El Gobierno griego anunció ayer que la convocatoria a elecciones, tras el cisma desatado por las duras medidas de ajuste acordadas con el Eurogrupo «no entra en los planes del Ejecutivo», tampoco «una escisión del partido gobernante».
La nueva portavoz del Gobierno, Olga Yerovasili, explicó que «las elecciones no son útiles en este momento» en una entrevista con la agencia de noticias griega AMNA.
Consultada sobre una posible escisión de Syriza, después de que algunos de sus diputados decidieron no respaldar al Gobierno en la votación sobre las primeras medidas acordadas con los socios de la zona euro, la portavoz destacó que es algo «lógico», pero se mostró confiada en que «la intención de todos (en el Gobierno) es no llegar a tal punto».
Yerovasili dijo estar convencida de que el Gobierno «logrará más apoyo» en la votación del próximo miércoles en el Parlamento, que debatirá el segundo paquete de medidas acordado con los acreedores, informó la agencia de noticias EFE.
«Hay muchas razones por las que creo que no habrá tal problema y que habrá más de 120 votos», dijo en alusión al límite de sufragios que el Gobierno se había fijado como necesario para continuar adelante.
Syriza cuenta con 149 diputados y llegó al poder tras vencer en las elecciones del pasado enero.
Respecto al acuerdo con los socios del euro, la portavoz explicó que lo que había que hacer «era dar la vuelta justo antes del acantilado y eso es lo que hicimos», dijo.
«Al otro lado había una quiebra desordenada por el «Grexit» (la salida de Grecia del euro) y todo lo que implica, en mi opinión, no era manejable. Así que fue un paso obligatorio y una respuesta a un dilema muy duro y bajo chantaje», recalcó.
En tanto, los nuevos ministros de Energía y Trabajo de Grecia hicieron ayer un llamamiento a la unidad del partido gobernante Syriza en la votación que el Parlamento celebrará el miércoles sobre las reformas acordadas con los socios del euro.
«El Gobierno se enfrenta a una votación crítica, es necesario mantener la unidad y evitar la crítica agresiva», destacó el ministro de Energía, Panos Skurletis, en el traspaso de poderes.
Las disidencias en el grupo parlamentario durante la votación de las primeras medidas condujeron el viernes pasado a una remodelación del Gobierno, en la que el primer ministro, Alexis Tsipras, sustituyó a los miembros díscolos.
Skurletis, uno de los estrechos colaboradores de Tsipras, dejó la cartera de Trabajo en manos de Yorgos Katrugalos, quien hasta ahora dirigía un viceministerio, para asumir la titularidad de Energía sustituyendo a Panayotis Lafazanis, de la corriente radical.
«Lo que se ha confirmado es que la balanza de poderes determina el resultado y nosotros nos hemos visto obligados como Gobierno y como país a llevar a cabo un acuerdo que sabemos que no nos representa», admitió Skurletis, que añadió que el Gobierno tiene que ser capaz de «paliar en la medida de lo posible las consecuencias de la austeridad».
Respecto a las promesas hechas como ministro de Trabajo, como subir el salario mínimo y restaurar los convenios colectivos, Skurletis afirmó que se mantendrán como objetivos y confió en que, con el apoyo de los sindicatos europeos, acabarán saliendo adelante.
Katrugalos llamó a mantener «la unidad de la izquierda en esta batalla, a pesar de que existan, obviamente, diferentes puntos de vista».