El derrocado presidente egipcio Mohamed Mursi recibió una pena de 20 años de cárcel, acusado de reprimir violentamente las protestas ocurridas frente al palacio presidencial de Itihadiya en diciembre de 2012. Otros doce miembros de los Hermanos Musulmanes fueron condenados.
Según el fallo del Tribunal Penal de El Cairo, Mursi y otras doce personas fueron sentenciadas por uso de la fuerza y la violencia y retención de personas, acompañada de maltratos y tortura. Asimismo, se los declaró inocentes de dos cargos: asesinato con premeditación y porte ilegal de armas, por los que podrían haber sido condenados a la pena capital.
El abogado de Mursi, nombrado por la corte después de que se retirara la defensa original, Sayed Hamed, dijo que la sentencia es «equilibrada», pero adelantó que recurrirá ante el Tribunal de Casación.
Este caso se remonta al 5 de diciembre de 2012, cuando se desataron disturbios frente al palacio presidencial durante protestas contra Mursi. El ex mandatario, dirigente de los Hermanos Musulmanes y encarcelado en la prisión de Burg al Arab, negó los cargos en las vistas anteriores y siempre afirmó que sigue siendo el «presidente legítimo» de Egipto.
Esta es la primera sentencia inculpatoria contra Mursi, quien fue depuesto en julio de 2013 en un golpe militar liderado por el entonces jefe del Ejército y actual presidente, Abdel Fatah al Sisi, tras varios días de multitudinarias protestas. Además de Mursi, fueron sentenciados a la misma pena varios dirigentes de los Hermanos Musulmanes, entre ellos Esam el Arian, vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui.
Otras dos personas recibieron una pena de diez años de cárcel durante la sesión final del juicio, que duró apenas diez minutos y en la que estuvieron presentes nueve de los procesados, mientras que seis fueron sentenciados en rebeldía.
El ex presidente afronta otros juicios por insultar a la judicatura, huir de una cárcel durante la revolución de 2011 que derribó a Hosni Mubarak y entregar información clasificada a países y organizaciones extranjeras.