Lucas Cabello, de 20 años, permanece en terapia intensiva del Hospital Argerich y perdió el bazo y la movilidad en manos y piernas luego de recibir tres disparos de parte de un agente de la Policía Metropolitana, presuntamente, tras una discusión. El acusado -pasado a disponibilidad- dijo que la víctima tenía un arma y alegó «legítima defensa». «Qué va a tener un arma, si tenía un sándwich de milanesa en la mano», aseguró Rubén, el padre del joven que «pelea por su vida».
El hecho ocurrió anoche en Rodríguez al 500 del barrio porteño de La Boca, y la discusión fue con un policía metropolitano que custodiaba el lugar desde hace días, por denuncias de problemas entre vecinos de otros departamentos. El agente, cuya identidad no se dio a conocer, quedó en libertad tras declarar, «se defendió» y que el muchacho, que trabaja de «trapito», estaba «armado».
Rubén Cabello, padre de Lucas, contó que su hijo tiene «la médula reventada», por lo que los médicos del Hospital Argerich le dijeron que, si sobrevive, «las manos y las piernas no las va a poder mover» más. Según contó el hombre, todo sucedió cuando el muchacho llegaba a su casa con su hija de dos años tras «comprar dos sándwiches de milanesa».
El metropolitano será indagado por el juez de instrucción porteño 35, Osvaldo Rappa, en los tribunales porteños. El subjefe de la Policía Metropolitana, Víctor Pedace, aseguró que el acusado presta servicios en la Comuna 4 y fue pasado a disponibilidad preventiva por la Auditoría Externa del Ministerio de Justicia del Gobierno de la Ciudad.
«Esto es obra de un chiflado, de un chabón que no está apto para tener un arma… es un caso de gatillo fácil», denunció Rubén Cabello y precisó que el joven perdió un testículo por un disparo. «Capaz que hubo una discusión», admitió, pero «tampoco para sacar un arma y acribillarlo».