Vulgarmente denominamos así a aquel siniestro que posee la característica de tener como protagonista “un solo vehículo”. Las dos tipologías de impacto que lo comprenden son: Contra Objeto Fijo (árbol, columna, alcantarilla, etc.) y Vuelco. La evolución de este siniestro a la mitad de la década presenta un aumento de casi un 8 % (7.93), desconociendo las causas que lo provocan…
Sin perjuicio del correspondiente análisis científico a desarrollar, a nuestro criterio (Instituto de Seguridad y Educación Vial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), presenta INDICIOS de problemas en el diseño, construcción y mantenimiento de la infraestructura vial que provocan siniestros o que no brindan “chances” para corregir el error humano.
Desde este espacio pensamos que debemos encarar la temática, en el marco de hechos viales que al decir de Pablo Wright son hechos sociales, que forman parte de una sociedad y de una cultura más amplia. Por lo tanto la pedagogía como disciplina hace un aporte fundamental, a la hora de investigar las dinámicas y mecanismos a través de los cuales son aprendidos esos códigos culturales, posicionándose desde una perspectiva crítica y utilizando sus herramientas conceptuales para intervenir en la realidad cultural y generar modificaciones que apunten a revertir las consecuencias actuales del transitar.
Generación Y
Y tomando como base que estamos de acuerdo que los incidentes viales son hechos sociales queremos presentar otra hipótesis, sin el ánimo de desmerecer otras, sino todo lo contrario, queremos darle vida al binomio `incidentes viales = hechos sociales´. Y para ello vamos a tomar al 52 por ciento de la fuerza laboral que son la generación que ya está conviviendo con nosotros, una fuerza laboral que de a poco cambia las reglas. Algunos piensan que son un mal necesario, y comienzan a cambiar sus estrategias para retenerlos después de perder tiempo y dinero a causa de empleados que simplemente desaparecen del mapa. Otros recurren a libros de auto-ayuda para jefes desorientados. Y hay quienes bendicen a esta nueva generación, que nació entre 1980 y 1995 y que proclama que no tiene miedo de perder el trabajo y que quiere disfrutar de la vida. Son los denominados Generación Y. Su manera de actuar simboliza varios de los valores de la Generación Y: conocimiento tecnológico, facilidad para acceder a la información, poco respeto por la jerarquía, cultura colaborativa 2.0…Con defensores y detractores, la filosofía de vida de estos jóvenes de hasta 33 años, empleados y también consumidores, es motivo de análisis en el campo económico, social y psicológico.
La revista Time estuvo dedicada a los Millennials, con un título que despertó la polémica: The me, me, me generation, o La generación yo, yo ,yo. Los presenta como egocéntricos, sacándose fotos constantemente para subirlas a las redes sociales, narcisistas y vagos (menos para mandar un promedio de 88 mensajes de texto por día) ya que un 40 % no quiere un trabajo con responsabilidades importantes. Además de su manejo natural de la tecnología, una particularidad marca la diferencia con sus padres y abuelos. Más personas de 18 a 29 años viven con sus padres que con una pareja, según un informe de la universidad de Clark. Se trata de una situación que también les da más libertad a la hora de decidir dejar su trabajo, aunque todavía no tengan otro. Son más proclive a las transgresiones debido a esto último…
Los Y saben que nadie puede comprar más tiempo que el que tiene destinado, y así toman la antigua premisa del poeta romano Horacio (65aC-8aC): carpe diem, o goza el día, es decir, viven el presente. En este contexto, Casas Rúa habla de una juvenilización social, «el mandato de la felicidad, natural de los Y, se hace permeable a los adultos. Antes las doctrinas estructurales concebían al trabajo como sacrificio. Ahora veo que muchos tienen el mismo deseo de bienestar».
Es indudable que existe un cambio de paradigma. Los Millennials (Generación Y) tomaron conciencia, en un grado mayor que sus predecesores, de que la vida es una y tiene un final. «Todo puede pasar», dicen en la encuesta reciente de PwC, y se refieren no sólo a debacles económicas, sino también a desastres naturales, inseguridad, enfermedades y epidemias, que llegan a su conocimiento en forma inmediata a través del mundo globalizado e hiperconectado. Basta recordar que muchas primicias se dieron a conocer instantáneamente a través de Twitter, como por ejemplo el aterrizaje de emergencia de un avión de US Airways en el río Hudson, en 2009.
A modo de cierre creemos que estas características y que más del 80 por ciento usan y abusan de los Smartphone y a la hora de moverse en escenario de la seguridad vial lo hacen manejando un vehículo, innovando y creando los peatones tecnológicos, etc. Asimismo creemos que estos rasgos negativos como la hiperconectividad tenga mucho que ver en el aumento de los siniestros en solitario… Pensar en cómo hacer para que hagan foco en una cosa a la vez será el próximo desafío. O quizá, nuevamente, serán las autoridad las que tengan que cambiar…