«Somos muy optimistas, y creemos que con las condiciones políticas y económicas adecuadas, en no más de cinco años podemos ver instalado el primer parque eólico de la provincia», sostuvo el ingeniero Pablo Lerzo, coordinador del Área de Energías Renovables de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF).
Autoridades de la UNTDF y de la Cooperativa Eléctrica de Río Grande acaban de conformar «Enargat Fuego», un consorcio destinado al desarrollo eólico que obtuvo 13,2 millones de pesos de financiamiento otorgados por el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC-FITR) a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.
Los fondos serán destinados a la adquisición, instalación y prueba de actividad técnica y económica de cinco turbinas de baja potencia modelo IVS4500 de 4,5 Kw, y de tres equipos de media potencia, denominados «Eolis30″ de 33 Kw», que serán distribuidos a lo largo de la provincia para testear la generación de energía en forma individual y en red.
Además, las turbinas serán construidas por la empresa estatal INVAP (la misma que construyó los satélites argentinos ARSAT 1 y 2) porque ello «nos garantiza, no sólo el uso de tecnología nacional, sino el soporte técnico para la compra y los servicios de post venta», explicó Lerzo.
Cuatro de las torres serán instaladas en la zona norte provincial: el Paso Fronterizo San Sebastián, el Cabo Domingo, y las estancias Sara y Catalana, mientras que una quinta será ubicada en el municipio de Tolhuin y el resto en inmediaciones de la ciudad de Ushuaia, posiblemente en el Parque Nacional Tierra del Fuego o Almanza, detalló el investigador.
«La idea es estudiar la producción de los equipos en un clima de frío extremo, con el efecto que produce la corrosión salina y ante comportamientos particulares del viento en Tierra del Fuego, que a veces adquiere muy alta velocidad y se convierte en turbulencia», amplió el especialista de la UNTDF.
Si bien se realizarán tareas de estudio, como por ejemplo con unas de las turbinas de 33 Kw que solo estará conectada a un laboratorio, el resto de los equipos cumplirán funciones de abastecimiento eléctrico para viviendas individuales o colectivas.
«Así avanzaremos en aspectos importantes como los niveles de recupero de una inversión económica en esta tecnología, y en cuestiones técnicas como la inyección de electricidad a una red convencional», señaló Lerzo.
También anticipó que en un segundo escalón del proyecto, y si los resultados son los esperados, «vamos a ir a una generación de alta potencia, con parques eólicos de gran magnitud como los existentes en Chile, Uruguay o Brasil».
La presentación del consorcio «Enargat Fuego», realizada la semana pasada en Río Grande, también sirvió para difundir la culminación del denominado «Mapa del potencial eólico de la zona norte de Tierra del Fuego», una iniciativa generada en 2009 para estudiar la factibilidad de este tipo de emprendimiento en suelo fueguino.
Los investigadores instalaron cinco antenas anemométricas que midieron las velocidades y direcciones predominantes de los vientos, a 10, 30 y 60 metros de altura, durante casi dos años, además de registrar la temperatura del ambiente.
Los 60 mil datos obtenidos fueron procesados en una computadora y analizados por los físicos de la universidad fueguina.
«Hay zonas óptimas como Cabo Domingo o San Sebastián. Nos queda estudiar lo mismo en Ushuaia, donde creemos que hay zonas favorables en la costa norte del Canal Beagle», mencionó Lerzo.
«Es una forma de ir cambiando la matriz energética del país, y generando una impronta mucho menor de lo que se conoce como huella de carbono o gases de efecto invernadero. Un parque eólico puede implicar la instalación de 9 turbinas, con una inversión total de 100 millones de dólares, pero sin dudas que ya hemos dado un gran paso», afirmó el investigador.
La energía eólica es parte de un proyecto de desarrollo económico impulsado por autoridades fueguinas y del gobierno nacional, que incluye la construcción del primer electroducto submarino de América latina para transportar energía eléctrica desde Tierra del Fuego a la zona continental del país a través del Estrecho de Magallanes, e inyectar cerca de 700 megavatios al sistema interconectado nacional.
La obra que se encuentra en su etapa final de consultoría se combinará con el proyecto de generar electricidad a boca de pozo, utilizando el remanente de gas que se extraiga de los yacimientos hidrocarburíferos Vega Pléyade y Carina, situados frente a la costa de la provincia insular.