El histórico acuerdo alcanzado el sábado en La Habana incluye la remoción, limpieza y descontaminación de territorios en los que hay presencia de minas antipersonales. “Un paso gigante hacia la paz”, dijo el delegado de Santos.
El gobierno colombiano y las FARC anunciaron en La Habana un histórico acuerdo que incluye el desminado, limpieza y descontaminación de territorios en los que hay presencia de minas antipersonales. El anuncio es el resultado de la última etapa del diálogo que llevan adelante el gobierno colombiano y las fuerzas guerrilleras desde hace dos meses en La Habana.
El acuerdo fue revelado ayer por representantes de los países garantes del proceso de paz -Cuba y Noruega-, junto a los equipos del gobierno de Colombia y las FARC, encabezados por sus jefes negociadores, Humberto de la Calle e Iván Márquez. Los representantes de Cuba y Noruega, Rodolfo Benítez y Dag Nylander, leyeron un comunicado en el que celebran el pacto. “Se trata de un acuerdo para avanzar en la construcción de confianza y con el fin de contribuir a generar condiciones de seguridad para los habitantes que se encuentran en zonas de riesgo por la presencia de minas”, afirmaron.
Por su parte, De la Calle afirmó en una posterior declaración que el Ejecutivo colombiano y la guerrilla trabajarán en conjunto para limpiar los territorios de minas terrestres en una operación que será coordinada por Noruega. “La propuesta de desminado es un primer paso, pero un paso gigante hacia la paz, esto es una muestra de que estamos trabajando en la dirección correcta”, dijo el representante del gobierno colombiano, quien además destacó la importancia de que efectivos del ejército colombiano y miembros de las FARC colaboren en un proyecto común en los más de 50 años de conflicto. “Será un trabajo en el que participarán miembros representantes de las FARC, sin uniforme, sin armas y previa suspensión temporal de las órdenes de captura, de acuerdo con la ley, para brindar la información requerida y acompañar el proceso de desminado”, indicó De la Calle en su declaración.
Por otro lado, el jefe negociador de las FARC, Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, sostuvo que se trata de una jornada memorable para el proceso de paz. “Vamos por buen camino, hemos logrado un acuerdo humanitario que contribuirá al enfriamiento de la guerra”, dijo.
El Batallón de Desminado del Ejército Nacional de Colombia (Bides) se encargará de la limpieza y desminado de las zonas. Además, indicó que todo el proceso se realizará en un “marco de diálogo” con las comunidades de los territorios donde se lleve a cabo el desminado y brindando información a los ciudadanos de esas zonas.
Esta semana el proceso tuvo además un hecho inédito considerado como un paso firme hacia el fin del conflicto: la visita de un grupo de altos mandos militares que sostuvieron un histórico cara a cara con la guerrilla para perfilar propuestas de un alto el fuego definitivo. La delegación, conformada por cuatro generales y un contraalmirante, se incorporó a los diálogos de paz en La Habana, en la denominada Subcomisión de Fin del Conflicto, que funciona en paralelo a la mesa de negociación.
También cobró fuerza el respaldo internacional al proceso, que recientemente sumó el aval de Estados Unidos, que nombró a un enviado especial, Bernard Aronson, quien visitó en secreto La Habana el pasado fin de semana y se reunió con ambas delegaciones de paz.
Colombia es uno de los países con más minas antipersonales del mundo y con más explosivos de este tipo en todo el continente americano. Las minas causaron 11.403 víctimas, entre muertos y heridos, desde 1990 hasta enero de 2015, según la Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal del gobierno colombiano. En 2013, todavía se reportaban nueve víctimas por día, de acuerdo con la ONG Campaña Colombiana contra Minas. Además, según estimaciones de la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonales, cerca del 40 por ciento de las víctimas son civiles, muchos de ellos niños. De hecho, el organismo estima que Colombia es el segundo país, detrás de Afganistán, con más niños víctimas de ese tipo de artefactos.