Finkman destacó «la cantidad de reformas» que impulsó el Gobierno de Cambiemos en el último año como «la liberación de la cuenta capital, la reducción del impuesto a las exportaciones, el engrosamiento de las reservas o la recomposición de las estadísticas públicas», pero reconoció que «la recesión continuó hasta prácticamente entrado el tercer trimestre y hay todavía». «La recuperación viene siendo más larga y la contracción más profunda», subrayó.
Además, el economista señaló que esa «agenda de normalización» junto a «la depreciación (de la moneda) impactó en los sectores más vulnerables, el aumento de tarifas impactó en la clase de media, (a lo que se suma) algo de destrucción de puestos de trabajo en la construcción y Brasil en el sector automotriz, junto con la incertidumbre del proceso de transición».
Por eso, Fink marcó entre los «desafíos» que «la política económica y la política tienen que manejar» mencionó «la recesión, la inflación, la inercia inflacionaria, el gradualismo fiscal y la fuerte dependencia de los mercados para financiar un déficit fiscal todavía algo elevado».
Sin embargo, destacó que ahora «Brasil, que nos quitó crecimiento, se está recuperando y nos va a dar crecimiento. Además, tenemos buenas perspectivas para la cosecha, reactivación de la obra pública y empezamos a ver una mejora marginal, pero mejora al fin, del mercado de trabajo».