La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, denunció que «desde 1991, la Concacaf (Confederación de Norte, Centroamericana y el Caribe) y la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) usaron sus posiciones para solicitar sobornos a cambio de derechos de transmisión por televisión y de marketing, y así una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo». «Era la Copa del Mundo del fraude y hoy les hemos sacado tarjeta roja», dijo Richard Weber, director del departamento de investigación del IRS, la agencia tributaria norteamericana.
Tras la detención en Zurich de 7 altos dirigentes de la FIFA, acusados junto con otros 7 imputados de aceptar sobornos, asociación ilícita y corrupción, cuya extradición reclama Estados Unidos, Lynch destacó que sólo por la Copa América Centenario, que se celebra el próximo año en EEUU, se movieron en sobornos 110 millones de dólares. También consideró afectadas por la trama de corrupción la elección de Sudáfrica como sede del Mundial de 2010 y la elección presidencial de 2011.
El director del FBI, James Comey, por su parte, subrayó el esfuerzo de la investigación, que ha durado años, y señaló que «nadie está por encima de la ley».
«Es un gran día para los aficionados al fútbol y aún mejor para los que luchan contra el lavado de dinero y la evasión de impuestos», dijo Richard Weber, director del departamento de investigación del IRS, la agencia tributaria de Estados Unidos. «No se trata de fútbol, sino de justicia y de cumplir la ley. Lo hicieron buscando su ganancia personal, no por el juego, sino por su propia avaricia», dijo sobre los acusados, entre quienes hay destacados miembros del fútbol latinoamericano. «Era la Copa del Mundo del fraude y hoy les hemos sacado tarjeta roja», usó Weber un símil futbolístico.
«Las imputaciones demuestran una corrupción que es rampante, sistémica y profundamente enraizada tanto fuera como aquí en Estados Unidos», aseguró la fiscal general Lynch, quien supervisó la investigación inclusive antes de ocupar su actual cargo.
Según confirmaron las autoridades estadounidenses, el uruguayo Eugenio Figueredo y Jeffrey Webb (Islas Caimán), ambos vicepresidentes del ente rector del fútbol mundial, están entre los detenidos durante la reunión en que se ultimaban los detalles de la elección del viernes, en las que se perfila como ganador para un nuevo período al actual presidente Joseph Blatter.
Más tarde, la justicia suiza anunció que arrestó a otro directivo, lo que elevó a siete la cifra de apresados, informó el Ministerio de Justicia suizo en un comunicado.
Nueve de los implicados son dirigentes o ex dirigentes futbolísticos, mientras que otros cinco son ejecutivos de marketing de Sudamérica y Estados Unidos, entre ellos tres argentinos: Alejandro Burzaco, presidente de Torneos y Competencias, y Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play Group.
El Departamento de Justicia estadounidense los acusa de «crimen organizado» y de montar un esquema por el que se pagaron «más de 150 millones de dólares en sobornos para obtener lucrativos derechos mediáticos y de marketing en torneos de fútbol internacional».
Además de Figueredo y Webb, actual presidente de la Concacaf (Confederación del Norte, Centroamérica y el Caribe), también están acusados de formar parte de la trama el paraguayo Nicolás Leoz, el brasileño José María Marín, el costarricense Eduardo Li, el nicaragüense Julio Rocha, el venezolano Rafael Esquivel, el triniteño Jack Warner y el británico Costas Takkas.
Aunque no se confirmaron los nombres de los detenidos, seis de los involucrados fueron detenidos en Zúrich, según confirmó el gobierno suizo. La Justicia estadounidense, por su parte, aseguró que Webb está entre los arrestados. Según pudo saber la agencia dpa, Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, también se encuentra entre los detenidos.
Li y Rocha son presidentes de sus respectivas federaciones, mientras que Marín era jefe hasta hace apenas unas semanas de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Figueredo fue relevado también recientemente como presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
Según el comunicado de los investigadores, la mayoría de los cargos son por los sobornos pagados para obtener derechos sobre partidos y torneos en la zona Concacaf y Conmebol, clasificatorios para el Mundial, la Copa América Centenario de 2016, la Copa América, la Copa Libertadores y la Copa do Brasil, organizada por la CBF.
«Otras tramas están relacionadas con el pago y recibo de sobornos por el patrocinio de la CBF por parte de una gran empresa de ropa deportiva estadounidense, la selección del país anfitrión del Mundial 2010 y la elección presidencial de la FIFA en 2011», advirtió.
Los implicados se enfrentan a la extradición a Estados Unidos, donde podrían ser condenados a penas de hasta 20 años de prisión por fraude, lavado de dinero y obstrucción a la justicia. «Además -advierten los fiscales- Eugenio Figueredo se enfrenta a un máximo de diez años de cárcel por fraude y podría perder su nacionalidad estadounidense».
Tres de los cinco ejecutivos de marketing implicados son argentinos, entre ellos Alejandro Burzaco, presidente de Torneos y Competencias, y Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play Group. Los otros dos empresarios son el estadounidense Aaron Davidson, presidente de Traffic Sports USA; y el brasileño José Margulies, de Valente Corp. y Somerton.
Casi en simultáneo, y en una causa paralela, la fiscalía suiza abrió una investigación por indicios de criminalidad en la concesión de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, por lo que se incautaron de datos electrónicos y documentos en la sede central de la FIFA.
Los investigadores sospechan de la existencia de negocios fraudulentos y lavado de dinero, aunque las investigaciones no se dirigen contra nadie en concreto. La fiscalía ordenó también a «diversos entidades financieras» suizas que se le suministren los datos bancarios de los involucrados.
El arrepentido había recibido una coima de 20 millones de dólares
El estadounidense Chuck Blazer, ex secretario general de la Concacaf, fue el hombre clave que colaboró con el FBI en la investigación que desencadenó el escándalo. Ex integrante del comité ejecutivo de la FIFA hasta mayo de 2013, cuando fue suspendido por 90 días por recibir un soborno, grabó en secreto las conversaciones con los dirigentes implicados en la red de corrupción. El otro hombre clave en la investigación fue Michael García, un ex fiscal y ex presidente del Comité de Ética de la Federación Internacional.
Blazer, quien estuvo en Concacaf desde 1996 hasta 2013, había anunciado su renuncia a la FIFA en octubre de 2011 cuando denunció una supuesta compra de votos de uno de los acusados, Jack Warner, de Trinidad Tobago, y Mohamed Bin Hammam, de Qatar, en la última elección de la FIFA.
El otro hombre clave en la investigación del ente estadounidense fue Michael García, un ex fiscal y ex presidente del Comité de Ética de la Federación Internacional. A pedido de la FIFA, García realizó un informe sobre cómo se eligieron a Rusia y a Qatar como anfitriones de los Mundiales de 2018 y 2022, respectivamente.
Aquel documento cayó en manos del juez alemán Joachim Eckert, quien notó «infracciones concretas en casi todas las candidaturas». Como consecuencia de ello, García le solicitó al presidente de FIFA, el suizo Joseph Blatter, que se conociera públicamente el documento pero, como nunca ocurrió, decidió renunciar al Comité al que había llegado como miembro independiente.