Hola a los seguidores de esta columna, luego de un paréntesis que nos tomamos, hoy volvemos con la habitual columna de Educación Vial, la que le ofrecimos durante todo el año pasado.
Me motiva a escribir sobre este tema dado que es común ver en los diarios la influencia del alcohol sobre los siniestros de accidentes viales, en tanto a esto en nuestro país, algunas provincias llevan estadísticas de los mismos, tal es el caso de Misiones, en la ciudad de Posadas.
“El 50 % de los siniestros, hay presencia de Alcohol y otras drogas” así precisó Alejandro Guerrero Kampf, capacitador del área de Docencia e Investigación de la Unidad Central de Emergencias y Traslados (UCEyT). Indicó que “hace cinco años el mayor problema era el consumo de bebidas con alcohol pero ahora incide mucho el uso de otras drogas legales e ilegales.
Por lo tanto desde este espacio consideramos que primero que todo debemos trabajar para generar conciencia y educación vial. Debido a ello, tenemos que poner más énfasis en cumplir las normativas vigentes, que pensar en crear más leyes.
Por otro lado debemos recordar que el 90 por ciento de los casos de siniestros viales, son por errores humanos. Y sin entrar en un juego de palabras, no hablamos de accidentes, sino de siniestros viales, debido que son hechos evitables… ¿Por qué decimos esto? Razonemos de la siguiente manera, si una persona toma y sale a manejar, hay que hacerse la idea de podes matar a alguien… Esto hace que muchos de los accidentes no son fortuitos, son totalmente evitables.
Así mismo debemos tener en cuenta lo que ya hemos hablado anteriormente, nadie controla lo que son drogas lícitas, por ejemplo una persona que toma un diazepan, no puede manejar, sin embargo, por desconocimiento o no, hay muchísimos conductores que lo toman y salen a manejar… exponiéndonos a todos los actores viales a siniestros.
Zygmun Bauman es escritor y profeta del postmodernismo. Autor de abundantes obras entre las que se encuentra Modernidad líquida que destaca la vida de los adultos presos de un sistema capitalista con libre acceso al consumismo, a la disconformidad, sujeto a lo efímero.
El sociólogo polaco Bauman acentúa que la principal característica de la adicción es la dependencia. El adicto no puede estar sin el alcohol, la comida o el trabajo. Es decir, la adicción es siempre un anhelo reprimido. El adicto espera la satisfacción de su deseo en cosas exteriores, para ello, necesita cada vez más de aquello que le produce adicción, por lo tanto, nunca está satisfecho.
Por otra parte, Bauman resalta que el riesgo está en la ambición desmedida, tanto la adicción a drogas licitas e ilícitas, al juego, al trabajo, la adicción de relación, como la adicción al sexo forman parte de una crisis de disconformidad que atraviesa la sociedad actual.
Por lo tanto, dentro del libro de Bauman Modernidad liquida se reflexiona y aclara que la adicción es una característica más de esta sociedad moderna, y que las personas susceptibles a los trastornos adictivos son principalmente aquellas que poseen una elevada sensibilidad frente a los sentimientos desagradables y una reducida tolerancia a la frustración. Ambas cualidades muestran la incapacidad de delimitarse. Los adictos están inundados de sentimientos negativos. No pueden delimitarse hacia adentro frente a esos sentimientos y por lo tanto son incapaces de delimitarse hacia afuera.
El sociólogo Zygmun Bauman dijo: «Es el carácter consumista de la sociedad moderna una de las principales causas que alimenta el deseo desmedido de los individuos. Pero también existen otros factores que colaboran con el aumento de la adicción y tienen que ver con ésta primer faceta social consumista y son la ausencia de sentido a la vida y la ruptura de vínculos fuertes en el seno familiar».
Bauman concluye diciendo que la modernidad es un periodo en el que se exacerban las adiciones y en el que la sociedad está cada vez más sujeta a insertarse en una vorágine de la que los individuos no pueden despegarse.
Por último, nuestros juristas y legisladores debieran hacer una relectura de la realidad y aplicarla en la cotidianeidad tanto en las leyes, en el cumplimiento y a la hora de sentarse a pensar e ellas, fundamentalmente en la seguridad vial.