o estados federados podrían ser gobernados por amplias alianzas heterogéneas que asocien a la derecha y a la izquierda.
Los dirigentes de AfD buscaron aprovecharse de la indignación por el ataque de Solingen y acusaron a los sucesivos gobiernos federales de haber sembrado el caos. El presunto atacante, sospechoso de mantener relaciones con la organización yihadista Estado islámico (ISIS), había evitado una orden de expulsión. Bajo presión ,el gobierno de Scholz anunció el endurecimiento de las reglas de portación de armas y control de la inmigración.
La AfD, euroescéptica cuando se creó en 2013, se radicalizó tras la gran crisis migratoria de 2015, la pandemia de covid-19 y la guerra rusa en Ucrania, que debilitó la primera economía europea. El partido logró varios éxitos electorales en los últimos meses y obtuvo el mejor resultado de su historia en las elecciones europeas del 9 de junio. La exRDA resultó ser un terreno fértil para AfD, sobre todo por las desigualdades que persisten en esa zona desde la reunificación del país en 1990. La profunda crisis demográfica también influye, pese a la mejora de la situación económica.