¿Hay salida para la crisis argentina actual?
Por:
Johana Gómez.
Candidata a Diputada Nacional.
Frente de Izquierda – Unidad.
Luego de las elecciones del domingo pasado, que expresaron la bronca masiva contra el gobierno de Macri, los mercados demostraron cómo funciona esta democracia donde los que gobiernan son los banqueros y los grandes empresarios. La población vota, pero el destino de las grandes mayorías lo deciden los mercados.
Rápidamente, impulsaron una corrida cambiaria que pulverizó y demolerá el salario y las jubilaciones del pueblo trabajador, que pauperizó y empeorará brutalmente sus condiciones de vida, y producirá una creciente ola de desocupación.
En los dos días que siguieron a las PASO, Mauricio Macri comenzó culpando de la escalada del dólar, de los precios y de la incertidumbre sobre la economía a quienes no lo votaron, para terminar afirmando que los únicos responsables de esta situación son él y su equipo de funcionarios.
El lunes, ante la devaluación del peso un 25% en pocas horas y al borde del abismo, el presidente dio una conferencia de prensa en la que dijo que “ante el resultado adverso al gobierno y favorable al kirchnerismo, hemos tenido un día muy malo, el dólar volvió a subir y hoy estamos más pobres los argentinos”.
Ya para el miércoles por la mañana, el discurso de Macri cambió bastante. Tanto que acompañó el anuncio de un paquete de medidas económicas de emergencia con una “autocrítica” sobre sus definiciones del lunes. Y, al mismo tiempo, le mandó un mensaje a Alberto Fernández, invitándolo a charlar. A la tarde, tanto Macri como Fernández confirmaron que finalmente hablaron por teléfono y que es voluntad de ambos mantener un “diálogo” que ayude a preservar la “gobernabilidad” y la “institucionalidad” en este momento complejo.
El Presidente destacó “la vocación” de Fernández “de intentar llevar tranquilidad a los mercados respecto a los riesgos de una eventual alternancia en el poder”. Horas después, el candidato del Frente de Todos confirmó que tuvieron “una buena charla” y que los dos están “preocupados para que esta realidad no siga golpeando a los argentinos”. “Quiero llevar tranquilidad al país y a los mercados”, dijo casi copiando las palabras de Macri.
De hecho, desde las primeras horas del lunes, cada palabra de Alberto Fernández fue adquiriendo un valor mucho mayor del que tenía antes de ganar las PASO. En ese marco, llamó la atención una definición suya respecto a las medidas que tomó el presidente Macri.
“Promueven el consumo, pero en el contexto en que se toman pueden ser muy riesgosas”, dijo el candidato kirchnerista. Se refería al bono de $5.000 para trabajadores estatales, de $2.000 para privados, de dos pagos extras de la Asignación Universal por Hijo, del aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, del aumento de las becas Progresar, entre otras medidas.
Para Fernández, las medidas de Macri serían algo así como un peligro para las finanzas estatales. Pero, vale decir que la aplicación de las mismas tendría un costo de 40.000 millones de pesos, es decir, que el paliativo que propone el Ejecutivo Nacional y que a Fernández le parece riesgoso no es más caro que lo que pierde el Banco Central cada semana por el pago de intereses de las Leliq.
Sin embargo, hasta el momento, el candidato del Frente de Todos no ha mencionado una sola medida que considere urgente para que el saqueo al bolsillo popular en curso se frene de una vez, y las mayorías populares dejen de perder poder adquisitivo.
Por el contrario, en la línea de “tranquilizar a los mercados” y respetar la “institucionalidad” y la “gobernabilidad”, el probable futuro presidente dejó en claro que no hará nada para intentar interferir en las decisiones del actual presidente durante los largos meses que quedan de acá al 10 de diciembre.
Todo hace pensar que desde el Frente de Todos, pese a la masiva votación que obtuvo con un claro mensaje contra las políticas oficiales, no estarían demasiado preocupados por parar la sangría de los salarios, de las asignaciones por hijo, de las jubilaciones y de los diversos planes sociales.
En ese sentido, cabe preguntarse y preguntarles: ¿No es momento de plantear un freno contundente al proceso en curso, que provoca incertidumbre y profundiza las penurias en la economía de las familias trabajadoras?
Precisamente, en respuesta a esta pregunta y a la situación económica argentina, Nicolás Del Caño (candidato a presidente del Frente de Izquierda – Unidad) plantea la necesidad de un plan de acción que busque ponerle un coto al saqueo que vienen protagonizando los bancos, las empresas energéticas, los grandes exportadores agrarios y demás empresarios, que vienen haciendo enormes ganancias desde hace rato y que con esta suba del dólar han redoblado sus ingresos.
Bajo tal perspectiva, se plantea la necesidad de que el Congreso Nacional sesione inmediatamente, de cara al pueblo, con transmisión televisada para tomar medidas de emergencia que defiendan el bolsillo de las grandes mayorías trabajadoras. Entre las medidas a impulsar están: que el salario aumente con la inflación, es decir, que por cada punto de suba de precios haya un punto de suba en los sueldos; que nadie cobre menos de lo que cuesta la canasta familiar actualizada; anulación de los tarifazos en los servicios públicos (agua, luz, gas y transporte) y en los combustibles para terminar con el robo al bolsillo popular, perpetrado por los grandes empresarios amigos del poder; prohibir los despidos y las suspensiones por 24 meses, y que las trabajadoras y los trabajadores tomen toda empresa que cierre o despida masivamente; y monopolio estatal del comercio exterior, nacionalización del sistema bancario y creación de un banco estatal único para evitar que los especuladores se fuguen las reservas y proteger a los pequeños ahorristas que siempre son estafados.
Por otro lado, contrariamente a lo que plantea la oposición kirchnerista y sus aliados de la CGT, la CTA y el moyanismo (que no piensan por el momento movilizar a las grandes mayorías del movimiento obrero en alianza con los sectores populares, los movimientos de desocupados, el movimiento estudiantil y el movimiento de mujeres) es necesario un paro nacional de 36 horas y un plan de lucha para que esta crisis no la sigan pagando las mayorías populares.
Pese a la voluntad de un electorado que se manifestó abiertamente el domingo pasado por terminar cuanto antes con las políticas hambreadoras de Macri, no parece estar en la perspectiva del Frente de Todos un planteo como el del Frente de Izquierda – Unidad.
La gran pregunta es qué país terminará recibiendo esa fuerza política el 10 de diciembre (en caso de ganar las Elecciones Generales de octubre) si no se implementan medidas urgentes que frenen la avanzada de los mercados. Tendrán que hacerse cargo porque la Argentina tutelada por el FMI es una Argentina de ajuste, miseria y desocupación. Si no se rompe con el FMI, el FMI romperá todo, gane quien gane.