Fernando Camacho, principal dirigente de la derecha boliviana, exigió que renuncien Evo Morales, los senadores, diputados, miembros del Tribunal de Justicia, el Tribuna Electoral, crear una junta de Gobierno transitorio y llamar a elecciones en un plazo de 60 días.
Lo hizo al lado del dirigente del Comité Cívico de Potosí, Antonio Pumari, quien afirmó: “le pedimos al ejército que salgan de una vez por todas, y si no tienen la capacidad de hacerlo, que nos den las armas a nosotros”.
Ambas declaraciones fueron las últimas respuestas en darse el domingo en la mañana, luego de que Evo Morales anunciara más temprano una renovación del Tribunal Supremo Electoral para convocar a nuevas elecciones nacionales.
La decisión de Morales, fue: “para garantiza la paz en Bolivia”, explicó. La resolución se tomó luego de conversar con la Central Obrera Boliviana (COB) y la Coordinadora Nacional por el Cambio, con quienes acordó que era la mejor opción en vista del cuadro de escalamiento sucedido en los últimos días.
En efecto, el escenario de violencia se había agravado nacionalmente entre el viernes y el sábado por la noche. La situación de amotinamientos policiales se multiplicó en varios puntos, hasta llegar al centro del poder político en La Paz, donde se encuentra la sede de gobierno y la vicepresidencia.
“La policía abandonó al pueblo, no son todos, pero no están dando seguridad al pueblo, convoco a todos a sumarse a cuidar al pueblo”, afirmó Morales en la entrevista brindada el domingo al mediodía en Telesur.
Por otro lado, la violencia golpista también impactó el sábado sobre los medios de comunicación del Estado, como el canal Bolivia TV, la Radio Patria Nueva, y la radio de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). En ese último caso, el director fue amarrado a un árbol por quienes fueron a asaltar la radio.
La escalada del día sábado también incluyó el asedio a dirigentes del proceso de cambio y el incendio de sus hogares, como sucedió con el caso de los gobernadores de Chuquisaca y Oruro, así como de la hermana de Evo Morales, Ester Morales Ayma.
El sábado por la noche tuvo también lugar la respuesta de quienes defienden al proceso de cambio en la ciudad de El Alto, uno de los puntos de mayor apoyo a Evo Morales, marcado por una memoria histórica de revueltas y escenarios callejeros. Allí terminó la noche con los accesos a La Paz cerrados, y la decisión de impedir el golpe de Estado.
La decisión de Evo Morales de llamar a nuevas elecciones se debió también y sobre todo al informe de la auditoría presentada por la Organización de Estados Americanos (OEA), que sostuvo que las elecciones del 20 de octubre fueron marcadas por irregularidades en varios de sus aspectos, y que, por lo tanto, no podía validarse la victoria de Evo Morales en primera vuelta.
La OEA, ante esa conclusión, pidió que se vuelvan a realizar nuevas elecciones. “La OEA tomó una decisión política”, afirmó el presidente al referirse sobre la resolución presentada.
La decisión tomada el domingo a la mañana fue entonces la de busca descomprimir un escenario golpista en fase de ofensiva marcado por el cambio de situación debido al esperado resultado de la auditoría. Las respuestas recibidas por parte de la derecha confirmaron lo que se había denunciado: lo que comenzó a desarrollarse a partir del 21 de octubre fue un intento de golpe de Estado y no una búsqueda de transparencia electoral.
El panorama en el país ha ingresado en su momento de mayor incertidumbre, inestabilidad, y aumento de los posibles escenarios de violencia. Cada parte de la política, la institucionalidad, los movimientos, los diferentes actores, están bajo presión para situarse, posicionarse, buscar resolver para una salida democrática o golpista.
En ese contexto el dirigente de la COB, Juan Carlos Huarachi, afirmó en horas del mediodía del domingo: “compañero presidente le llamamos a la reflexión de que pueda asumir esta responsabilidad, si es necesario renunciar para pacificar el pueblo boliviano, lo hacemos”.
En cuanto a la Fuerza Armada Boliviana, uno de los factores centrales de un posible desenlace, Evo Morales dijo: “no tengo ningún problema en la Fuerza Armada, no las vamos a sacar a las calles, tienen otras tareas, contra el narcotráfico, el contrabando”.
Bolivia parece haber ingresado en los momentos de resolución del intento golpista que fue puesto en marcha para derrocar al presidente Morales y el proceso de cambio. Todas las piezas se encuentran en movimiento y en pleno desarrollo.