Los músicos sumaron su adhesión a la lista de artistas que el último lunes pidieron la dimisión del ministro de Cultura porteño por dudar sobre la cifra de los 30 mil desaparecidos.
Los músicos Joan Manuel Serrat, Chico Buarque y Silvio Rodríguez se sumaron a la lista de adhesiones de artistas que repudiaron los dichos del ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido y pidieron su renuncia.
En el comunicado, difundido el lunes, cuestionan la «apabullante ignorancia de los datos más elementales de Historia y geopolítica» de Lopérfido al tiempo que exigen al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, su «alejamiento de todos los cargos».
El texto completo:
En vista de las declaraciones de público conocimiento, efectuadas por el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, señor Darío Lopérfido, el pasado lunes 25 de enero, manifestamos nuestra consternación ante las afirmaciones respecto a los desaparecidos durante la última dictadura militar. Ante sus dichos de claro corte negacionista, nosotros, como integrantes de la comunidad artística, manifestamos nuestra solidaridad y apoyo a las declaraciones de los organismos de Derechos Humanos, tales como Abuelas de Plaza de Mayo y Madres Línea Fundadora, cuya miembro, Nora Cortiñas, pidió públicamente la renuncia del funcionario.
Las ofensivas declaraciones de Darío Lopérfido al cuestionar el número de desaparecidos banalizan una de las páginas más negras de la historia argentina e incurren en el arriba mencionado negacionismo, entendido como delito en países como Alemania, Francia, Austria, Israel y Polonia, entre muchos otros. Teniendo en cuenta que entre esos desaparecidos se encuentran muchos integrantes de la comunidad artística por cuyos intereses el ministro debería velar, sus dichos resultan doblemente aberrantes.
Nos negamos a entrar en la discusión numérica que se pretende instalar, pero creemos que este tipo de declaraciones, entre otras que denotan una apabullante ignorancia de los datos más elementales de Historia y geopolítica, son incompatibles con su responsabilidad institucional.
Declaramos además que ya llevamos demasiado tiempo soportando dentro de nuestra actividad a un funcionario que concentra el repudio de la gran parte de los trabajadores del quehacer teatral y cultural. Máxime cuando el flamante ministro Lopérfido concentra ahora en su persona también las funciones de director artístico del Teatro Colón y de director artístico del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). Acaparamiento este a todas luces incompatible con la dedicación y vocación que cualquiera de esas tareas, por sí sola, acarrea.
En ninguna capital cultural del mundo -y Buenos Aires se cuenta entre las diez primeras por mérito de sus artistas- un director de un festival internacional tan importante como es nuestro FIBA o director de un teatro lírico de renombre mundial como nuestro Colón es tan unánimemente resistido por la misma comunidad que da contenido y sentido a dichos espacios artísticos. Se encuentra fuera de todo lo imaginable que un director de algún prestigioso festival internacional como el de Aviñón, Edimburgo, Nancy, Iberoamericano o teatros como la Volksbühne, por poner sólo unos pocos ejemplos, descerraje tan inoportunas y sesgadas declaraciones.
Si tal fuera el caso, damos por descontado que el Poder Ejecutivo o las Juntas a quienes dichos directores responden pedirían su inmediata dimisión frente a la vergüenza nacional e internacional que dichas declaraciones representan.
Finalmente, si el presente ministro de Cultura de la ciudad pretende agitar el fantasma de un cínico revisionismo calculado, sería del más puro espíritu democrático que revisara públicamente hechos más recientes y que lo involucran de forma directa. Es por todos conocida su íntima participación en el gobierno que declaró un irresponsable Estado de Sitio en medio de una feroz crisis económica y que derivó en los sangrientos sucesos de 19 y 20 de diciembre de 2001 que terminaron con la vida de cuarenta conciudadanos. Participación esta que fue soslayada todos estos años y por la cual el señor Lopérfido jamás ha tenido la valentía de esgrimir ni una solo palabra de autocrítica y contrición tendientes a cerrar las diferencias que dividen a la sociedad argentina. Sería ese un verdadero aporte al debate social.
Por todo lo expuesto, nos dirigimos a usted, como jefe del Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires, para que instruya las medidas correspondientes, esto es, el alejamiento del señor Darío Lopérfido de todos sus cargos. La paciencia de esta comunidad artística se ha colmado.
Confiamos en el criterio del jefe Gobierno para llevar a cabo esta urgente y necesaria modificación en la composición de la cartera de Cultura.