San Luis (LaNoticia) 08-10-15. Conducir un vehículo es una acción compleja que requiere de la salud completa de todo el ser humano que va a realizarla. Acabó el tiempo en el que simplemente había que aprender a conducir, conocer las señales de tránsito y tratar de no cometer infracciones. La complejidad del sistema vial requiere de nuevas disciplinas para evaluar si una persona está en su plena condición física y mental para poder conducir.
El comportamiento humano se establece a partir de la genética, la fisiología, la actitud, el aprendizaje, la cultura… la Neurociencia estudia el sistema nervioso y desde 1998 tienen en la resonancia magnética una herramienta para medir cómo funciona. La Neurociencia, conjunto de ciencias que estudian y explican el sistema nervioso y la relación mente/psiquis, tiene mucho para aportar en el tema Educación y Seguridad Vial, porque cuando hablamos de este tema estamos hablando de personas concretas que conducen un vehículo, peatones, peatones tecnológicos, ciclistas y motociclista, en un ambiente común interactuando con otras personas y frecuentemente protagonizando conflictos en la vía pública, a veces con desenlaces dolorosos debido, justamente, a las reacciones más primitivas e inconscientes que lo dominan.
El funcionamiento cerebral es el motor de las acciones humanas. Sintéticamente podemos decir que nuestro cerebro consta redes neuronales que rigen nuestras actitudes llevándonos a proceder de determinada manera, a veces instintiva y primitivamente, de ahí que sea tan importante la educación y formación del individuo dado que, cuanta más información tenga, cuanto más se haya preparado intelectual e inclusive moralmente, podríamos esperar que sus acciones sean más civilizadas y respondan a lo que se espera de él, que actúe de manera tal que ponga freno a sus instintos que lo ponen en peligro y lo pueden convertir en un ser violento más semejante a un animal que a un ser humano racional.
Los seres humanos toman decisiones a diario, todo el tiempo. Sin embargo, poco saben sobre el proceso para llegar a esa elección. El prestigioso neurólogo y neurocientífico argentino Facundo Manes, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro, indagó en busca de la respuesta.
«La toma de decisión humana resultaría de la evaluación de las alternativas de costo y beneficio. Las neurociencias están demostrando que decidimos muchas veces en forma no consciente, basados en experiencias y emociones previas y en un contexto que cambia permanentemente», explicó Manes.
Un área crítica para la toma de decisiones humana es el área frontal. «Es clave para la planificación a largo plazo y además está involucrada en la recuperación de información de otras áreas del cerebro».
Un buen ejemplo que ofreció el experto para explicar cómo el cerebro y el lóbulo frontal en particular se adaptan a un contexto que cambia es el del piloto del vuelo 1.549 de US Airways.
La aeronave despegó el 15 de enero de 2009 del Aeropuerto La Guardia en Nueva York con destino a Carolina del Norte cuando tuvo que aterrizar de emergencia en las aguas heladas del río Hudson. El piloto, el gran héroe.
«A poco de despegar, se dio cuenta de que los motores no funcionaban y decide aterrizar en el Río Hudson, salvando la vida de las 155 personas a bordo. La prensa lo llamó el `Héroe aéreo´, y resultó que tenía un lóbulo frontal intacto que le permitió adaptarse a un contexto que cambió».
Dijo Manes: «Si hubiese sido una computadora el piloto de ese avión, todos estarían muertos porque la computadora habría sido incapaz de adaptarse a un contexto que cambió abruptamente».
Hay necesidad de educar a los niños pero también a los adultos, formar a la gente para que conozca las características del desarrollo infantil, etapa de la vida que debemos cuidar entendiendo que la seguridad vial debe estar en acto en nosotros primero para poder luego transmitirla. Por otro lado y teniendo lo antes expuesto por Manes, la inteligencia artificial no resuelve los problemas, dado que hay una excesiva publicidad que los autos con altas tecnologías (Ej, autos que estacionan solos) no vienen a resolver problemas, al contrario, complejizan aún más la Seguridad Vial.
No hay seguridad posible si el destinatario no acepta y acata sus reglas y no se construye una seguridad vial de arriba hacia abajo sino al revés, primero hay que aceptar las normas y las reglas pues para algo se han estudiado y puesto en marcha pero, de nada sirven si quienes debemos cumplirlas hacemos como que no existieran transgrediéndolas constantemente.
La mejor Seguridad Vial parte de la percepción del riesgo, el respeto al semejante y el cumplimiento de las normas existentes, en primer lugar saber por qué existen y para qué.
La seguridad comienza con la conciencia del riesgo y saber qué pasa si violamos la norma.
Enseñar a percibir el riesgo es una tarea pendiente que comienza en la familia, sigue en la escuela y se afianza en el día a día en la vida social.
Por último y citando el parágrafo 3.2 del Plan de Seguridad Vial de Italia, la construcción de una cultura de la Seguridad Vial comprende el conjunto de conocimientos y de valores que orientan comportamientos y elecciones hacia un tipo de movilidad segura y sostenible lo que implica integrar tres tipos de acciones: información, sensibilización y creación de alternativas e instrumentos.
De lo expuesto se deduce que aún queda mucho por trabajar en función de comprender los motivos por el cual hay tantos accidentes de tránsito; se insiste en la Educación Vial como una herramienta necesaria para evitarlos pero paralelamente deben realizarse acciones comunes en todas las áreas de la educación en el corto, mediano y largo plazo.
Y Además desde nuestro lugar seguimos insistiendo en la inversión en estructura, legislación, educación y tecnologías que realmente colaboren a la educación vial.