San Luis (LaNoticia) 06-04-2020. El viaje soñado para celebrar los 70 años se convirtió en la peor pesadilla de Teresa Petitjean, una rosarina que está en Merlo y no puede volver. Una familia amiga tramitó el permiso para que la mujer salga de San Luis, atravesara Córdoba y así llegara a Rosario en un remís. Sin embargo, en la provincia de Córdoba no la dejaron seguir avanzando. Hundida en la desesperación, ya no sabe qué más hacer para regresar a su hogar.
El Aislamiento Social Obligatorio, decretado por el presidente de la Nación, al parecer es interpretado de manera diferente en cada provincia, y esto provoca desconcierto y angustia para muchas personas, tal como le sucedió a Teresa. Mientras miles de argentinos están en el exterior intentando volver, también hay quienes están en otras provincias, y de ninguna manera pueden regresar. Incoherencias de un sistema que no tiene precedentes.
Teresa Petitjean vive sola en Rosario y cuida a otra señora mayor. Para celebrar su cumpleaños de 70 accedió a viajar a San Luis, donde la hospedaría una amiga. El 13 de marzo se subió a un colectivo, con una pequeña valija, para pasar cinco días en Merlo, pensando que pronto estaría de vuelta en Rosario, algo que todavía no sucedió.
Con la voz entrecortada y cargada de desesperación, Teresa atiende el teléfono en San Luis. “El 13 de marzo, a las 18.15, salí de la Terminal de Ómnibus de Rosario para pasar mi cumpleaños con una amiga que vive en Merlo y tiene dos hijos”, relata. La ilusión la acompañó en el viaje de ida, sin saber lo que le esperaba vivir.
El 14 de marzo llegó a Merlo, con el pasaje de vuelta para el 19 de marzo, a las 10.50 de la mañana, con la empresa Del Sur y Media Agua.
Al día siguiente de su llegada, Teresa recibió el llamado de una amiga de Rosario que le advertía que volviera pronto porque ya se rumoreaba que todo se podía cortar el transporte por el fin de semana largo de Carnaval. Alertada por este llamado, se comunicó con la empresa que le avisó que estaban trabajando con normalidad.
El 18 de marzo volvió a llamar a la empresa de transporte, y lo único que le dijeron era que habían retrasado su colectivo. En cambio de salir a las 10.50 del 19 de marzo, regresaría a las 20.20 del mismo día.
Con esta advertencia, la mujer se dirigió a la terminal de colectivos de Merlo para cambiar el pasaje de la empresa que la llevaba hasta San Luis capital, desde donde saldría el colectivo rumbo a Rosario.
“En Merlo había empezado a cerrar todo. Corría el pánico y me despidieron del hospedaje donde estaba, porque querían cerrar a toda costa” recuerda la mujer todavía atemorizada.
“Mi amiga me dijo que no me podía tener en su casa porque la iban a denunciar, y entiendo que estaba con mucho miedo, pero yo me quedaba en la calle”, rememora Teresa.
Así, y en el medio de la confusión que reinaba en la ciudad, llamó a un conocido para pedirle hospedaje. El hombre se lo dio, pero al día siguiente empezó el maltrato verbal hacia la mujer para que se fuera.
Teresa se vio en la calle, con la poca ropa que había llevado, sin más dinero, y con miedo a quedarse sin sus medicamentos.
“Tuve cáncer, y si bien hoy no estoy en tratamiento, necesito mis medicamentos, necesito volver a mi casa”, se lamenta desde la provincia puntana.
Aterrorizada recurrió a la Municipalidad donde encontró las puertas cerradas, pero un empleado la ayudó. Le dio el teléfono de Acción Social, a donde la mujer se dirigió y allí le consiguieron alojamiento en el taller de una escultora y ceramista. Allí la recibieron con los brazos abiertos. Le dieron una habitación, una cama, un baño, frazadas y come con ellos todos los días. Está contenida y se siente agradecida por la hospitalidad de esta familia, pero nada se compara con estar en la propia casa. Está sumamente agradecida a una concejala de Merlo que la llama todos los días para ver cómo está.
Una mano rosarina
Enterados de su situación, una familia amiga le envió dinero, e hizo todo para conseguir un remís que pudiera traerla. En paralelo, tramitaron los permisos necesarios de la provincia de San Luis, para poder salir, y de la subsecretaría de Transporte de Santa Fe, con el detalle del recorrido que debía hacer el auto para trasladar a la mujer hasta Rosario. Junto esto, Teresa recibió también la declaración jurada de la persona que está bajo su cuidado.
Con todos estos papeles, el domingo 29 de marzo un remís pasó a buscarla a las 5 de la madrugada para partir hacia Rosario. Sin embargo, al llegar a la localidad de Justo Daract, en el límite con Córdoba, no la dejaron continuar el viaje. “Le expliqué todo a la inspectora de tránsito, quien me confirmó que los papeles estaban en orden, pero me dijo que no podía seguir”, asegura Teresa. Y mientras que los efectivos de Córdoba son sumamente estrictos, no hay forma de que en esa provincia aclaren cómo deben ser los permisos para pasar por las fronteras.
“Yo no podía más”, confiesa la mujer que se bajó del remís y empezó a parar camiones para que la traigan a Rosario. Agotada y sin más lágrimas, Teresa regresó a la casa de la mujer que la está alojando, sin posibilidades de volver a Rosario.
“En Merlo me tratan muy bien y me están apoyando mucho, pero no quiero abusar de ellos. Ahora empieza a hacer frío en San Luis y yo no me traje abrigo. La familia que me aloja me presta, pero ¿cuánto tiempo tendré que estar así?”, se quejó la mujer que pide ayuda a través de todos los medios para que pronto pueda volver.
Fuente: www.lacapital.com.ar